«Paquetazo tributario» atenta contra el pueblo costarricense

DIPUTADO JOSÉ MARÍA VILLALTA FLOREZ-ESTRADA:

Compañeros diputados, compañeras diputadas, un saludo para los amigos agricultores y agricultoras de Costa Rica que nos visitan, en una lucha justa que estamos apoyando, ojalá que se vea pronto aquí este proyecto de ley.

Ahora que el pacto entre Liberación Nacional y los Libertarios, conocido como “pacto Li-Li”, ha quedado reducido a “La-Li”, pues doña Laura ha sido abandonada por Liberación Nacional, doña Laura se ha quedado sin partido y tiene al fantasma de los Arias instalado en la Asamblea Legislativa, un sentimiento de simpatía me mueve, respetuosamente, a sugerirle una estrategia política para el seguro éxito de sus gobierno y quién sabe, incluso, de retar a Rodrigo Arias en las próximas primarias de Liberación.

Esa estrategia consiste en asumir con decisión la lucha contra la creciente desigualdad social en nuestro país, lo cual pasa por tener la firmeza de poner límites a la voracidad de los más privilegiados, redistribuir la riqueza y recuperar para Costa Rica un modelo de desarrollo que tenga en su centro el bienestar del mayor número y la solidaridad.

A pesar de que el proyecto de reforma fiscal que trajo aquí el Gobierno, el día de ayer, lleva la palabra “solidaridad” en su título, se queda únicamente en el nombre, pues es claro que se trata de una propuesta de reforma que hace todo lo contrario, acentúa la desigualdad en vez de corregirla, pues carga la mayor parte de la reforma con impuestos sobre el consumo en vez de hacerlo sobre la renta, sobre la riqueza, sobre el capital.

Así tenemos que de los quinientos mil millones de colones que la reforma aspira recaudar, los incrementos en el impuesto de la renta aportarían únicamente el veinticuatro porciento de esos nuevos ingresos, mientras que las reformas en impuestos al consumo, como el IVA, el impuestos de ventas, estarían aportando casi el setenta por ciento de los nuevos ingresos. Es una reforma recargada sobre impuestos que golpean igual al rico y al pobre que tienen que consumir bienes y servicios.

Es una reforma que le mete impuestos a la educación porque hay diputados de Liberación Nacional, que consideran que en las universidades privadas únicamente estudian ricos. Eso dijeron hoy, eso dijo hoy el diputado Víquez a la prensa, que es que solo hay ricos en las universidades privadas, y ese montón de jóvenes de escasos recursos que la pulsean trabajando doble turno del día para poder estudiar en la noche con préstamos de Conape, les quieren poner a pagar impuestos de ventas, y le quieren poner impuesto de ventaS también a los alquileres, como si no están suficientemente caros los alquileres aquí en Costa Rica, y a un montón de servicios que van a golpear a la clase media y a las clases más desposeídas, pero cuando hablamos de ponerle impuestos a los ricos, se quedan cortos.

No sé si es que están asustados de que don Luis Liberman se enoje y los regañe y ya no les quiera financiar la próxima campaña de Rodrigo Arias, pero apenas un veinticinco por ciento de los nuevos impuestos tiene que ver con reformas en la renta, ni cosquillas le quieren hacer al gran capital. No quisieron meter la renta mundial para evitar que se sigan yendo hacia afuera los capitales que se generan aquí, la riqueza que se genera aquí que es una recomendación que han dado los principales economistas para una reforma tributaria justa.

No quieren tocar a los banqueros privados, miren que han hecho clavos de oro. Solo en el 2008, según datos de la Sugef, año en que no había crisis económica, las ganancias de los bancos privados fueron cuarenta y nueve mil novecientos cincuenta y seis millones de colones, y lo que tributaron, según la Sugef, fueron apenas tres mil millones de colones, menos del diez por ciento.

Si le subieran la tasa a los bancos privados a un veinte por ciento, en vez de un quince como plantea el proyecto, se podrían haber recaudado casi diez mil quinientos millones de colones, el triple de lo que pagaron, y aún así les quedarían utilidades por cuarenta y dos mil, oigan bien, aún así, les hubieran quedado utilidades por cuarenta y dos mil y pico de millones de colones.

Pero a esos no quieren tocarlos, aquí se rasgan las vestiduras para aprobar una ley que regule los impuestos que pagan los campesinos de este país, a los que se les está cobrando como les cobran a los nuevos ricos que están construyendo nuevos moles de lavado de dinero.

Ahí sí se ponen exquisitos, pero para poner a pagar impuestos como se debe a la banca privada, a los grupos transnacionales, al capital financiero, no hay manera y sí quieren clavar los impuestos sobre los hombros de la clase trabajadora.

Nosotros creemos que se ocupa una reforma fiscal en Costa Rica, pero una verdaderamente justa y no esta, que es desigual y no tiene nada de solidaria.

Dejar una respuesta