Dice él que, fundamentalmente, la plata que se recaude de esos nuevos impuestos es para pagar los salarios de los empleados públicos y de las empleadas públicas del Gobierno Central, lo cual incluiría al personal de los ministerios y a quienes laboran en entidades que reciben fondos desde la cartera de Hacienda, vía transferencias.
Interpretamos la pretensión del señor Ministro de Hacienda como una especie de chantaje que, sin la menor duda, debemos rechazar tajantemente. Don Fernando ó no está midiendo con exactitud la naturaleza perversa de tal pretensión; ó, por el contrario, está impulsando una estratagema maquiavélica para incrementar, aún más, la sistemática campaña de desprestigio y de ataque feroz contra todo lo que representa el sector Público, en aras de facilitar el ya en desarrollo proceso de apropiación de todas las partes de mayor rentabilidad del mismo, para pasarlas a ciertos grupos de negocios y convertirlas en fuente de lucro mercantil.
Habida cuenta de que el proyecto “_Ley de Solidaridad Tributaria_” pese a su nombre, está inclinado a ponerle más impuestos, proporcionalmente hablando, a la “_gente de abajo_”, insistir en el falaz argumento de que se requieren nuevos impuestos para pagarle salarios a quienes trabajan para el sector Público de la administración central del Estado, implica dos cosas.
Por un lado, va a generar fricciones entre personas integrantes de una misma clase social para enfrentarlas entre sí, de tal suerte que sean los empleados públicos indicados quienes han de quedar como “_los malos de la película_”, potenciando así el estigma negativo que sistemáticamente se ha impulsado durante los últimos años contra estas personas trabajadoras, bajo la visión neoliberal extremista que tipifica como que todo lo público es malo por naturaleza.
Por otro, refuerza la política de que en materia de impuestos ningún cambio irá por la vía en que debe ir, cual es la que los conocedores en materia tributaria llaman progresividad, que es decir deben tributar más lo que más tienen que, como sabemos, son los que han venido tributando menos por el perverso carácter “_regresivo_” del sistema de impuestos en Costa Rica.
Según el decir del señor Ministro de Hacienda, todas las quincenas hay que ir a pedir prestado al mercado financiero, colocando bonos, para pagar los sueldos del indicado personal. Indica que se trata de un endeudamiento sistemático que se volverá insostenible si no hay nuevo impuestos para, insiste, en pagar salarios. Nuevamente, debemos ser enfáticos al respecto rechazando tal enfoque del problema tributario.
¿Quién es el responsable de ese déficit fiscal? Veamos: ¿la señora que atiende niños pobres en los CEN-CINAI?; ¿el policía de una cárcel que debe permanecer ocho horas en un fortín y sin posibilidad de realizar dignamente sus necesidades biológicas en tal lapso?; ¿el policía de la Fuerza Pública que debe trabajar en los barrios marginales plagados de delincuencia y exclusión social, exponiendo su vida a cada minuto?; ¿lo queda de los obreros del MOPT que, en carretera, podría ser arrasados por vehículos conducidos por choferes irresponsables como acaba de pasar con la muerte de uno de ellos?; ¿la maestra de escuela con 40 niños en el aula y muchos de ellos procedentes de hogares con problemas familiares que, por lo general, están asociadas a la estrechez económica, considerando que ya tenemos un 40 % de las familias que no les alcanza el salario para subsistir?; ¿quiénes deben promover la salud controlando la reaparición de epidemias que se suponían extinguidas?; ¿el inspector de Trabajo al que un patrono explotador le echa los perros y le amenaza con una arma solamente porque va a fiscalizar si se paga o no el salario mínimo?; ¿el o la profesional de las instituciones sociales que debe arriesgar su pellejo por atender problemas de drogadicción, violencia doméstica, agresión infantil, intervención familiar, estudios socioeconómicos para ayudas sociales, teniendo que presentarse en barriadas de alta conflictividad social?… Bueno, estos son algunos ejemplos de personas que trabajan para el Gobierno Central cuyos salarios, según don Fernando, deben pagarse pidiendo prestado y, como vemos, jamás son responsables del famoso déficit fiscal.
El señor Ministro de Hacienda sabe que ese problema de déficit puede ser atendido por otras vías y que existen muchas propuestas que no van por el lado de nuevos impuestos sobre las espaldas de quienes ya no están en posibilidades de pagar más tributos.
Además, prestigiosas entidades que estudian este tipo de problemas, que investigan estas cuestiones, se han encargado de indicar otras perspectivas y salidas distintas que no son, precisamente, las incluidas en el proyecto del Gobierno de “_Ley de Solidaridad Tributaria_”. Señor Ministro de Hacienda, debe ser el otro el camino y no culpabilizar, indirecta y subliminalmente, a los empleados públicos del Gobierno Central por el problema del déficit. Así no se vale para enfrentar un problema tan viejo.