También, invitó a la ciudadanía a remitir las quejas, observaciones, denuncias o comentarios que pudieran tener sobre los postulantes. Quiero aprovechar este espacio de opinión para denunciar la estratagema que encierra ese anuncio y, en general, el procedimiento abierto para designar al próximo defensor
Me refiero específicamente a que, el Jefe de Fracción del Partido Liberación Nacional anunció, muchos días antes de que se convocara al “concurso público”, que su bancada votaría para elegir como Defensora de los Habitantes a una de sus integrantes, a la diputada Ofelia Taitelbaum. ¡Vaya privilegio! ¡Otro memorándum para amedrentar a cualquiera que se le pudiera ocurrir meterse en el juego! El mensaje a la ciudadanía es claro y tiene visos de advertencia: ¡No participe, va a perder! o ¡No participe, ya tenemos defensora!
Con el apoyo de los diputados del Partido Liberación Nacional, doña Ofelia se aseguró que sería designada, pues para resultar electa solo requeriría la mayoría absoluta de los diputados presentes. Así, la diputada, independientemente de su idoneidad moral y profesional, y antes de someterse al concurrido, riguroso y estricto “concurso público”, se aseguraba ser electa.
Así las cosas, los demás candidatos se encuentran en una situación de absoluta desventaja; es más, sin ninguna posibilidad, pues tienen a toda la fracción liberacionista en contra. ¿Qué pensarán? ¿Se sentirán discriminados o, tal vez, más bien, burlados por el primer poder de la República? ¿Tendrán miedo de que les echen la maquinaria del terror encima? ¿Cómo enfrentar a otra candidata canonizada desde las alturas? Sin darse cuenta, al concursar, ¿acaso no legitiman un proceso viciado? La forma en que la fracción liberacionista ha manejado esta elección, viola los derechos humanos de los otros aspirantes, viola los principios que propician la participación ciudadana y la transparencia en el ejercicio de la función legislativa; pero sobre todo, atenta contra la institucionalidad democrática.
Por otra parte, cualquier diputado que aspira a un cargo público que corresponde designar al Parlamento –magistrados, defensor y contralor—recurre a la consabida retórica de salirse del Plenario Legislativo en el momento de la votación. Con ese gesto, se pretende disimular el privilegio y dar al nombramiento el aura de legitimidad que la democracia demanda. Sin embargo, ausentarse del recinto de votación, no elimina el privilegio y la ventaja que implica para cualquier diputado o diputada aspirar a un cargo que los mismos diputados eligen. El amiguismo, el compañerismo, las lealtades políticas, el pago de compromisos y las negociaciones políticas, ya se habrían consumado mucho antes de la votación. Pretender negar lo anterior saliendo del Plenario durante la designación, es ridículo. Espero que todos los actores de la sociedad civil se manifiesten para, de una vez por todas, eliminar este tipo de prácticas.
La forma en que la fracción liberacionista ha conducido el proceso de nombramiento del defensor, no solo deja un sabor muy amargo en la ciudadanía que confía en la institucionalidad del país, sino que permite distinguir, una vez más, la sombra de un poder superior que oscurece nuestra democracia. ¡Qué lástima! Ese nos es el partido Liberación Nacional de los padres fundadores. En realidad, es otro asalto a la institucionalidad democrática, camuflado de legalidad; un ejemplo más de la tendencia autoritaria en la que están sumiendo a América Latina.
Interpelo públicamente a la candidata presidencial del Partido Liberación Nacional, Laura Chinchilla, quién se ha autoproclamado “firme y honesta”, para que se pronuncie sobre la forma en que el partido pretende designar al defensor o defensora. Doña Laura, su pronunciamiento sobre este tema, es su oportunidad para que los costarricenses conozcamos de qué madera está hecha usted.
* Constitucionalista