Agradecemos a Luis Paulino Vargas la posibilidad que nos brinda de entregar a ustedes la edición Digital de este importante documento de “discución en diálogo” sobre un tema tan trascendente.
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ANEP
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Prólogo
“Soñar con los pies en la tierra”, es un regalo de esperanza e ilusión que nos ofrece Luis Paulino Vargas Solís para imaginar el país que anhelamos y poner el mejor esfuerzo en hacer realidad ese sueño.
Con la acumulada experiencia académica y la costumbre del autor de analizar desde diversos ángulos los problemas nacionales y desmenuzar los finamente, este documento es fácil de leer más no simplista. Viene a llenar un vacío al ofrecer una propuesta viable para trabajar con dirección, con el propósito de lograr lo que para el holgazán son quimeras o utopías, mientras que para los luchadores son solamente retos alcanzables.
Tiene la virtud este documento de ser directo y llamar las cosas por su nombre así como señalar la forma en que las campañas de adoctrinamiento, pretenden sustituir las nociones de respeto, soberanía, solidaridad y Patria por un modelo individualista y egoísta. Igualmente señala sin ambages, cómo se gestó la fraudulenta candidatura de Oscar Arias y las consecuencias para el país de ese hecho.
Para quienes hemos asumido una posición contraria al TLC pero no deseamos se nos etiquete “de izquierda”, sea esta social, electoral, dogmática o pluralista, el documento exhibe y reconoce un amplio abanico de sectores que integran el no al TLC, reconociendo entre sus fortalezas la diversidad de fuerzas que integran la oposición al TLC. De este modo, tanto la gente de izquierda como de centro y hasta centro derecha, pueden sentirse cómodos integrantes de una lucha que va más orientada a crear una sociedad justa y democrática, que a ser parte de opciones dogmáticas o definiciones políticas rígidas.
La curiosa paradoja según la cual el_ “sí”_ al TLC es destructivo, mientras el “no” es afirmativo, nos obliga a hacer propuestas positivas que conduzcan hacia un mundo en positivo.
También reconoce que frente al poder mediático y propagandístico que dispone la derecha, enfrentarla en su terreno es como lanzarse al mar con botes de remo contra buques de guerra, sobre todo tomando en cuenta que el movimiento del No al TLC dispone para divulgar su mensaje, de grandes fortalezas y herramientas más efectivas comenzando por la relación de uno a uno, la Internet, documentales, teatro, canciones y en general el trabajo de la calle, que ofrece mejores posibilidades para manifestarse contra el TLC.
El sentido de realidad de Luis Paulino en este punto es tan grande que no aconseja perder energías tratando de buscar espacios, que no nos serán concedidos, existiendo muchos espacios y métodos en la relación uno a uno que son parte de nuestra fortaleza, entre otros el “trabajo hormiga” que ha logrado verdaderos milagros de difusión e información.
Hoy día, en el mundo todas y todos somos minorías, porque las mayorías han dejado de existir, esto obliga a que el manejo de la diversidad sea vital, y es precisamente otra de las fortalezas del No al TLC, pues precisamente la heterogeneidad y la diversidad, descontrola a quienes presionan e intentan manipular a favor del TLC, demostrando como sucedió en la campaña presidencial anterior, que no hubo correlación entre los montos gastados y la cantidad de votos que tuvieron los candidatos.
Las costosas campañas a favor del TLC confunden pero no convencen, algunas cámaras y medios de comunicación, confabulan_ “vendiendo”_ irresponsablemente el TLC como si se tratara de un artículo de consumo masivo “bueno para todos” porque precisamente la debilidad de los argumentos esgrimidos es fácilmente contrarrestada y aquí se da otra paradoja, cuentan con recursos en abundancia pero el control de la opi¬nión se les fue de las manos.
Esto ha derivado en que resulte complicadísimo contrarrestar con viejas tácticas, incluyendo el desprestigio a la lucha contra el TLC o reducirla a partidos políticos y sindicatos, porque cada semana aparecen en escena nuevos sectores que se van incorporando al No al TLC como son los ecologistas, culturales, agrícolas, cooperativistas, solidaristas, y hasta de los partidos políticos tradicionales. Estos hechos desmienten que sea un partido y los sindicatos los únicos opuestos al TLC. El ciudadano común y corriente, con malicia se pregunta “¿si es tan bueno el TLC, para qué lo anuncian tanto y porqué tantos los adversan?”.
La constante descalificación al sector contrario al TLC, ha generado tres reacciones. Dos de ellas son de aceptación o rechazo rotundo, en muchos casos fundamentado en el conocimiento del Tratado; pero la mayoría de las veces alimentado por prejuicios o desinformación.
La tercera opción, que es la más interesante, se gesta en personas que pasan de imparciales o indiferentes, a interesarse en conocer los efectos del TLC y en una mayoría aplastante, toman posición contraria porque existen tantos elementos amenazantes contra el país, que perciben el engaño y la manipulación subyacente en el Tratado y sus promotores. Descubrir que el TLC no trae un solo beneficio para la población en general, sino que está orientado al mundo grande de las corporaciones, causa tal decepción y malestar que terminan preguntándose: “¿Entonces el TLC, quien le sirve? ¿donde están los beneficios?”
