Sindicalismo del Bicentenario (Parte 6 y final)

Empezamos con este pensamiento: “La globalización, como ideología política, triunfó sobre la derrota de la alternativa del socialismo de Estado; esto es, de la estatización de los medios de producción, el partido único y la economía planificada desde arriba”.

Seguimos con este otro: “La caída del Muro de Berlín, en 1989, escenifica esa capitulación. Entonces, en el imaginario planetario quedó solo una ruta, un solo destino final. Lo que ahora está pasando es que ese único destino triunfante también fallece. Es decir, la humanidad se queda sin destino, sin rumbo, sin certidumbre. Pero no es el ‘fin de la historia’ como pregonaban los neoliberales, sino el fin del ‘fin de la historia’. Es la nada de la historia”.

Álvaro García Linera es un académico-intelectual y político que ocupa en estos momentos el cargo de Vicepresidente de Bolivia. Él es el autor de los pensamientos anteriores incluidos en su reciente artículo “La globalización ha muerto” (“La Jornada” en línea). Por supuesto que esta es una conclusión cargada de polémica, pero que a uno lo pone a pensar.

El próximo viernes 20 de enero de 2017 empieza la era Trump en la política estadounidense antecedida por el brexit en el Reino Unido. Todo el mundo está hablando de esto: un Estados Unidos decadente pero militarmente agresivo, la vuelta del proteccionismo, los nacionalismos, la xenofobia, la multipolaridad, el cuestionamiento a los TLC; más el desprestigio de la política, el ascenso de los recién llegados (“outsiders”), la privatización de la democracia y su secuestro por el poder del dinero corporativo, el poder de los latifundios mediáticos, etc., etc.

Agréguese que el fracaso de la globalización neoliberal está dramatizado por la circunstancia de que el sistema económico planetario en que vivimos está funcionando solamente para el 1% de la población mundial; pues la riqueza que acumula este 1% equivale a la que tiene en 99% de las personas de la Tierra. El último informe de Oxfam International es demoledor a respecto.

Con base en este contexto, estamos hablando de la propuesta del SINDICALISMO DEL BICENTENARIO para el caso costarricense, de forma tal que estemos a la altura del desafío de la construcción de un sujeto sociopolítico impulsado desde la arena sindical, con amplia perspectiva ciudadana superadora del esquematismo corporativismo-gremial para, de alguna manera, brindar a las clases trabajadoras una renovada perspectiva de lucha en estos escenarios de tanta confusión, de tanto engaño y estafa electoral; de tanta incertidumbre, miedo, indignación e impotencia.

Bien lo apuntó el recientemente fallecido rebelde-pensador Zygmunt Bauman, gran intelectual de estos tiempos: “El poder se ha globalizado pero las políticas son tan locales como antes. La política tiene las manos cortadas. La gente ya no cree en el sistema democrático porque no cumple sus promesas” (“The Clinic on line”, www.theclinic.cl).

La propuesta del SINDICALISMO DEL BICENTENARIO parte de la inevitabilidad de la existencia de partidos políticos en las democracias electoreras; no pretende, ¡jamás!, sustituir a los mismos ni derivar, él, el SINDICALISMO DEL BICENTENARIO, en un partido.

El deterioro de la credibilidad y de la legitimidad de los partidos políticos solamente beneficia a la hegemonía imperante del capital y sus latifundios mediáticos que establecen la agenda del país y que la impulsan conforme a sus intereses sectarios; lo cual se posibilita cuando la pelea fundamental en el seno de esos partidos y entre ellos mismos es solamente por cargos electorales como fuentes de empleo y de buenos salarios. Por supuesto que la generalización siempre es odiosa, pero es eso lo que percibe la gente en estos momentos para el caso costarricense, con alguna excepción.

Lo que pretendemos con el SINDICALISMO DEL BICENTENARIO es aportar para un empoderamiento ciudadano real y activo y, en nuestro caso, con perspectiva laboral, obrero-social y sociopolítica; buscando aportar para que el Movimiento Sindical Costarricense ingrese a nueva etapa de su vida y dar elementos para una discusión sobre la renovación estratégica de su accionar en la sociedad; buscando generar una alta incidencia política en esos partidos, en su accionar institucional y en la toma de decisiones para que estas tengan profundo contenido de bien común, contra la desigualdad, por la inclusión social y por la protección ecológico-ambiental de nuestro entorno.

Dice el intelectual boliviano García Linera que “…con el socialismo derrotado y el neoliberalismo fallecido por suicidio, el mundo se queda sin horizonte, sin futuro, sin esperanza movilizadora”.

Ese SINDICALISMO DEL BICENTENARIO debería auscultar los primeros planteamientos que se dieron en los comienzos de nuestra vida republicana en torno a la cuestión social y al desafío de la promoción del bien común.

Al acercarnos a los 200 años de independencia con respecto a España, nos sorprenderá conocer que desde el principio de nuestra historia como nación estos asuntos eran de interés público. El reconocido y respetado intelectual costarricense, Arnoldo Mora Rodríguez, nos facilita el reto con la lectura de su pequeño pero riquísimo trabajo “Los orígenes del pensamiento socialista en Costa Rica”.

Para terminar esta secuencia de seis comentarios sobre el SINDICALISMO DEL BICENTENARIO queda mencionar el gigantesco reto de ir a beber a las refrescantes fuentes del pensamiento de los y de las compatriotas costarricenses del ayer, pero con un legado perenne y realmente vigente en estos “tiempos de confusión”.

Por ejemplo, “El lado oculto del Presidente Mora” del prestigioso ciudadano costarricense don Armando Vargas Araya es obra de lectura obligatoria para aportar a la construcción del pensamiento que tendría el SINDICALISMO DEL BICENTENARIO.
Cerramos con otro pensamiento del Dr. García Linera: “En cualquier caso, no existe sociedad humana capaz de desprenderse de la esperanza. No existe ser humano que pueda prescindir de un horizonte, y hoy estamos compelidos a construir uno. Eso es lo común de los humanos y ese común es el que puede llevarnos a diseñar un nuevo destino distinto de este emergente capitalismo errático que acaba de perder la fe en sí mismo”.

Al apostar en nuestro caso por esto del SINDICALISMO DEL BICENTENARIO, no tiene otro significado más que el de rebelarnos para no perder la esperanza.

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