Economistas, banqueros y especialistas en desarrollo coinciden en ello. Pero, ¿cómo se percibe el asunto desde una perspectiva de “abajo”? Pues pensando en cuántos compatriotas se quedarán sin trabajo (jóvenes incluidos), pensando especialmente en mujeres trabajadoras solas, jefas de hogar; cuántas empresas micro, pequeñas y medianas quebrarán; cuánto más se deteriorarán los salarios; cuánto más aumentará el cuentapropismo y el mercado informal, golpeándose así la Seguridad Social; cómo se deteriorarán aún más los servicios públicos más importantes para la población trabajadora…
Nos dicen que la recesión gringa que nos arrastraría, impactaría, especialmente, en los campos de exportaciones, turismo e inversión. ¿Debe un sindicalismo preocuparse por ello? Nosotros pensamos que sí. Agréguese, además, que está el problema de la crisis de la deuda en la Unión Europea (UE), en varios de cuyos países (al igual que en el estadounidense), el “castigo” inmisericorde de la orgía desenfrenada de acumulación en que está sumido el capitalismo bancario-financiero neoliberal, está recayendo sobre millones de personas trabajadoras, los y las de abajo, la “gente de a pie”.
Nosotros creemos que debemos aportar nuestro mayor esfuerzo y desde nuestra perspectiva para que nuestros iguales, nuestra clase trabajadora, no sufra tanto si, efectivamente, la recesión gringa (y la europea) nos arrastrará.
Por supuesto que la opción estratégica que ha emergido con potencia demoledora es la superación de ese capitalismo financiero-bancario neoliberal anticristiano; para lo cual, será imprescindible una conjunción de diversidades múltiples en gran unidad, pero desde posiciones sectarias, fundamentalistas y dogmáticas resultará imposible ayudar a construir.
En tal ámbito de cosas, es decir, ante la necesidad de esa construcción diversa y de enfrentar la perversidad de la crisis sistémica del neoliberalismo bancario-financiero, recobra fuerza en nuestro país un esfuerzo de propuesta alternativa que desde la sociedad civil, fuera formulado hace poco más de dos años, denominado las “Diez medidas para enfrentar la crisis económica con inclusión social y productiva”; planteamiento que en abril de 2009 se le presentó al país y, específicamente, ante aquellas personas que eran ese momento precandidatas a la Presidencia de la República, incluida la actual mandataria, doña Laura Chinchilla Miranda.
La semana pasada y en este mismo espacio nos hicimos eco de planteamientos de advertencia, responsablemente formulados, por el señor economista y académico con Luis Paulino Vargas Solís; quien ha estado emplazando a la señora Presidenta acerca de que, como país, debemos tomar medidas para intentar blindarnos ante la eventualidad, ya casi real, de una segunda recesión mundial generada por la brutalidad de las políticas neoliberales en los países capitalistas centrales como EUA y la UE.
Hoy, públicamente, reforzamos nuestro emplazamiento a la Presidenta Chinchilla, al respecto de la necesidad nacional de construir ese blindaje, para indicarle que discuta con los grupos socioproductivos no solamente las propuestas de don Luis Paulino, sino las que están incluidas en las “Diez medidas para enfrentar la crisis económica con inclusión social y productiva”.
Al respecto, indicamos esas propuestas: 1. Recuperación de la función socio-productiva del sistema financiero. 2) Garantizar la seguridad y la soberanía alimentaria y el empleo agropecuario. 3) Sistema de transferencias condicionadas para promover el Trabajo Decente (“Protrabajo”). 4. Corresponsabilidad social y trabajo decente mediante infraestructura social de cuidados (reconocemos que algo ya está haciendo este Gobierno al respecto, inspirado en esta medida). 5. Hacia un nuevo papel del Banco Central: redefinición de la política cambiaria y de balanza de pagos. 6. Plan solidario para rescatar a personas altamente endeudadas. 7. “Hecho en casa”: promoción del consumo responsable y nacional, así como promoción de mercados locales justos, dirigiendo el consumo hacia la producción de bienes y servicios nacionales. 7. Estabilidad en el empleo público (también aquí reconocemos al presente Gobierno su voluntad para regularizar la estabilidad en el empleo de varios miles de personas trabajadoras interinas, pero falta por resolver otro tanto). 8. Política de recuperación de poder adquisitivo y de salarios crecientes progresivos. 10. Propiedad comunitaria en las comunidades costeras y otras formas de acceso a la propiedad.
Como se puede apreciar, desde los sectores sociales se han generado sólidas propuestas para la inclusión social; y, ahora, con miras a construir ese blindaje del que nos habla el mencionado experto aquí citado. Don Luis Paulino ha indicado que el país debe, por un lado, “revitalizar el espacio económico centroamericano como nuestro espacio económico natural”; y, “desarrollar un esfuerzo extraordinario de acercamiento a América del Sur, en especial Brasil y Argentina pero, en general, todo el bloque sureño en sus diversas expresiones”.
Nos indica este profesional que “esto es esencial a fin de contar con mercados confiables donde colocar la producción y con la finalidad de hacerse parte de mecanismos de cooperación financiera mancomunados. A su vez, esto atiende a un objetivo ineludible: crear diques de contención que frenen la marejada destructiva que viene del norte”.
Entonces, señora Presidenta, tiene usted la palabra.