Gracias a las convicciones democráticas del Diario Extra, en el campo del respeto a la Libre Expresión, ANEP publica, semanalmente, en días miércoles, esta columna.
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Los señores curas párrocos de todas las parroquias de la Diócesis de Alajuela de la Iglesia Católica, emitieron un trascendental pronunciamiento en contra del denominado tratado de libre comercio (TLC), que a Costa Rica le quieren imponer, los pequeños pero acaudalados grupos económicos de gran poder político, representados por los hermanos Arias Sánchez.
Es sumamente alentador que el humanismo cristiano que impregna todos los contenidos de la Constitución Política de Costa Rica, se manifieste vivamente y nos ilumine para analizar, con mayor profundidad, la perversidad de un tratado que no es tratado, que es anexión; que no es libre, porque nos ata a perpetuidad como nación; y que no es de comercio, porque fue diseñado para que los tagarotes de aquí se apropien para sus negocios, de los principales patrimonios públicos representados en el ICE, el INS, la CCSS y el A y A, por ejemplo.
La Diócesis de Alajuela está integrada, entre otras, por las parroquias de San Ramón, Grecia, San Antonio del Tejar, San Pedro de Poás, Santa Bárbara, Zarcero, Sarchí, San Antonio de Belén, Orotina, La Guácima, Naranjo, Palmares, San Joaquín de Flores.
Dicen los sacerdotes de la Diócesis de Alajuela que “el actual proyecto del Tratado Comercial que se discute en la Asamblea Legislativa trae como consecuencia grandes lesiones a los intereses de nuestros medianos, pequeños agricultores y campesinos, que se vienen dando desde los Pae’s y que se acrecientan aún más en este Convenio, afectando la praxis pastoral en cuanto que:
1. Produciría disgregación del campesinado costarricense, forzado a competir con agricultores subsidiados por el gobierno de EE.UU con sumas excesivas.
2. Miles de hombres y mujeres campesinos se verían obligados a emigrar, sea al exterior, como a EE.UU tropezando con grandes muros de concreto.
3. Esta migración significará desintegración de los núcleos familiares, pérdida de valores propios del ser costarricense y la cultura campesina.
4. Descampenización del agro costarricense que traería como consecuencia el surgimiento de amplios anillos de miseria, hacinamiento en tugurios, más prostitución, mendicidad, drogadicción, saturación de servicios públicos de salud, educación y de telecomunicaciones.
5. Pérdida de valores y prácticas de devoción de fe cristiana popular, por ejemplo, las prácticas sacramentales y el ausentismo en la asistencia dominical a nuestras iglesias parroquiales y filiales, así como la búsqueda de otras expresiones de fe”.
Los sacerdotes firmantes indicaron que “_nos oponemos a la forma en que está planteado el actual proyecto de Tratado de Libre Comercio de Centroamérica, República Dominicana con los Estados Unidos que se discute en la Asamblea Legislativa, no así a una revisión del mismo donde se tome muy en cuenta el respeto y la dignidad de miles de medianos, pequeños agricultores, campesinos que han sido agentes gestores de esto que llamamos Democracia Costarricense_”.
Este pronunciamiento ha sido ocultado por la gran mayoría de los medios de comunicación colectiva; especialmente por aquellos que, descaradamente, dejaron de ser eso, medios de comunicación colectiva, para transformarse en agencias de la propaganda oficialista del régimen de los hermanos Arias Sánchez. Para nosotros confirma lo que hemos venido diciendo: que este TLC es anticristiano y deshumanizado.