S.G. 05-07-0325-06

Hermanas centroamericanas y hermanos centroamericanos:

Me honra profundamente, dirigirme a ustedes, en nombre de las organizaciones sindicales que pertenecemos a la PSCC costarricense y, sobre todo, de compartir con un grupo tan importante y valioso de dirigentes sindicales, compañeros y compañeras, de nuestros hermanos países centroamericanos.

Compañeros y compañeras: Puede resultar trillado pero es menester apuntarlo. Nuestros pueblos, desde mucho antes de la conquista, hemos venido compartiendo un mismo territorio, la Ceiba, luce su frondosidad en Guatemala lo mismo que en Panamá; el mar que besa a El Salvador y a Honduras es el mismo mar que humedece las orillas de mi pequeño país; respiramos el mismo aire, latino, afro, chino, negro, indicaribeño.

En fin hemos nacido y crecido juntos, prácticamente compartiendo las mismas circunstancias históricas, las mismas vivencias, carencias y zozobras a las que se nos ha sometido desde los tiempos de la conquista.

Esta realidad de conquista y colonizaje, la vivimos hoy, quizás, con la mayor brutalidad y humillación que en otros tiempos históricos. Porque nunca antes como ahora, el poder del conocimiento, la ciencia y la tecnología han desarrollado fuentes insospechadas de riqueza que, perfectamente, pueden brindar vida digna a todas las familias de nuestros pueblos.

Con tanta riqueza desarrollada, no hay cómo explicar que, en promedio, más del 30% de nuestras niñas y niños, adolescentes y jóvenes de nuestra región, no tengan acceso a la educación, a la salud, a la vivienda, al agua potable y lo peor, derecho a la alimentación. Díganme ustedes, ¿es humillante o no tal arbitrariedad, en medio de tanta riqueza?

Y como si fuera poco, los colonizadores modernos, los grandes dueños del capital y de la producción transnacional; esos que pagan gobiernos y oligarcas testaferros para que implementes sus instrumentos de dominio universal; ahora, ávidos de más riquezas, nos quieren amordazar para siempre al flagelo del subdesarrollo, con sus tratados de “libre comercio”.

Entonces, si la familia centroamericana comparte por ventura histórica y natural un mismo territorio, un mismo destino; entonces, ¿porque a estas alturas del partido no hemos podido todavía, encontrarnos y entendernos como eso, como la gran y fraterna familia centroamericana?

Debemos picar muy delgado, sin orgullos ni vanidades ni pequeños intereses cortoplacistas, para poder atisbar, encontrar y extirpar la espina que históricamente nos ha sembrado nuestros enemigos en cada uno de nuestros ojos.

Esa espina hay que aniquilarla para podernos ver como lo que somos: uno al lado del otro; unos con zapatos, unos con camisa y otros con sobrero; los unos blancos, los otros cholos, mestizos, negros, españoles, chinos; indios, seres humanos; todos y todas sedientos de esperanza y, sobre todo, cargados de una gran indignación por la gran humillación a que estamos siendo sometidos. Indignación que debe hacernos sacar todas las fuerzas que aún quedan en nuestras flaquezas para ponerlas al servicio de la resistencia, de la propuesta alternativa, del derecho que tenemos a seguir bregando por ser pueblos dignos y libres.

Si compartimos esta esperanza, entonces, me pregunto y les pregunto respetuosamente: ¿Por qué no caminamos unidos, tomados de la mano?… ¿Porqué seguimos separados, cada uno defendiendo quizá su miga de pan en lugar de salir a defender la milpa de todas y de todos?… ¿Porque seguimos desgastándonos por separado en inversión de recursos humanos y materiales, cuando si uniéramos nuestras fuerzas y recursos, estoy seguro, los éxitos serán enormemente superiores?

Respetuosamente, hermanos y hermanos centroamericanos, este es el humilde mensaje que hemos querido compartir con ustedes. Quitémonos la espina del ojo; que el hermano y hermana se nos presente y lo reconozcamos como hermano y como hermana; bajemos las armas, hinchémonos de tolerancia, de humanidad y de solidaridad y salgamos a derrotar a las fuerzas que nos oprimen. Sólo así podremos resistir y vencer.

Finalmente, expresamos un profundo agradecimiento, muy especialmente, a los compañeros y a las compañeras de las organizaciones hermanas CC.OO y UGT de Cataluña; así como al compañero Víctor Báez Secretario General de la ORIT, por compartir este momento tan especial con esta su familia centroamericana.

Mi entrañable compañero, amigo y hermano, Edgar Morales Quesada, Secretario General Adjunto de la ANEP, valiosísimo luchador social costarricense y centroamericano, tiene toda la potestad política de la organización que ambos nos honramos en representar, para asumir los compromisos y las tareas necesarias que sean en competerle a la ANEP, en aras de avanzar hacia un nuevo estadio de construcción y de profundización de la hermandad laboral y clasista centroamericana y latinoamericana, con el extraordinario aporte solidario de nuestros colegas de Cataluña, en este importante evento que augura un futuro promisorio para nuestros amados pueblos.

Razones internas determinaron nuestra ausencia física en esta ocasión, pero nuestro firme compromiso solidario y unitario es completamente institucional para la ANEP de Costa Rica.

Albino Vargas Barrantes
Secretario General

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c.: Compañeros CC.OO y UGT de Cataluña, España.
c.: Compañeros CC.OO y UGT de Cataluña, España.
c.: Compañero Víctor Báez, Secretario General de la ORIT.
c.: Junta Directiva Nacional de ANEP.
c.: Archivo.

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