Esa codicia desenfrenada y desorganizada de poseer riquezas por la sola obsesión de atesorarlas. Pero esta aberración de la conducta humana no es de los pueblos, no es de la gente, no es de la ciudadanía, no es de la clase trabajadora.
Estamos hablando de que tal aberración de la condición humana es de pequeños pero poderosísimos grupos económicos, ligados profundamente con la actividad financiera de los grandes megabancos y consorcios de igual especie, que están controlando el poder político en el planeta; especialmente los gobiernos de las superpotencias tradicionales como los Estados Unidos, la Unión Europea (UE), Japón.
Como nunca antes en la historia de la Humanidad (así con mayúscula), la tiranía banquero-financiera internacional nos está llevando a una debacle planetaria acabando con lo poco que había de justicia social, atacando inmisericordemente el ambiente y la ecología (que es atentar contra la vida misma), generando los más escandalosos procesos de concentración de riqueza nunca antes presenciados en la vida de nuestros pueblos.
Hemos estado leyendo sobre lo que está pasando en estos momentos en la Unión Europea (UE). Si lo conectamos con lo que ocurrió y sigue pasando en los propios Estados Unidos, vemos que todas las principales decisiones políticas de los gobiernos de esos países, están influenciadas por la parte más criminal, más genocida, más asesina de ese capital financiero: los especuladores que manejan todopoderosos bancos.
La acción política de gobiernos tan importantes en la economía mundial como el gringo, el británico, el alemán, el francés, está determinada por la hegemonía del capital financiero bancario-especulador que controla sus bancos centrales, sus ministerios de finanzas y de economía.
Esta hegemonía política dominante está incubando convulsiones sociales insospechadas, ante el cada vez más creciente número de seres humanos hambrientos y el aumento de las diferencias entre los auténticamente ricos y las gigantescas mayorías ciudadanas empobrecidas; a la vez que presenciamos la destrucción del planeta, con cada vez menos opciones de comunicación democrática, pues los grandes medios de información siguen concentrándose en pocas manos.
Los grandes sacrificios que le están recentando a las clases trabajadoras de Grecia, de España, del Reino Unido, de Italia, de Francia, de Alemania, de otros países europeos, de Estados Unidos, muestran a plenitud que la “devoción” política por el dios mercado, en particular, los mercados financieros, ha dejado a esos pueblos a su propia suerte, habida cuenta de que sus dirigencias políticas, no importa que sean de derecha o de izquierda, se arrodillan ante los dictados del capital financiero especulativo.
Tendrá que ocurrir una verdadera y extendida rebelión de la democracia para que la vida en el planeta se preserve. Debe desarrollarse una gigantesca ofensiva de subversión cívica de los pueblos amantes de la paz y de la vida, para enfrentar a esos malditos banqueros que generaron la crisis que azota a millones de nuestros congéneres de las clases trabajadoras; y que, insaciablemente, incrementando las dosis de sufrimiento y de dolor de estos pueblos trabajadores, siguen acumulando riquezas desenfrenadamente, sin control alguno, sin el mínimo pudor, sin asco.
Por eso nos ha llamado poderosamente la atención un movimiento mundial en desarrollo para, al menos, pellizcarle algo a tan abusivos capitales especulativos: es la propuesta de un impuesto sobre las transacciones financieras internacionales (ITF, por sus siglas en inglés); algo así como el inicio de un proceso planetario de rebelión de la democracia.
El ITF ha sido defendido desde hace más de una década por la ATTAC: Asociación por la Tasación de las Transacciones y por la Ayuda a los Ciudadanos, que es su nombre oficial. La ATTAC es un movimiento internacional que promueve el control democrático de los mercados financieros; movimiento que se originó en Francia, en 1998, según tenemos entendido.
Figúrense ustedes que es tan gigantesco el poder político de ese capital financiero especulativo que se mueve sin control alguno que, cada 24 horas, cada día, circula de un lado a otro, de un país a otro, sin el menor control, ¡3 billones de dólares!. Datos de ATTAC nos indican que de esa sideral cantidad, menos del 2 % se utiliza en el comercio mundial o en inversiones productivas. Más del 98 % restante se dedica a operaciones especulativas en especial sobre las monedas, los títulos de la deuda de un país o las materias primas. En un dos por tres, un país puede ser quebrado sin la menor capacidad de defensa.
El justo movimiento de ATTAC aboga por crear una nueva disciplina financiera internacional; para poner bajo control social a ese moderno jinete apocalíptico que está devorando pueblos y democracias: el capital financiero especulativo Se trata de gravar con fuertes impuestos a esos irresponsables banqueros del capital especulativo, el que está destruyendo nuestro planeta. En Costa Rica, a partir de los datos que se manejan de las ganancias de “nuestros” banqueros, nos urge divulgar más este movimiento y volveremos en fecha próxima sobre el tema.