Las organizaciones sindicales Asociación Sindical de Empleados del Instituto Costarricense de Electricidad (*ASDEICE*), la Asociación Nacional de Empleados Públicos y Privados (*ANEP*) y la Unión Nacional de Empleados de la Caja y de la Seguridad Social (*UNDECA*), no asistirán a la conmemoración oficial que promueve la Iglesia Católica con motivo del Primero de Mayo, consistente en la realización de la tradicional misa de las 9 de la mañana, previa al no menos tradicional desfile de las diversas representaciones de la clase trabajadora y de otros sectores sociales.
La cúpula eclesiástica costarricense, reunida en la Conferencia Episcopal de Costa Rica (CECOR), nunca se dignó contestar (ni siquiera con acuse de recibo), un respetuoso y vehemente llamado sindical formulado por las mencionadas agrupaciones laborales; acerca de la necesidad de que la Iglesia Católica asumiera un papel más beligerante en torno al proyecto de ley conocido como “_Tratado de Budapest_”, parte esencial de la agenda de implementación del TLC; nefasto proyecto que busca el patentamiento de la vida humana.
Desde el mes de diciembre de 2007 se formuló a la cúpula dirigente de la Iglesia Católica tica, la petición indicada que, como indicamos, ni siquiera fue cortésmente notificada de recibido.
ASDEICE, ANEP y UNDECA expresaron a los obispos integrantes de la CECOR que el Tratado de Budapest constituye “_un proyecto tan nefasto para la vida humana y tan trasgresor del concepto de vida a la luz de la filosofía del humanismo cristiano_…”; por tanto y a la luz del pronunciamiento oficial de la Iglesia Católica al respecto (de noviembre de 2007), se le pidió a la jerarquía eclesiástica que intensificara “_ante la feligresía católica, la denuncia pública que la Conferencia Episcopal de Costa Rica (CECOR), ha hecho pública, acerca de la perversidad y malignidad del Tratado de Budapest_”.
Si bien la CECOR formuló una posición al respecto; en primer término, lo hizo después del referéndum sobre el TLC; y, por otra parte, nunca asumió una posición beligerante contra la aprobación del nefasto proyecto indicado.
Por otra parte, en la misa conmemorativa que, comúnmente, ofrece la Iglesia Católica para celebrar el Primero de Mayo, las máximas autoridades eclesiásticas, los obispos, normalmente no hacen presencia solemne y tampoco ofician. Por el contrario, nunca faltan al ceremonial de Estado en el parlamento para la lectura del mensaje presidencial. Esta actitud transmite la sensación de que la alta y máxima jerarquía católica prefiere una cercanía con el poder político vigente, mas no así con la clase trabajadora y su representación.
Las organizaciones firmantes dejan constancia de que su ausencia a la misa del Primero de Mayo, jamás puede interpretarse como un irrespeto a la fuerte convicción de Fe Cristiana que anida en el pueblo costarricense; y, tampoco, un irrespeto a la una iglesia, como la Católica, que es la mayoritaria en nuestra sociedad. La molestia y la crítica indicada van contra la cúpula eclesiástica, por las razones apuntadas.
San José, 30 de abril de 2008.
Luis Chavarría Vega
Secretario General
UNDECA
Fabio Chaves Castro
Presidente
ASDEICE
Albino Vargas Barrantes
Secretario General
ANEP