Tenemos mucho tiempo de insistir, de manera incasable, en cuanto a que Costa Rica ocupa una profunda transformación impositiva, una verdadera revolución tributaria. Ahora que el tan llevado y traído Pacto Fiscal está muerto, nuevamente se abre el espacio para que hablemos del tema de los impuestos con absoluta claridad.
Discúlpenos la inmodestia, pero en ANEP tenemos credenciales de sobra para hablar y cuestionar sobre el tema, puesto que durante el primer año de la tramitación del hoy fenecido plan fiscal, gastamos muchas energías y recursos, aportando ideas para que tal proyecto tuviera algo de equidad y justicia tributaria. Lo poco de verdadera equidad que tenía ese proyecto, se “malversó” (políticamente hablando), para destinarlo a pago de deuda y no a inversión social. Por eso es que nos alegra mucho que se pueda abrir un nuevo espacio de discusión sobre este tema.
Ahora conviene, nuevamente, poner el dedo en la llaga y demandar acciones políticas, legislativas y administrativas, contundentes y claras, para que el viejo pero no menos vigente principio de que “los ricos paguen como ricos y los pobres como pobres”, se cumpla a plenitud.
Le queremos indicar al nuevo Presidente cuáles son las fuentes de ingresos nuevos para que realice algunas de sus más notables promesas de campaña; por ejemplo, en el campo de la educación. Veamos:
1. Las astronómicas ganancias netas, óigase bien, netas, de los 16 grupos financieros privados que, tan solo en el año 2005, fueron de ¡57 mil 15 millones de colones!
2. Las exportaciones que generaron en ese año 2005, ¡7 mil millones de dólares!
3. Los ingresos generados por los megaproyectos turísticos, que superaron los 900 mil millones de colones (unos 1.800 millones de dólares)
4. El combate frontal a toda forma de evasión tributaria, declarando en situación de “Emergencia Nacional”, el robo de impuestos; a fin de fortalecer contundentemente la Administración Tributaria, dotándola de más personal, más equipo, más infraestructura, más tecnología, más armas legales. Si tan solo pudiera disminuirse la evasión en un 50% de una cifra conservadora de robo impositivo de 200 mil millones de colones anuales; habría 100 mil millones de colones frescos para inversión social, por ejemplo.
5. Se puede imitar el valor de Don Pepe Figueres, estableciendo un impuesto por única vez a los activos patrimoniales de las grandes fortunas para; por ejemplo, pagar las_ “pérdidas”_ del Banco Central que ahora nos quieren volver a cobrar; por segunda vez; pues, a final de cuentas, esas platas han de quedar entre los mismos. Esas grandes fortunas son, por lo general, grandes tenedores de bonos de deuda política.
Señor Presidente Electo, respetuosamente, tome nota: Este país nada en dólares, en inmensas cantidades de dólares. Las fortunas que se han amasado en estos años de neoliberalismo son impresionantes y abusivas. Es hora de que los pocos, muy pocos, que han acumulado tanto, tanto y en tan poco tiempo, paguen tributos. Los de abajo ya hemos sido suficientemente expoliados.
Tome nota usted, Sr. Presidente electo, que si bien estamos férreamente opuestos al TLC que usted defiende; si usted decide asumir un reto de justicia tributaria como el que planteamos, no dude en que contará, en esta materia, con nuestro respaldo.