El «show» de la computadora

También las preguntas incisivas que le formuló el corresponsal de TELESUR en esa instancia, y sus respuestas desprovistas de fundamento. y los antecedentes del personaje, revelados por el Presidente Chávez en una conferencia de prensa en Miraflores previa a su partida a la cumbre de Lima.

La conclusión inequívoca es que se trata de un gigantesco operativo mediático, fraguado a lo largo de dos meses y medio y amplificado en las horas y días siguientes por todas las cadenas de difusión internacionales y de la propia Colombia. No existe la menor evidencia de que esa computadora (que resistió milagrosamente a los bombardeos concentrados) perteneciera a Raúl Reyes o a las FARC.

Se le pudo meter adentro cualquier cosa. No se cumplieron a su respecto lo que se llama la cadena de custodia. Varios de los documentos que presuntamente contenía fueron divulgados por el director nacional de la Policía colombiana, general Oscar Naranjo, y por la prensa adicta al régimen, antes de la presentación oficial.

En la pantalla de CNN y en los medios colombianos se reiteró hasta el cansancio la respuesta del jerarca de Interpol involucrando a las FARC y asegurando que no hubo manipulación. Nada más. Pero Chávez hizo proyectar en la conferencia de prensa (en respuesta a la pregunta de una joven periodista de AFP) la secuencia completa, tomada de Telesur, en que un reportero de esa agencia inquiere a quién pertenecían los equipos y cómo lo saben. La respuesta fue breve como un pistoletazo: “Estamos completamente seguros que vinieron de un campamento terrorista de las FARC”. ¿Cómo lo saben, de dónde lo sacaron? No hubo ninguna explicación. Es como si hubiera recitado una cartilla con instrucciones previas.

Según AFP, Noble dijo que los computadores pertenecían al abatido número dos de la guerrilla Raúl Reyes, pero el cable agrega púdicamente que “no explicó cómo se llegó a esa conclusión”.

En la conferencia de prensa, Chávez hizo una sencilla demostración práctica, tomando como testigos a dos ministros presentes (Osorio y Rodríguez Chacín) para demostrar cómo se pudo haber introducido cualquier documento prefabricado dentro de la computadora.
Por otra parte, hay un gran vacío sobre qué pasó con los equipos entre el 1º y el 3 de marzo.

En todo el extenso período posterior, según dijo un alto jefe policial venezolano consultado por Chávez en el curso de la conferencia de prensa, se rompió lo que se denomina la cadena de custodia, y no se tomó el tiempo necesario para realizar pruebas protegidas, lo que quita toda confiabilidad a los resultados, que además fueron expuestos con antelación.

Pero hay todavía más: el presidente venezolano leyó dos párrafos del informe técnico que acompaña la pericia de Interpol (y los mostró, subrayados en amarillo) en que se dice textualmente que ello “no implica la validación” de determinadas conclusiones ni tampoco proporciona datos ciertos sobre el origen de los documentos difundidos.

Los técnicos se refieren exclusivamente a lo que hicieron con el contenido de la computadora (o las computadoras, en algún caso se habla de tres) que les entregaron para su examen.

El director de Interpol hizo un encendido elogio al personal militar y policial que participó en la matanza del 1º de marzo, calificándola de “operación profesional, honesta y efectiva”. Estaba alabando a los asesinos que mataron a 25 personas y ajusticiaron con tiros de gracia a varios sobrevivientes. Por algo se niegan a entregar los cadáveres, tanto de los muertos mexicanos y ecuatoriano como de Raúl Reyes y sus compañeros colombianos.

Ahora bien: ¿cuáles son los antecedentes del director mundial de Interpol? Según la ficha que exhibió Chávez, es un ciudadano norteamericano que sirvió en el Departamento del Tesoro de los EEUU, para desempeñar funciones luego durante 5 años en el Departamento de Justicia de EEUU antes de pasar a su cargo actual. “Es un policía gringo” dijo resumidamente Chávez. Otro de los asistentes a la presentación de Interpol, junto al canciller y al director nacional de Policía colombianos, era el secretario general de Interpol, Arturo Herrera Verdugo. Se trata de un chileno, que cumplía funciones policiales bajo la dictadura de Pinochet y está involucrado en un operativo realizado en 1976, que dio origen a numerosos desaparecidos.

Ayer recibimos un informe de la oficina en Colombia del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los DDHH, que cuestiona severamente la actitud del gobierno de Uribe en la extradición de los ex jefes paramilitares.

* Periódico La República
República Oriental del Uruguay
Sábado 17 de mayo de 2008

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