El 24 de abril del próximo mes, se debe rememorar el 39 aniversario del movimiento estudiantil y de ciudadanía que tenían Patria en el Corazón.
Al momento, es un hecho histórico, como pocos en la larga historia social de este pueblo luchador.
Luego de fundado el Estado Nacional, la lista es interminable de gobernantes y presidentes constitucionales que de diferentes maneras han entregado la riqueza patrimonial, la soberanía de los y las costarricenses. Políticos en su mayoría inescrupulosos, que tienen en su hoja de vida, el extraño mérito de gestión de gobierno a favor de las grandes transnacionales.
La Compañía usamericana ALCOA, venía explotando con éxito desde años atrás los yacimientos de bauxita en San Isidro del General. Distintas administraciones habían cedido tierras a cambio de regalías , supuestamente para el erario costarricense.
En los últimos días de la Administración Trejos, a solo una semana de la entrega del poder a su sucesor, José Figueres, ganador del las elecciones en febrero de ese año, se pretendió aprobar en la Asamblea el Contrato Ley que le daba l respaldo jurídico y legal a la explotación de la bauxita en el sur del país.
Eso fue precisamente lo que se consumó el 24 de abril de 1970 en la Asamblea Legislativa.
Las organizaciones estudiantiles, trabajadores, partidos políticos y grupos diversos venían protestando en todo el país en contra del proyecto Alcoa. Para el común de la gente se trataba de un proyecto pernicioso, abusivo y enclavista, pero en el seno de la Asamblea, la contratación tenía ambiente favorable. Así el proyecto tuvo dos primeros debates favorables y para el 24 de abril se previa la aprobación definitiva.
Para la tarde de ese día, estudiantes de la Universidad de Costa Rica, que había llevado una campaña intensa contra el proyecto, convocaron a una manifestación de protesta. Jóvenes estudiantes de segunda enseñanza, además de maestros, profesores, obreros, empleados públicos y profesionales, sumaron sus voces.
El gobierno, hizo despliegue de fuerzas militares, con la soldadesca armada en puntos estratégicos, en las esquinas aledañas del recinto parlamentario. Además, fuertes contingentes de guardias civiles esgrimiendo largos y gruesos garrotes y otros con sus pertrechos de gas lacrimógeno.
La muchedumbre fue intensa y desbordaba las calles adyacentes, entonaron el Himno Nacional y canciones de hondo espíritu patriótico.
El padre Benjamín Núñez figura de la política costarricense, Rodrigo Carazo Odio, Diputado opuesto al proyecto, encendieron la multitud con sentidos discursos. Adentro, el proyecto fue aprobado con 41 votos a favor y 12 en contra.
La reacción no se hizo esperar, la juventud indignada lanzó piedras y palos a l parlamento, la policía especial abatió con fuerza a los estudiantes; tanto hombres como mujeres fueron avasallados Muchos fueron presos y hospitalizados, nubes de gas inundaron gran parte de la ciudad capital.
El gobierno de Trejos, justificó su accionar, aduciendo que era una provocación comunista. El proyecto de ley aunque aprobado, no fue Ley de la República. El movimiento del 24 de abril, ha sido olvidado. Casi 40 años después lo reseñamos en este espacio, porque fue el último gran grito de protesta del pueblo costarricense, solo emulado por las luchas nacionales contra el TLC.
Desde luego, nuestros gobernantes, 40 años después continúan por el mismo camino, abriendo espacio a las transnacionales usamericanas: plantaciones bananeras, extensas tierras para las piñeras, enajenación de la riqueza minera, cesión de mantos acuíferos y marítimos, y no olvidar las “Crucitas “
La corrupción institucional campea por doquier. Alcatel, préstamo finlandés, Ministerio de energía y minas, IDA, CNE, fondos del BCIE, además el trasiego de influencias, el clientelismo político simple y el sofisticado y el todavía no digerido suculento almuerzo en Ceruti.
En fin, el cuento es para no acabar.
Tres administraciones constitucionales, o sea 12 años de gobierno, hoy ventilan sus minucias en los Tribunales de Justicia.
La Sala cuarta, el TSE, la bicéfala administración de los Arias, son también parte de este recuento. Somos un pueblo inducido a la corrupción. Trémulo e ingenuo a veces. Pero un pueblo que en el fondo de su alma, en su inconciente colectivo no olvidará los hechos patrióticos del 24 de abril de 1970.
* Historiador, testigo presencial.