No sé si este caballero es una persona ingenua, o si tiene algunas cartas escondidas; pero la impresión que nos deja con la aceptación de ese diálogo con la Oligarquía centroamericana y los simios hondureños, es un síntoma no solo de debilidad sino de inocentada política.
¿Qué puede esperarse de una conversación en donde uno de los interlocutores tiene un solo programa determinado por la Argolla catracha? Ya de antemano lo dijeron: “No hay vuelta atrás, jamás se negociará el retorno de Zelaya”. Entonces, ¿cuál es el objetivo de esa mascarada que se ha montado en Costa Rica, el mismo sitio en donde se planeó el golpe de Estado que lo derrocó?
En Costa Rica se diseñó el plan golpista que habría de terminar con el gobierno de Zelaya; y el paquete incluía la supuesta “mediación” del presidente Arias quien, bajo el ropaje de Premio Nobel, aparenta ser un negociador neutral y bien calificado, como dicen muchos.
La mediación de Arias me recuerda la de los Estados Unidos en el conflicto árabe-judío. El pacificador designado por USA, siempre era alguien así como Madeleine Albright (judía de raza y “norteamericana” por conveniencia) y su séquito de paisanos que formaban las comisiones de “paz”.
Daba lástima ver la cara de odio y repugnancia que le hacía esta horrible mujer al señor Arafat; mientras que cuando llegaba a Jerusalén, derrochaba sonrisas y afecto a Netanyahu o quien fuera el Primer Ministro de Israel. Y su cohorte siempre estaba formada por varios norteamericanos de apellido Stein, Blumenthal, Goldberg, Ross, Saperstein o Goldblum. Y los palestinos los recibían amablemente, como si aquellos fueran neutrales o tuvieran interés por la paz. No sé si eran tan tontos o era conformidad ante lo inevitable.
De esas conferencias de “paz” nunca salió nada bueno para el pueblo árabe; y apenas pasaban estas, continuaban los asentamientos judíos y los bombardeos despiadados en contra de la población civil de Palestina. Solo era una bufonada para ganar tiempo y poner de manifiesto la “terquedad” de los árabes para llegar a acuerdos “positivos” (léase rendición).
La plática solo se da entre personas, grupos o entidades civilizadas. No se dialoga con matones, no se discute con los que han elegido la fuerza de las armas como único argumento. ¿Qué se puede conversar con la soldadesca hondureña? Nada. Ellos no tienen cerebro para entender nada de lo que pasa.
Solo son los mastines de los que mueven los hilos del golpe, que son los mismos en Honduras que en Costa Rica, y fue aquí donde se fraguó el golpe, el cual sería dirigido como se ha hecho. Con la intervención de una figura política “no contaminada” y de gran prestigio mundial, pero perteneciente a la misma Oligarquía de toda Centroamérica.
La misma que está aterrorizada por los avances del socialismo igualitario que pretende crear mejores condiciones a la masa trabajadora de estos pueblos. Excluida Costa Rica, el sitio ideal para el golpe era Honduras. Ellos sabían que nadie les creería a los ejércitos o a los congresos de Guatemala, El Salvador o Nicaragua si realizaban un golpe así.
La marginal Honduras era el sitio ideal, y de ahí la tajante posición del nuevo gobierno: “No hay cabida para el retorno del Presidente Zelaya”. Por lo tanto, ¿cuál sería el objetivo de esa reunión en San José? Ganar tiempo, enfriar los ánimos de los hondureños, haciéndoles creer que había una posibilidad de volver al orden constitucional verdadero: el retorno del Presidente legítimo y el castigo a los bandidos violadores del orden constitucional, incluyendo a los militares.
Los militares JAMÁS han entendido la paz, ya que esta es algo ajeno a su comprensión y está más allá de sus limitados cerebros. Estos individuos solo entienden la violencia: la destrucción total del enemigo o la propia. Los ejércitos nunca han dialogado sinceramente; solo lo hacen cuando se encuentran en apuros o necesitan tiempo para reagruparse, armarse o tener mejores posiciones.
Con estos brutos no se puede conversar; y por ahora, ellos son el parapeto “legal” detrás del que se agazapa la Oligarquía hondureña. El experimento hondureño es la joya de la conjura de la Oligarquía Centroamericana; del éxito o fracaso de esta, dependerán las futuras acciones en contra de los gobiernos de Guatemala, El Salvador, Ecuador y Bolivia, países que parecen ser vulnerables a este tipo de estrategias. Si triunfa la posición de la mafia hondureña, adiós a proyecto socialista de la América Latina.
Esta es la prueba de fuego de lo que pueden hacer los pueblos para autoprotegerse y garantizar la validez de su voluntad. Si el pueblo hondureño falla, todo habrá terminado y la “democracia formal” volverá a imperar en nuestros países. El elástico y acomodaticio “orden constitucional” volverá a ser la medida de todo.
¿Podría alguien creer que un millonario oligarca de nacimiento, poderoso y envuelto en grandes negocios, pudiera ser un apropiado y neutral mediador entre la oligarquía hondureña y la depauperada masa obrera de ese país? Eso sería como esperar que la señora M. Albright o Henry Kissinger les dieran la razón a los árabes en su confrontación en contra de los judíos.
Es indudable que Zelaya metió la pata al admitir la mediación de Arias o la de quien fuera en este problema; debió regresar a Honduras (como lo hizo Torrijos en su tiempo) y reasumir el poder. Además, debió castigar a todos los alborotadores por el delito de “traición a la Patria” como está contemplado en todas las constituciones. No se DEBE ni se puede razonar con los militares ni, mucho menos, con sus amos, los cuales no reconocen ni les importa ninguna ley o constitucionalidad de nada.
A ellos solo les interesa HACER PLATA al costo que sea; y cualquier cosa que altere ese esquema es herejía que debe suprimirse a como dé lugar. A esta gente no le importa el dolor, la vida ni la angustia de los pueblos; muchos menos la DEMOCRACIA DE VERDAD. Lástima que el señor Zelaya haya caído en la celada que les dio a los militares y políticos golpistas, el tiempo que necesitaban para que las cosas se “enfriaran” y les concediera un espacio que no tenían.
Lección positiva: NO SE DIALOGA CON BESTIAS. Estas no entienden qué cosa es eso. Eso debería servirles a los que siguen en la lista, pues no se aplaca la brutalidad o la codicia haciéndole concesiones; parece que el único político latino que ha entendido eso a cabalidad es Fidel Castro.
¿Cómo ven esto en su país?
No muy fraternalmente
Ricardo Izaguirre S.
* E-mail: rhizaguirre@ yahoo. es
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