Aunque para algunos la función policial sea de “tercera categoría”, para otros es algo donde se ocupan quienes no sirvieron para otra cosa, e inclusive se le considera mal pagada. El que actualmente se trabaje en el ojo del huracán y del lente camarógrafo, la realidad es que ser policía es un sentimiento.
Sentimiento que produce dolor y genera tristeza, la cual nos embarga cuando alguno de nuestros compañeros “pierde” el norte y sucumbe ante las tentaciones de la corrupción.
Lamentamos los titulares en los medios con la frase “poli-cacos” porque de alguna manera se origina una generalidad sobre los uniformados; la ciudadanía no mira al ser humano, se fija en el uniforme y ante esto nos encasillan a todos por el error de unos pocos.
También se utilizan diminutivos como “tombitos”, sinónimo de irrespeto, para una profesión digna y de gran interés, desconociendo el nivel de preparación académica y técnica que ha venido alcanzando el oficial de policía.
De trabajador de “tercera categoría a superhéroe”. Resulta que en muchos casos ante una riña callejera, un perro suelto, un enfermo alcohólico en la acera, un sinnúmero de situaciones cotidianas, el “tonto”, el que no sirvió para otra cosa, el que trabaja en una profesión de “tercera categoría”, pasa a ser el superhéroe al que todos acuden.
Hemos llegado a situaciones donde una veintena de hombres observan cómo es agredido un ser humano bajo los efectos del alcohol y estos solo atinan a decir “llamen a la policía”. Es aquí donde obtengo los fundamentos necesarios para sustentar el que nuestra función está por encima de muchas otras que nos miran de reojo.
Claro, lamentamos el que algunos se aparten del sentir de un policía, que no comprendan el valor de esta noble función, pero igual nos preguntamos ¿acaso será único de esta profesión la comisión de actos contrarios a la honestidad?, ¿acaso no se detiene a abogados, ingenieros, educadores, ejecutivos, políticos y médicos entre otros, que igual se equivocan y empañan la imagen de sus compañeros?
Entonces ¿por qué se mira con mayor asombro el que un policía incurra en la comisión de algún delito, apartándose de su función de proteger a la ciudadanía? Sencillamente porque la función policial es sumamente importante, de primer nivel y como tal se debe comprender y valorar.
Recientemente un médico que, al igual que el suscrito, utiliza la sección Opinión de DIARIO EXTRA para manifestar sus opiniones cerró su comentario diciendo “para terminar con broche de oro la camisa de fuerza, en la Fuerza Pública hay ‘neonazis’”.
Según interpreto, este profesional de la medicina se refiere en plural a un asunto de repente aislado sobre la manifestación de ideología de un funcionario, a menos que tenga información contundente que no conozcamos.
Estamos conscientes de algunos abusos de autoridad, pero ¿será esto una situación única de nuestro gremio? Les puedo asegurar que no porque en la actualidad son muchas las muestras de sectores que se consideran la mejor raza del mundo, o ¿acaso no vivimos en una sociedad clasista, de apariencias, donde el consumismo y la envidia están cada día en aumento?
No comparto de ninguna manera los abusos de poder, ni el irrespeto a la dignidad humana, por eso actuamos siempre bajo el principio de legalidad y proporcionalidad, y el uso adecuado de los medios, sin embargo en muchas intervenciones uno puede percatarse de algunas personas de distintas ramas, que a la hora de ser intervenidas por la Fuerza Pública hacen manifiesto su sentimiento de odio hacia la figura del uniformado.
Quizás recuerdan alguna situación personal, de su tiempo de estudiante o juvenil, de repente alguna mala experiencia, pero ya no están frente a quien las agredió, solo miran el uniforme, por eso rechazamos todo tipo de abuso. El policía, que en su mayoría gana proporcionalmente menos, debe mantener una adecuada postura las 24 horas del día y los 365 días del año. Esto lo valoramos como algo que resalta la labor policial.
Por eso hemos utilizado estos espacios para llamar a la reflexión, también hemos brindado lo que llamamos nuestro aporte, generando una convergencia asertiva. Abogamos por un servicio de calidad, liderando el trabajo en equipo de la mano de las comunidades, pero igual hemos sido críticos y denunciamos todo aquello que consideramos inoportuno… Punto de equilibrio.
Nos involucramos en algunos procesos de modernización proponiendo desde la mesa de diálogo como miembro directivo de la Asociación Nacional de Empleados Públicos (ANEP), en procura de fortalecer la función policial y favorecer a todos, incluyendo a quienes generalizan a la hora de manifestar sus opiniones porque esa es la esencia y el sentido de ser policía, servir.