Como artistas, este personal profesional decidió hace 10 años sumarse a las filas de la organización en la que militamos, reconociéndose como trabajadores, pues como tales se ven obligados, día a día, a defender sus derechos laborales y, por ende, a fortalecer esa noble institución cultural que es la OSN.
No obstante, esta celebración debió contar con varias actividades a lo largo de todo el año y no circunscribirse a dos conciertos. Consideramos que los jerarcas de esta institución quedaron en deuda con los trabajadores y con el público, ya que el programa no incluyó obras costarricenses o latinoamericanas; no incluyó a todos los miembros de la orquesta en el concierto fundamental de la celebración; no incluyó obras que ejecutó nuestra orquesta sinfónica en aquella, hoy histórica noche del 31 de octubre de 1940; no se contrató a ningún solista nacional, sino que solamente solistas extranjeros que interpretaron la sinfonía de Beethoven; no se contrató a un solista de la propia orquesta, contando el colectivo de la OSN con compañeras y compañeros que tienen el nivel musical y técnico idóneo, para ser dignos representantes musicales de esta institución cultural. En fin, interrogantes son muchas y eso denota la falta de conocimiento sobre la historia, por parte de los jerarcas, de nuestra querida Orquesta Sinfónica Nacional.
Debió haber sido una celebración para recordar por mucho tiempo, especialmente sus actuales integrantes, quienes no encontraron entradas para invitar a las personas que querían que les acompañara en tan no menos histórica noche, la del 70 aniversario. Se nos dice que la administración no tomó las previsiones del caso para sus músicos pudieran tener entradas, y por otro lado se les invitó a una recepción a la cual no podían llevar ningún acompañante…realmente sorprendente.
Como sindicato, no podemos olvidar en esta celebración, los hechos ocurridos en 1971, con la famosa “reorganización” de la Orquesta Sinfónica Nacional: el despido de los compañeros músicos integrantes de la Orquesta Sinfónica Nacional de aquel momento. En una fecha tan especial como la del 70 aniversario, se debe hacer justicia y se debe reivindicar la memoria de quienes fueron despedidos, violentándose sus derechos laborales, constitucionales y humanos, causándoles un daño moral irreparable.
Paradójicamente, don Guido Sáenz, el entonces Ministro de Cultura, se refirió a los compañeros despedidos de la siguiente manera: “éstos habían sido abnegados pero son mediocres[…]”. Esto está debidamente documentado. Se trata de una frase lapidaria, ingrata y despectiva para los músicos que desde 1940 hasta 1971 mantuvieron viva la institución que hoy tenemos y podemos festejar, a pesar que trabajaron en condiciones adversas y con un presupuesto casi nulo. Esta frase, como la pronunciada por este exfuncionario público, no puede, ni debe repetirse en nuestra querida institución.
¡Honor a los compañeros despedidos en 1971: Gerardo González, Carlos Luis Jiménez, Carlos E. Muñoz, Dagoberto Loría, Ronny Castro, Roberto Valle, Jaime del Valle, Carlos Cambronero, Hermógenes Mata, Jorge Antich, Ronulfo Jiménez, Roque Solís, Bolívar Quirós, Efraín Prado, Héctor Soto, Álvaro Murillo, José Joaquín Prado, Jesús Irigansay, José Ramos, Mario Zúñiga, Mariano Prado Quesada, Mariano Prado Robles, Manuel Bonilla, Ángel Salvatierra, Jesús Brenes, Rigoberto Zúñiga, Guillermo Alvarado, Juan Bonilla
Este panorama plagado de inconsistencias aparece en un momento en el que los músicos de la Orquesta Sinfónica Nacional necesitan del apoyo de la Presidenta de la República y de los jerarcas de Cultura, de cara a la entrada en el Servicio Civil, una situación que pone en riesgo muchos salarios. Este artículo fue, esencialmente, construido con el aporte del compañero M.Sc. Luis Carlos Amador Brenes, músico violista de la OSN, Dirigente Sindical de la ANEP en esta institución cultural e integrante de la Junta Directiva Nacional de nuestra agrupación.