Fantasía Alimentaría: El valor nutritivo de la ideología

Hace casi un año, la diputada del Vecchio hizo unas recomendaciones con repercusiones directas a la futura nutrición del país. La señora diputada postuló que “El mercado globalizado (de alimentos) garantizará mejoras para los usuarios en cuanto a calidad y precio…en beneficio del mayor número.” (Seguridad Alimentaria, La Nacion, 30,Agosto, 2006)

El argumento del articulo es la doctrina de ventaja comparativa.

“en esa medida todos los países podrán dedicarse a producir más aquello en que son mejores y a transar en el mercado mundial los productos que otras naciones producen con mejor calidad y a más bajo costo,”

La teoría de ventaja comparativa ayudó mucho a comprender la interacciones de diversos actores en forjar economías mas complejas a través de los tiempos. Todos entendemos como funciona la feria. Los ñames de la tierra negra de don Gregorio se transan, al igual las ricas cuajadas de doña Abigail y algún culantro de por allí. Igual la producción viñera de Portugal a cambio de los textiles de Inglaterra, uno de los primeros ejemplos del economista Ricardo.

Pero, como solía decir un profesor mío, “ Mira los datos, uno, dos, y por lo menos tres veces. Después inventa una teoría.”

Los datos del último año demuestran que el actual comercio globalizado de alimentos es a diario menos capaz de garantizar la seguridad alimentaria de Costa Rica y las “mejoras para los usuarios en cuanto a calidad y precio,” señalado por la diputada. Miremos, como aconseja a menudo, la columna En Vela, “la realidad y los hechos.”

El hecho es que el mundo entero ha experimentado una escalada en los precios de los comestibles. En Octubre del 2006, apenas dos meses después del artículo, mis vecinos en Guanacaste se quejaron por las alzas de 40% en los precios del concentrado para los cerdos y las gallinas criollas.

El precio de tortillas se cuadruplico en México, provocando motines en la nación azteca. Cabe recordar que la dependencia sobre el maíz importado de los EEUU creció con la implementación del NAFTA.

Tampoco quedan eximidos los amantes de la pizza. El recién informe de Pizza Hut, explica que la empresa se vio obligada a subir el precio de su producto “Cheese Lover’s”, debido a las constantes alzas en el precio del ingrediente que le da su nombre. El precio del queso, cotizado en el Intercambio Mercantil de Chicago ha subido un 55% en lo que va del año.

Los precios del espagueti han trepado en Italia, los de helados en Inglaterra, carne de pollo, leche y bebidas gaseosas en los EEUU. En la China el precio de la carne de cerdo se aumentó por mas de 40%. En Israel el precio de trigo subió un 30% en solo tres semanas. Panaderos de Rusia, Bolivia y la región de Aragón en España también se ven obligados a subir los precios de sus productos.

En tanto al trigo, la producción de los estados de Kansas y Oklahoma ha sido severamente afectado por un doble golpe, un invierno con severas heladas y lluvias en verano. En Europa se esta viendo demasiado lluvia en el oeste y sequía en el este. Australia, sufriendo el sexto año de una sequía, se verá obligado a importar en vez de exportar.

El Departamento de Agricultura estadounidense advierte que las reservas mundiales de granos se encuentran en el punto más bajo de la historia y que el mundo sigue consumiendo más granos de lo que produce. Un estudio de Canadá señala que la coyuntura de incrementos en costos de insumos petroquímicos, cambios climáticos, cambios de dieta como resultado de la urbanización y el rápido incremento en la diversión de comestibles para hacer biocombustibles significa el inicio de una “crisis alimentaría global.”

En los EEUU, fuente de 65% de los granos importados por otros países, 30% de la próxima cosecha se encuentra destinado a la producción de biocombustibles. El resultado es que la creciente demanda de agro-carburantes en los países ricos sigue impactando la cantidad y los precios de alimentos básicos a escala global.

El año pasado apareció un análisis en nada menos que la revista Fortune:
”Mientras que antes fue estimulado por subsidios del gobierno, actualmente la producción de biocombustibles recibe su empujón de los creces en precios del petróleo. Muchos alimentos básicos, maíz, trigo, arroz, soja y caña de azúcar se pueden convertir en combustibles. Por lo tanto, los mercados de alimentos y de energía se están uniendo. El mercado esta fijando el precio de alimentos con respéto a su valor energético. En tanto que sube el petróleo, igual subirá el precio de comida.”

Y, según los más informados, el precio de petróleo seguirá subiendo. El nuevo informe del A.I.E. augura que se acentuará la escasez de petróleo, que cualquier incremento de la oferta no será suficiente para paliar el fuerte aumento de la demanda y que existen “incertidumbres” sobre la oferta, tanto del petróleo, como el gas natural, materia prima de insumos agrícolas.

El informe de la revista Fortune, que salio antes del articulo de la Diputada del Vecchio, tal vez se le escapo la noticia. Pero no paso desapercibido por los fondos de inversión y arbitrajistas, ahora metido a “full” el juego de los futuros de alimentos provocando “cambios fundamentales” en mercados de alimentos, según la OCDE. Los mas afectados, pronostica el reporte, serán los “paises importando alimentos y sobre todo, los pobres en centros urbanos.”

Me gustaría saber si la Señora Diputada sigue convencida de que la mejor manera para asegurar la seguridad alimentaría de Costa Rica consiste en abandonar cualquier esfuerzo de autoabastecimiento y confiar en la mano mágica del mercado globalizado de alimentos. Sería nada menos que apostar al comal y a la canasta básica de los costarricenses en una subasta contra los chóferes de Cadillacs y Lexus de los países ricos donde sigue en aumento el consumo a pesar de las alzas en precios de gasolina.

La bulimia energética de los EEUU, jamás se debería curar recetando anorexia a los consumidores, especialmente a los más pobres, de Costa Rica o cualquier otro país.

Pareciera que, como nutricionista, la Diputada del Vecchio recetó a Costa Rica una dieta basada más en ideología y una agenda específica, la promoción del TLC, que en los “hechos y la realidad.” Debería mirar de nuevo los datos, “uno, dos, tres veces,” y volver a contemplar su teoría.

* M.Sc.
Paraíso, Santa Cruz
Guanacaste

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