Hace 20 años, Arias se dedicó con tesón a persuadir sobre la necesidad de lograr acuerdos de paz en una Centroamérica convulsa. Los compromisos de Esquipulas fueron la auténtica recompensa por esos esfuerzos de convencimiento. El Premio Nobel vino como añadidura para el gobernante de un país que abolió el ejercito y declaró la Neutralidad ante los conflictos bélicos.
Hoy día Arias se empeña en una nueva empresa: la aprobación del TLC. Sin embargo, lejos de tratar de disuadir con argumentos sólidos, diálogo respetuoso y debate sistemático, el Presidente busca imponer su voluntad acelerando los trámites legislativos, promoviendo el lanzamiento de una costosa campaña publicitaria y solicitando al Papa y a la Presidenta de Chile que vengan a instruirnos sobre las virtudes del Tratado con Estados Unidos.
En la Asamblea Legislativa hay quejas sobre la forma antojadiza en que la Comisión de Asuntos Internacionales concede las audiencias y recorta el tiempo otorgado a las personas y organizaciones que llegan a presentar sus puntos de vista y enfoques sobre el TLC. En algunos casos el lapso para las exposiciones es de unos pocos minutos.
En cuanto a la campaña publicitaria, el Ministro de Comercio Exterior declaró a la prensa que el Comex prepara otra acometida mediática. “En medios de comunicación y en reuniones de grupos el gobierno realizará una nueva ofensiva de apoyo al Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos”, reseñó un matutino citando a Marco Vinicio Ruiz.
No cabe duda que en una democracia es obligación de las autoridades gubernamentales informar a los ciudadanos, pero las crónicas deben ser ciertas, confiables y oportunas. El debate democrático solo puede sustentarse si hay veracidad en la información. Utilizar la prensa para respaldar la posición de un gobierno, desoyendo los argumentos en contra, es una manera aviesa de presentar la información, comparable al modo en que lo hacen los regímenes totalitarios.
Sobre la solicitud de Arias al Papa, ya se ha escrito mucho acerca de ese lamentable episodio que reflejó no solo impericia diplomática, sino también desconocimiento de las formas como se relaciona la Santa Sede con sus obispos. Sin embargo, el incidente sirvió para que la Conferencia Episcopal costarricense reiterara sus preocupaciones de carácter ético respecto al TLC.
Ahora el presidente Arias, quien no parece reconocer el yerro cometido en el Vaticano, repite la misma solicitud a Michelle Bachelet durante la inauguración del segundo mandato de Uribe en Colombia.
El Presidente de Costa Rica “nos ha pedido que enviemos una misión chilena de alto nivel, con personas que han negociado los TLC en Chile, para ayudarles a que la situación que hay allá, del Tratado con Estados Unidos, que está trabada, pueda destrabarse”, declaró el canciller chileno Alejandro Foxley.
Debo admitir que me parecen muy desacertadas, por decir lo menos, estas gestiones presidenciales para que vengan desde afuera a decirnos lo que debemos hacer.
Seguramente pienso así porque estoy convencido de que somos los costarricenses los que tenemos la responsabilidad de escoger el camino que queremos recorrer. y creo no estar equivocado.
8/11/2006