Asume la responsabilidad en una época muy difícil, cuando el movimiento sindical y social de Costa Rica se encuentra en un reflujo crítico y con muy pocas posibilidades de incidencia, para enfrentar los cambios mundiales hacia un mundo neoliberal globalizado. Era una época donde las teorías de la primera, segunda y tercera Ola, la teoría económica de Styllier, de la puesta en marcha del Consenso de Washington marcaban el norte hacia la consolidación del proyecto neoliberal, situación que se agrava tras la caída del Muro de Berlín.
Es en tiempos, cuando se da el mayor desmantelamiento del papel del Estado benefactor y de sus empresas públicas más estratégicas en la historia de Costa Rica. Cuando se destruye el agro y el ambiente, cuando se regalan las mayores riqueza nacionales y cuando las políticas son dictadas por la banca y empresas transnacionales. Paradójicamente, es en esa misma época, cuando el movimiento social costarricense se encuentra más desarticulado. Con una izquierda débil y dividida, una juventud estudiantil que todavía no salía de la época de ALCOA, un movimiento sindical confederado tradicional y desgastado.
Es en esa época, en los inicios de los 90, cuando aparece Albino Vargas Barrantes, quien junto a un renovado movimiento sindical independiente, especialmente el del ICE (con muchos años de lucha), de la CCSS, del INS, junto con la ANEP, retoman y asumen las banderas de lucha y defensa del Estado social de Derecho de Costa Rica, que como dijimos antes, habían sido arriadas por otros sectores.
Es aquí donde la figura de Albino Vargas Barrantes empieza a crecer. Como Secretario General de la ANEP tiene la inteligencia y la capacidad de saber interpretar el contexto político que se vivía y asume (junto con otros líderes) una posición de resistencia y confrontación al proyecto neoliberal. Es mediante la visión de impulsar y liderar un sindicalismo más cercano o aliado con sectores patrióticos campesinos, ambientalistas, estudiantiles, comunales, ciudadanos, etc, que están dispuestos resistir el modelo. Condición que tiempo después serviría en la creación de una fuerte y vigorosa resistencia social, especialmente en las luchas del Combo y del TLC.
Sus peleas, sus negociaciones, sus huelgas (incluida una huelga hambre de 6 días que me correspondió el honor de compartir) a favor de la clase trabajadora y sobre todo su capacidad mediática para accesar a los medios de comunicación colectiva, lo catapultan como un líder sindical de primera línea, situación que vendría a demostrar tiempo después con sus protagónicas participaciones en el proceso de concertación nacional, en la lucha contra el Combo, en la lucha de RITEVE, en la lucha contra el TLC y en sus múltiples confrontaciones con la derecha nacional.
Es así, por su capacidad, por su inteligencia y sus inquebrantables principios sociales, aunado a una praxis junto a la gente, en las calles, en huelgas, los foros, donde la figura de Don Albino Vargas Barrantes se convierte en el mejor dirigente y líder indiscutible del movimiento sindical y social costarricense.
Hoy, tenemos a un Albino Vargas Barrantes más político, más maduro, que sin dejar la lucha y la confrontación, también apuesta a la propuesta. Además tiene la capacidad política de escribir con una pluma inteligente, crítica, clara y directa sobre los diferentes aspectos de la realdad nacional, cuenta con una fina mordacidad, que llega y hiere las más intimas fibras de sus detractores políticos.
Hoy tenemos a un Albino Vargas Barrantes que a sus dieciocho años de ser el Secretario General de la ANEP, ha alcanzado por méritos propios su mayoría de edad política y merecidamente se ha convertido en uno de los principales referentes en la vida política de Costa Rica. Dichosamente, todavía hay Albino para mucho rato.