1. La diferencia entre un Golpe de Estado y una Revolución es radical. El primero es la toma violenta del poder por militares generalmente guiados por un sector de la clase política, es decir por elementos internos del propio gobierno (Honduras) o bien cuando los militares se hacen directamente cargo (Huerta en México, Pinochet en Chile); en los tres casos con apoyo de los EEUU.
Pero también puede haber golpes de Estado ejecutados por las fuerzas económicas del mercado, cuando un oligopolio internacional desplaza del poder a otro. Algunos hablan de influencia excesiva del poder militar en el gobierno civil que en muchos de los casos lo llevan a cabo mediante los golpes de estado o pronunciamientos. La Revolución, por el contrario, es un profundo movimiento social de abajo, de los explotados, contra el sistema de explotación y opresión.
2. El secretario general de la OEA, José Miguel Insulza señaló el miércoles que retornó de Honduras sin acuerdo alguno. Indicó en el Consejo de la OEA que »la amnistía para lo propiamente político no debería ser una dificultad’’, pues está contemplada en la constitución de Honduras y es algo que opina podría manejarse. Indicó que el presidente de facto, Roberto Michelleti reconoció que hubo un »grado de error’’ en sacar a Zelaya del país durante el golpe. Dijo Insulza que hay una gran oposición al regreso de Zelaya. “No encontramos a nadie que estuviera de acuerdo con el retorno’’. El representante alterno de Estados Unidos, Lewis Anseelem, indicó durante la sesión que su país ha suspendido »toda ayuda no esencial’’ a Honduras y sostiene que el regreso de Zelaya es »indispensable’’. Como dicen: “golpe dado ni dios lo quita”.
3. El golpista Michelleti se siente muy cómodo y seguro como presidente de facto en Honduras. El cacareado bloqueo decretado por la OEA y el gobierno de Obama fue una farsa. El golpista se ha reído de las medidas y ha declarado que está dispuesto a resistirlas. El pueblo hondureño demostró una gran fuerza en las calles condenando el golpe de Estado y exigiendo el regreso del presidente Manuel Zelaya, pero al parecer la represión fue más fuerte y los líderes del movimiento poco pudieron hacer. El golpe de Estado de Honduras tiene muchas similitudes con el realizado Chile en 1973, pero también muchas diferencias; aquel fue más descarado y brutal porque el gobierno de Allende se había declarado socialista y porque el gobierno de los EEUU intervino de manera abierta; además la lucha de clases y su antagonismo fue clara.
4. El general Pinochet, después de su sangriento Golpe de Estado en Chile para derrocar y asesinar a Salvador Allende, estuvo en el poder 17 años (1973-90) porque contó con todo el apoyo del gobierno de Nixon y su canciller Kissinger, pero luego con todos los demás gobiernos yanquis. Pinochet además fue apoyado por los grandes empresarios y parte de las clases medias chilenas de la derecha, así como por el clero y los partidos cristianos. Michelleti y sus generales han contado con el apoyo “subterráneo” del gobierno de Obama y la Clinton, así como el de los empresarios y el clero. Aunque casi todos los países han condenado el Golpe, la realidad es que en la mayoría ha sido una condena verbal muy tibia, mucho para estar acorde a Obama y salir del paso; y eso lo sabe muy bien el golpista hondureño y sus generales.
5. La realidad es que el derrocamiento de Zelaya ha significado una derrota a la corriente de izquierda de Chávez/Morales/Correa y un triunfo de Obama y los gobiernos incondicionales a él. El gobierno de Zelaya –a pesar de sus orígenes empresariales y burgueses- se había acercado mucho al venezolano y eso, para Obama, era muy peligroso en estos años en que el balance de las fuerzas en Latinoamérica está favoreciendo a las tendencias progresistas. En este punto puede verse que el golpe de Estado en Honduras tiene claras similitudes con el de Chile de 1973 pues también Allende significaba el inicio del ascenso de gobiernos de izquierda por la vía electoral. El derrocamiento de Allende demostró una vez más que por la vía electoral no se podría construir el socialismo y fortaleció la lucha guerrillera en Nicaragua y El Salvador.
6. En los últimos 10 años se ha demostrado que sí pueden llegar al gobierno personajes de izquierda y de centroizquierda por la vía electoral. Sin embargo, fuera de los casos Venezuela/Bolivia/Ecuador, que han logrado reformar o cambiar sus Constituciones, los demás gobiernos siguen maniatados o atados por las Constituciones burguesas y eso los obliga a seguir gobernando para la misma burguesía que dijeron antes combatir; pero lo más grave es que –como sucedió en Chile y en Honduras- son víctimas fáciles de golpes de Estado mediante la acusación de que han violado la Constitución. Asumir el gobierno ha resultado menos difícil que mantenerse en él realizando los cambios más urgentes y necesarios para el pueblo. Lula, Tabaré, Bachelet, Kirchner, no han podido hacer nada para debilitar las formas capitalistas de explotación. Las han renovado.
7. Ahora los líderes de la OEA y otros gobiernos hablan de la necesidad de una “reconciliación” en Honduras, es decir, que se acepte todo lo sucedido. El gobierno golpista de Michelleti parece fortalecido porque incluso plantea que está dispuesto a resistir el tiempo necesario. Sus partidarios están puestos para realizar manifestaciones apoyadas por empresarios y medios de información. El presidente de facto está dispuesto a realizar entre unos meses las elecciones y a entregar el poder al presidente (seguramente incondicional del él) electo. El gobierno de Obama, con la instauración de bases militares en Colombia ha desviado la atención en Honduras demostrando que puede hacer cosas peores. Hoy casi nadie recuerda a Zelaya porque las bases militares son indudablemente, más amenazantes. Chávez, Morales y Correa deben cuidarse.
Fuente: *especial para ARGENPRESS.info