Don Rodrigo Carazo Odio: El último Patricio

Gracias a las convicciones democráticas del Diario Extra, en el campo del respeto a la Libre Expresión, ANEP publica, semanalmente, en días miércoles, esta columna.

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Don Rodrigo, como respetuosamente se le trataba, llegó a convertirse, prácticamente, en el último patricio (ciudadano cuya virtudes le destacan entre sus iguales), de la historia nacional, especialmente del período que conocemos como Segunda República; período éste que va muriendo, poco a poco, carcomido por la corrupción, la insolidaridad, la pérdida de valores y la venta de la Patria al mejor postor. Contra todo ello, don Rodrigo fue luchador cívico incansable, figura orientadora y de capacidad convocante.

Tan ilustre ciudadano llegó a convertirse en el costarricense más laureado en el exterior, siendo admirado y respetado en muchos países de la América Latina y del mundo; recibiendo innumerables reconocimientos de todo tipo, algunos de universidades más que renombradas y de mucho prestigio.

Aunque nadie lo pensara de este modo, la fuerte oposición de don Rodrigo, en su calidad de Presidente de la República, a los dictados imperiales del Fondo Monetario Internacional (FMI) y de otros organismos financieros internacionales de similar ralea; podemos verla hoy como pionera, como visionaria, como horizonte por venir, a la luz de las experiencias sociopolíticas que viven en estos tiempos los pueblos de la América Latina en lucha frontal contra el criminal neoliberalismo; especialmente aquellos pueblos que tienen la fortuna de contar con gobiernos progresistas, humanistas, soberanos, los cuales luchan por la construcción de nuevos modelos sociales profundamente solidarios e inclusivos.

El negativo episodio de la Administración Carazo Odio, con una ministra de Trabajo de corte antisindical y quien desplegó acciones viles contra el movimiento obrero clasista de la época, no alcanza para empañar la ya histórica presencia de don Rodrigo en las luchas sociocívicas y patrióticas de los últimos tiempos. Nos vanagloriamos, nos enorgullece haber compartido con don Rodrigo las más recientes luchas cívico-patrióticas de los últimos tiempos, dentro de las cuales resalta la defensa de la institucionalidad del ICE, del INS, de la CCSS; y, también, la más grande batalla de esta alicaída Segunda República: la lucha contra la imposición del nefasto TLC con los Estados Unidos de América.

Anhelamos que el profundo y fortísimo legado de lucha y de pensamiento patriota que don Rodrigo nos deja, sirva de acicate para que se abran nuevos surcos hacia la unidad de todas las fuerzas soberanas costarricenses, de forma tal que podamos reconstruir ese gigantesco y poderoso polo de poder cívico hoy golpeado por la cortedad de visiones que han impedido (afortunadamente de manera transitoria), la continuación del avance estratégico hacia lo nuevo que está germinando ya.

Expresamos a la señora del Expresidente Carazo, doña Estrella Zeledón, así como a toda la familia de este ilustrísimo costarricense, su transparente solidaridad y ruega al Señor, Nuestro Dios, que les dé el consuelo necesario; sabiendo, eso sí, que en su seno, en el seno de tan augusta familia, la Patria costarricense vio el transcurrir de la vida de uno de sus hijos más gigantes, más perennes, más consecuentes y de mayor influencia de nuestra historia. Paz a sus restos y honor eterno a su figura.

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