Esta semana el astronauta Franklin Chang dijo que él votaría sí al TLC.
Confieso que me sorprendió esa declaración, sobre todo porque cuando presentaron el informe de los notables en la Asamblea Legislativa, él mismo dijo: “_…resulta inconveniente ratificar el TLC si antes no se hacen una serie de ajustes…”_ y continuó diciendo: “… Sin estos cambios estructurales de que hablamos, vincular a Costa Rica a un TLC como fue negociado, sería como conectar una manguera de media pulgada al caudal de un hidrante. No es que el hidrante sea malo, al contrario, tiene suficiente agua, pero debemos conseguir una manguera gruesa y válvulas de regulación para beneficiarnos de su caudal” (Acta de Sesión N° 8, del 14 de junio del 2006 ante la Comisión de Internacionales, Asamblea Legislativa).
En esa misma acta, afirma el Dr. Franklin Chang que el plazo para estudiarlo “…fue corto, eran días hábiles, comenzó el día 15 de julio y concluyó el 16 de setiembre del 2005, con la entrega del documento final al señor Presidente”
En las Consideraciones Finales de dicho informe, recomendaban varios ajustes, entre otros:
“…Voluntad y compromiso de Costa Rica de implementar cambios profundos en sus estructuras políticas, sociales, comerciales, jurídicas, administrativas, en modernizar su infraestructura, agilizar el proceso de toma de decisión y visualizar el futuro a largo plazo” (punto 3)
Al citar la metáfora del hidrante, para beneficiar al país del caudal dice “La agenda que esta Comisión propone es la de la manguera gruesa y las válvulas con las que se debe contar, pero no la que se está gestionando, que a todas luces se queda corta. Es aquí donde la Comisión ha encontrado una de las mayores deficiencias y la necesidad de urgente acción.” (punto 4)
Y continúa diciendo algo realmente importante: “Los logros del país en materia de desarrollo humano se han debido al estímulo simultáneo de la producción interna, a políticas e instituciones para la distribución para la riqueza, y a la inversión pública. Hay claras evidencias de que los mecanismos de solidaridad se han debilitado, al dársele prioridad a la apertura sobre otros componentes del desarrollo humano” (punto 5).
Luego agrega lo siguiente: “El TLC no implica automáticamente una disminución de la pobreza o un incremento del empleo. Estos cambios van mucho más allá del TLC y dependen más bien del fortalecimiento de la institucionalidad y el desarrollo de mecanismos solidarios, como el caso de una reforma fiscal que implique un aumento en la carga tributaria consecuente con los principios de equidad tributaria y justicia distributiva, atendiendo una mejor recaudación y un profundo examen del gasto público, su eficiencia y sus prioridades” (punto 6 de las Consideraciones Finales)
Pocas veces la institucionalidad ha sido tan cuestionada en el país, los mecanismos solidarios desmantelados junto con las instituciones que operan en ese sentido, no se volvió a hablar de la reforma fiscal, el sistema actual es regresivo para que los ricos paguen como pobres mientras sobre las espaldas del pueblo caería el peso de pagar impuestos que dejarán de pagar las corporaciones e importadores al ingresar todo libre de impuestos con el TLC.
De la necesaria eficiencia y prioridades del gasto público mejor ni hablemos, después de constatar como alegremente iban a regalar 90 milloncitos a Guyón Massey y al final nadie fue responsable de esa tremenda pifia.
Varias preguntas surgen a partir de ese sí tan rotundo para don Franklin Chang como: ¿qué fue tan poderoso para que una persona con tanto conocimiento y sensibilidad cambiara de parecer tan repentinamente? ¿Qué sentido tiene arriesgar todo el prestigio y cariño del pueblo, ingresando al cuadrilátero de una pelea tan polarizada?
En el país de los sobornos, de embajadores gringos entrometidos y las torceduras de brazo, no vale la pena exponerse como lo hace don Franklin, quien después de apoyar el TLC dijo que del Tratado nos podemos salir en cualquier momento denunciándolo porque “esa es la escotilla de salida”. ¿Recordará don Franklin Chang que al ingresar al CAFTA se renuncia a los beneficios de la Cuenca del Caribe, por lo que quedaríamos como dice el pueblo “sin el santo y sin la limosna”? ¿No se ha dado cuenta don Franklin Chang que ahora los demócratas que dominan el Senado y el Congreso quieren flexibilizar los tratados para que no sean tan duros en materia de medicamentos, laboral y ambiental? ¿No cree don Franklin Chang que es mejor rechazar este TLC, hacer los ajustes que él mismo recomendó como necesarios y apuntarnos a una nueva negociación más favorable?
En serio don Franklin: ¿qué fue lo que pasó que lo hizo cambiar de criterio?
Agosto 05, 2007
Fuente: Tribuna Democrática