Septiembre 26, 2007
Una de las formas de asustar a las personas en relación con el resultado del Referéndum del 7 de octubre es mediante la afirmación que Costa Rica está en grave peligro de perder sus exportaciones a los Estados Unidos si rechaza el TLC con ese país y que además nos convertiría en su enemigo.
Veamos que afirman los del Sí sobre la Iniciativa de la Cuenca del Caribe, ICC: “… o, esa ley puede ser suspendida en cualquier momento por el Congreso de ese país, o un país puede ser eliminado de la lista de países beneficiarios con solo que el Presidente de Estados Unidos lo decida. Esa decisión puede ocurrir por denuncias sobre el incumplimiento de ciertos requisitos impuestos por Washington… Además, tener nuestra relación comercial con Estados Unidos bajo la seguridad jurídica de un tratado internacional nos da mayor independencia frente a ellos en otros campos, como por ejemplo, en materia de política exterior… (TLC Sí Nuestra Gran Oportunidad, julio 2007).
En primer lugar, es claro que esta afirmación responde a la filosofía maquiavélica que emana del “memorando” elaborado por el vicepresidente Kevin Casas y el diputado Fernando Sánchez, al Presidente de la República y al Ministro de la Presidencia, donde se expresa _“que se debe estructurar y lanzar campaña masiva…” sin “_…tener pudor alguno en saturar los medios de comunicación con publicidad”, donde uno de los ejes de la campaña sería estimular el miedo a perder empleos.
En segundo lugar, hay que diferenciar claramente cuáles son los regímenes de exportaciones que Estados Unidos de Norteamérica tiene para países como Costa Rica y cuál es su importancia relativa. Los regímenes comerciales que ofrece Estados Unidos permiten que Costa Rica le exporte a ese país más del 90% de sus productos sin impuestos y que menos de una tercera parte del total de las importaciones de productos provenientes de nuestro país sea mediante la ICC. En el 2006 representó un 27% (http:// dataweb.usitc.gov/). Entonces es mentira afirmar que todas las exportaciones a Estados Unidos serían afectadas y que por lo tanto miles de empleos se perderían. A lo sumo estarían en eventual pérdida de exportaciones lo relativo a la ICC, pero veamos ahora que tan fácil es que se nos elimine de ese régimen comercial.
Para que Estados Unidos decida eliminar la ICC a Costa Rica tendría que aprobarse una ley en el Congreso de nuestro socio comercial o que el Presidente de Estados Unidos así lo decida, porque nuestro país se vuelva comunista o se atente contra la propiedad de ciudadanos norteamericanos, entre otros, situación que no es ni será el caso. Pero aún más: en una reunión en la Universidad de Costa Rica con el señor Michael Michaud, representante por el partido Demócrata de Estados Unidos, en conjunto con otros ciudadanos costarricenses, nos afirmó tajantemente que Estados Unidos no proporcionará represalias a Costa Rica si vota NO al TLC.
También expresó que la ICC es permanente y no será revocada (aspecto que también puede cotejarse en Bonopas, Trade Rules in the Making: Challenges in Regional and Multilateral Negotiations) y que más bien una decisión del pueblo costarricense de rechazar el Referéndum sería bien visto por una mayoría del Congreso estadounidense que considera que debe renegociarse tanto NAFTA como el DR-CAFTA (tratados comerciales de Norteamérica y de Centroamérica con República Dominicana con los Estados Unidos, respectivamente, por sus siglas en inglés). De hecho mencionó que los tratados de Estados Unidos de Colombia y Perú los forzaron a ser renegociados.
En el caso del NAFTA, se quiere renegociar, según expresó, porque el tratado México Estados Unidos y Canadá trajo como consecuencia una migración hacia los Estados Unidos sin precedentes, producto en buena parte de los subsidios de los Estados Unidos a sus productos agrícolas que hizo quebrar a muchas empresas mexicanas. Recordemos que los subsidios a los productos agrícolas de Estados Unidos no fueron objeto de negociación.
Algunos afirman que si no nos gusta el TLC nos podemos salir fácilmente; no obstante, en ese caso al haberse ratificado el TLC automáticamente salimos de la ICC, según afirma un reporte de Estados Unidos ante la OMC. En otras palabras, es fácil entrar pero totalmente inconveniente salir luego de pertenecer al DR-CAFTA porque nos quedamos sin las preferencias que se tienen con la ICC.
En conclusión, la no aprobación del TLC de Costa Rica podría convertirse en una decisión que no solo nos protegerá de un tratado comercial perjudicial para el desarrollo humano sostenible del país, sino sería un aguijón para que se renegocie un nuevo tratado con mejores condiciones para nuestros pueblos centroamericanos.
Fuente: Tribuna Democrática