“La mamá de Tarzán”

Gracias a las convicciones democráticas del Diario Extra, en el campo del respeto a la Libre Expresión, ANEP publica, semanalmente, en días miércoles, esta columna.

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El Presidente Arias expresa así una especie de repudio por el sentimiento nacionalista tico, base esencial de una gigantesca y creciente resistencia ciudadana, a que nos “homogenicen”, a que nos “centroamericanicen”; por medio de un TLC que ya está mostrando resultados negativos para los hermanos países de la región, embarcados en una aprobación precipitada de carácter antidemocrático y criminal.

Al Presidente Arias le molesta que miles y miles de costarricenses, de todas las edades, de todos los sectores, de las más diversas posiciones políticas, sociales, humanistas, filosóficas, ocupacionales, culturales, religiosas, etc.; defendamos con vehemencia una particular forma de ser costarricense.

A él le molesta el férreo deseo de mantener nuestra diferencia y nuestra particularidad sociohistórica, en medio de una vorágine neoliberal que arrasa con toda diversidad, que elimina toda creatividad, que castra todo proyecto de desarrollo autónomo, que irrespeta toda forma de originalidad; que aplana conciencias, corrompe mentes y vulgariza la coexistencia en sociedad.

Claro que nos creemos “la mamá de Tarzán” (y confesamos que no entendemos bien que quiso decir el frustrado mandatario con que nos creemos “el ombligo de Buda”, pues ésta no es una expresión típica del habla popular). ¡Cómo no vamos a estar orgullosos de ser costarricenses, si las generaciones anteriores, sin mirar procedencias político-ideológicas, tuvieron la virtud de pensar en el bien común de las generaciones venideras como la nuestra de hoy en día!

Supimos ser creativos para encontrar las fórmulas de convivencia social con equidad, con posibilidades de movilidad social, con solidaridad. Es cierto que todo esto ha venido a menos desde que la ideología neoliberal domina en los sucesivos gobiernos; sin embargo, las bases institucionales principales de esas fórmulas de inclusión social no han sido barridas del todo, gracias a la persistente, plural, creativa y pacífica resistencia social y popular de todos estos años.

Lo que quiere el Presidente Arias es que renunciemos a la diferencia de ser costarricense; lo que él quiere es que nos “homologuemos” a las necesidades del sangriento capital centroamericano que se vino a nuestro país a tratar de reproducirse más rápido y con más rentabilidad, pues el saqueo histórico y sistemático de sus pueblos de origen, no dejó poder adquisitivo atractivo en sus países de procedencia.

Lo que quiere el Presidente Arias es que renunciemos a nuestra particular idiosincrasia. El no siente el orgullo de ser costarricense. Probablemente le hubiera gustado ser el Presidente de Francia o de otro país parecido. Por el contrario, quienes resistimos fuertemente el TLC de Arias y sus amigos, sí estamos orgullosos de ser ticos y, por supuesto, nos sentimos “la mamá de Tarzán”. Presidente Arias, usted ya lo sabe: Su TLC no pasará.

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