“Ellos”, luego del “frauderéndum” y de la agenda del TLC, decidieron ungir a la nueva gerencia política que les garantizará, a partir del 2010, la continuidad política de su proyecto neoliberal. “Ellos”, pese a alguna que otra candidatura presidencial de fachada, apostarían por la licenciada Laura Chinchilla Miranda, de toda confianza para los Arias.
Para la Gente, en consecuencia, el desafío del 2010 será histórico y estratégico. Lo que plantearemos seguidamente, es producto de numerosas consultas; conversaciones formales en muchos espacios e instancias sociales, cívicas y políticas; así como en muchas tertulias espontáneas. Pese a ello, no estamos hablando de “la propuesta”, es tan solo un planteamiento.
Diversas y connotadas figuras patrióticas que dicen defender los intereses de la Gente, tienen una responsabilidad enorme para que la vanidad humana, el caudillismo, el barato cálculo electorero, los prejuicios ideológicos, o el miedo a lo que “ellos” dirán y escribirán desde su oficialista prensa indecente, no se interpongan en el prolífico camino de construcción cívica para el 2010, cuyo recorrido ya hemos transitado en un 48%.
Ese camino ya se siente, se respira, se ansía y se potencia por miles de compatriotas, capaces de trabajar ardua y desprendidamente, con base en ese amor que redescubrimos por todo lo bueno y bonito que todavía conserva nuestra querida Patria, pese a la acción depredadora de “ellos”. La esperanza se reconstruye día con día.
Lo primero que debería hacerse es formular una especie de decálogo de propuestas hacia una Costa Rica de inclusión y de solidaridad, que pudieran ser el denominador común aglutinador que una a los sectores cívicos, sociales y políticos del conglomerado patriótico opuesto al corrupto proyecto neoliberal de la secta. Material sobra. La mejor producción intelectual del momento está del lado de la Gente. Riquísimo pensamiento de variada procedencia filosófica, da sustento real para el impulso del sueño de que otra Costa Rica es posible, en la que quepamos todos y todas, ¡hasta “ellos”!.
Una sola figura presidencial, para disputarle el Poder Ejecutivo a la secta, a “ellos”, debería encabezar una construcción sociocívica y político-partidista, bajo el formato legal que permite la legislación electoral vigente. Para definir esa figura, podría haber un proceso de consulta nacional, una convención, de amplia base con profunda participación ciudadana, pero evitando que los recursos que “ellos” tienen a su servicio en todos los cantones, tuerzan la voluntad cívica de una consulta transparente, sana, completamente novedosa.
La aspiración máxima es que la alianza se diese, además, para la disputa por diputaciones y por regidores. Si no fuera posible, entonces, cada partido (grande, mediano, pequeño), inmerso en el proceso conjunto de construir esa alianza sociocívica y política, mantendría sus propias aspiraciones nacionales, en cuando a diputaciones; y cantonales, en cuanto a los municipios. No obstante, la alianza puede tener, también, expresiones regionales y/o locales.
Las personas integrantes, afiliadas, simpatizantes, colaboradoras del riquísimo abanico de los sectores sociales soñadores con una alternativa patriótica, volcada hacia la Gente, participarían en los niveles locales de sus respectivas residencias, en las comunidades, reproduciendo el efectivo trabajo casa por casa que se realizó con ocasión del “frauderéndum” sobre el TLC.
Involucrarse en este proceso corresponde a decisiones individuales y soberanas porque, por un lado, nadie puede titularse dueño de los comités patrióticos y, mucho menos, para fines electorales particulares; y, por otro, porque la ley electoral impide el involucramiento directo y explícito de las organizaciones sociales como los sindicatos.
Tengamos presente que la Gente, somos más. Si bien_ “ellos”_ juegan sucio, apelan al miedo, compran conciencias, prostituyen instituciones y manipulan periodísticamente de la manera más asquerosa; la Gente ganamos en ética, en decencia, en transparencia, en honestidad, en compromiso, en mística, en solidaridad, en propuesta y en movilización. Asumamos el reto. La hora del poder de la Gente llegó.