Con relación a la eventual re-negociación del TLC, con gran claridad Luis Paulino pone en evidencia que “re-negociar” algo tan mal negociado no es viable, salvo que se eliminen las aperturas del ICE y el INS, se incluyan protecciones a la agricultura nacional, se limite la inversión extranjera en los términos abusivos que permitieron los negociadores, se retiren los compromisos de la UPOV, la extensión de los datos de prueba en medicamentos y agroquímicos, resguardar el agua y los servicios públicos de salud y educación. En resumen, re-negociar significa dejar el TLC en la nada, entonces la conclusión lógica es: “mejor nada de TLC”.
Renegociar el TLC en estos términos es sencillamente ridículo. Pero como si fuese poco, todas_ “las partes”_ tendrían que estar de acuerdo, no sólo Estados Unidos, sino también los demás países signatarios del Tratado tendrían que aceptar cualquier cambio.
Negociar un nuevo tratado, inevitablemente nos llevaría al mismo punto: ¡del texto impuesto, habría que rechazar prácticamente todo antes de iniciar la negociación! Y no aceptar distorsiones en los precios como subsidios, que de antemano se sabe la contraparte no desea eliminar.
La semilla de esperanza que este documento ofrece, radica en que mediante simples pasos, nos demuestra que el TLC puede ser derrotado y nos lleva más allá. Nos lleva al terreno de las propuestas viables, de esperanza y alternativas. Señala retos acompañados de propuestas y deja abierto para que sea nuestra creatividad la que desarrolle nuevas ideas y estimula el ejercicio mental, más que brindar recetas.
El año 2007 es crucial en la definición de la clase de país que deseamos. Las protestas y movilizaciones serán enormes, pero deben ira acompañadas de propuestas, sueños e ideas, ya que lo peor que nos podría suceder sería derrotar el TLC y no tener una propuesta de desarrollo como la que nos invita a realizar este libro, sería como ganar la batalla, pero perder la guerra.
Y hablando de guerra, nos preguntamos ¿Cómo pudo el gobierno negociar y peor aún, seguir tratando con un asesino el porvenir de la Patria? Eso es precisamente lo que nuestros débiles gobiernos y sus representantes hicieron al entrar en una negociación con el impopular y guerrerista gobierno de George Walker Bush, que lleva la misma mala sangre en sus venas que su pariente William Walker de tan ingrata memoria, y que fue expulsado y derrotado por costarricenses que tuvieron dignidad y lo enfrentaron.
Hoy el panorama político de los Estados Unidos cambió y los senadores y congresistas se oponen a los Tratados de Libre Comercio pues descubrieron sus grandes debilidades. Ingresar al TLC en este momento sería el peor error, puesto que existen muchas otras herramientas comerciales más simples, bilaterales, efectivas y que no comprometen al país como lo hace el TLC mal negociado.
Este libro, sin pretensiones ofrece una salida a la larga y oscura noche que impuso el neoliberalismo con su estela de exclusión, pobreza y ruina a muchos sectores, mientras unos pocos se enriquecen a niveles obscenos. Soñar con los pies en la tierra nos golpea al poner en evidencia esa cruel realidad que tenemos al frente a la que nos estamos acostumbrando y perdiendo la capacidad de asombro.
Los recurrentes recortes a los programas sociales, provocan que más ni¬ños y niñas duerman en las calles, estos a su vez se prostituyen ante la ausencia de oportunidades, los agricultores que abandonaron sus cultivos por erradas políticas aperturistas y el viejo cuento: “si es más barato im¬portar que producir, entonces importemos”– provocaron el incremento de los anillos de miseria de campesinos. La corrupción y evasión gestadas entre empresas y gobierno, afectaron no sólo al ICE y la CCSS, sino que deterioraron la salud pública, la deserción de los estudiantes de todos los niveles y la inminente aparición de las “maras” sumada a la angustia de los profesionales que no encuentran empleo. Esas realidades nos impiden mantener la capacidad de soñar.
Paralelamente, el binomio “déficit fiscal – deuda interna” se da el lujo de pagar intereses de ensueño a unos pocos, para engrosar sus bolsillos, sin necesidad de invertir en actividades productivas.
La propuesta del Tratado de Libre Comercio, simplemente es un eslabón más en esta cadena que esclaviza a muchos a la miseria y por otro lado, llena de cadenas de oro, como otro premio más, les ofrece otro atractivo: la exoneración de impuestos que fomentan el consumismo. Por eso, nos señala Luis Paulino que lo correcto sería antes tener un TLC de esta magnitud, elaborar una reforma fiscal sensata y progresiva que penalice la evasión y apoye a los sectores más débiles y vulnerables.
No podemos dejar de alabar la única cosa positiva del TLC: nos sacudió y nos puso frente a la encrucijada de seguir por el camino de la exclusión, la mala distribución y terminar de destruir el Estado de Bienestar o hacer algo. Ese algo es lo que provoca que hagamos tras leer “Soñar con los pies en la tierra”.
El uso más apropiado para este libro es leerlo en forma individual y luego crear grupos de análisis y reflexión que comenten, desarrollen estrategias y sinergia, de manera tal, que una vez derrotado el TLC en las calles, como anticipamos va a suceder, tengamos un sueño para hacerlo realidad. Si a medida que el lector o lectora vaya leyendo este libro, anote sus sueños y anhelos. Les sorprenderá la cantidad de ideas que este documento va a despertarle y el potencial nacional que tenemos si muchos nos ponemos a trabajar por hacer realidad los sueños que tenemos.
Flora Fernández
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