Gracias a las convicciones democráticas del Diario Extra, en el campo del respeto a la Libre Expresión, ANEP publica, semanalmente, en días miércoles, esta columna.
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Unas elecciones completamente libres y supervigiladas internacionalmente, lo permitió, impidiendo el fraude. El principal partido de “ellos”, el Colorado, saldrá del gobierno, luego de mantener un fuerte control de la sociedad paraguaya durante los últimos 61 años.
En torno a la figura de don Fernando Lugo se aglutinó una enorme convergencia de diversos partidos políticos y de movimientos sociales, inspirados todos en un programa de gobierno de gran contenido humanista, formulando propuestas de política pública para favorecer el bien común y generar condiciones para una sociedad de inclusión y de movilidad social.
La Gente del Paraguay, harta de corrupción institucional, neoliberalismo, concentración de la riqueza, pobreza profunda y entreguismo vendepatria, supo encontrar un camino de convergencia entre las más diversas fuerzas de los más variados sectores, todas las cuales, con total desprendimiento se aglutinaron en torno a Fernando Lugo.
El objetivo patriótico común (desplazar del control del gobierno a los grandes ricos y sus secuaces, amanuenses, sirvientes y similares), se sobrepuso a vanidades personales, individualismos soberbios, visiones sectoriales y exclusivismos político-partidistas. La convergencia de sectores sociales y políticos, intermediando un gran acuerdo cívico, logró un acontecimiento histórico en la vida de la Gente del Paraguay: tener un gobierno suyo, un gobierno de la Gente.
Por otra parte, es de hacer notar que Fernando Lugo nace a la vida política paraguaya desde las entrañas mismas de la Iglesia Católica. Él representa el sector de la misma que se comprometió, de lleno, con las aspiraciones de la Gente, especialmente de la Gente pobre. Algo parecido a lo que hizo Monseñor Sanabria, en la Costa Rica de los 40 del siglo pasado. ¡Cuánta necesidad tenemos hoy en día de la iglesia de Jesús!
La unidad en la diversidad, intermediando grandes acuerdos políticos con desprendimientos de vanidades y soberbias personales, es la enorme enseñanza que nos da el pueblo de Paraguay a la Gente, al pueblo de Costa Rica que, en enorme mayoría, ansiamos tener un gobierno de, con y para la Gente.
En realidad no andamos tan lejos de la experiencia paraguaya si aquí, con enorme humildad, con sentido estratégico, con tolerancia y sin exclusivismos ni vetos apriorísticos, somos capaces de generar un gran acuerdo sociopolítico para impulsar una alianza patriótica para el cambio como pasó en Paraguay.
En Costa Rica ya se demostró la potencia demoledora de la Gente cuando se une en torno a una noble causa cívica y patriótica. Demostramos capacidad organizativa, creatividad, compromiso, tolerancia y entusiasmo. “Ellos” se impusieron solamente por fraude, trampa, juego sucio y complicidad de la magistratura electoral. Una vez lo hicieron, pero dos no. Se aprendió de sus mañas, patrañas, perversiones y triquiñuelas. Se superó el duelo y ya se recobraron energías.
Sí se puede: Cuando la gente Gente vence el miedo. Tenemos que decirle a Juan, a María y a José; a Pedro, a Marta y a Pablo, todos los cuales se creen ungidos para aglutinar las esperanzas de la Gente, que hay que sepultar las vanidades y soberbias personales, para de inmediato, desde los sectores sociales, cívicos y político-partidistas, construir colectivamente un gran acuerdo patriótico para designar a nuestro Fernando Lugo y pasar a la ofensiva, para que la Gente llegue al gobierno y al parlamento en el 2010.