A partir de ahí, han ocurrido muchos acontecimientos relevantes que mejoraron la condición del servidor de la Fuerza Pública; logros que para hacer justicia se han obtenido con el diálogo y la apertura que al respecto han venido mostrando las máximas autoridades del Ministerio de Seguridad Pública, empezando por el Sr. Ministro, el Lic. Rogelio Ramos. Así se han resuelto muchos problemas en beneficio de este importante sector laboral de la Administración Pública de nuestro país.
En tal dirección podemos señalar factores positivos como la promulgación de una nueva Ley General de Policía, que mejoró sustancialmente la condición del servidor y de la servidora policial. Hasta el derecho de usar bigote, para los varones que lo prefieren para afianzar su personalidad. Igualmente, la abolición de los despidos políticos y arbitrarios que se practicaban, masivamente, al inicio de cada nueva administración.
No obstante, nuestra organización no está satisfecha con estos logros, toda vez que la propuesta de ANEP para los servidores y para las servidoras de la Fuerza Pública, es mucho más ambiciosa e integral. La promesa que le hemos hecho a este valioso personal del Estado costarricense, tiene que ver con el respeto absoluto a su persona, como autoridad y como ser humano.
Estamos hablando de un salario de calidad de vida digna, del derecho a la vida en familia, a las condiciones de salud ocupacional e higiene laboral mínimas, que establece el Código de Trabajo; estamos hablando de roles coherentes con la función y no con la disposición antojadiza de una jefatura o jerarca de turno; de horarios apegados a la ley; de un trato decente por parte de los superiores para con los subalternos y de un equipo logístico que le permita al funcionario, ejercer su labor con eficiencia y seguridad.
Esta es la esencia de las condiciones laborales que exigimos y serían los principales puntos a negociar, en una eventual carta de intenciones, que urge poner en manos del señor Ministro de Seguridad Pública, para que se respete al servidor; porque esos puntos señalados arriba, como añoranzas de los y las policías de nuestro país, se cumplen la Fuerza Pública, con la necesaria eficacia, firmeza y plenitud.
¿Cuál es la realidad?
* Comandos, comisarías, comandancias y demás dependencias del país, con dormitorios que no son eso, sino cuchitriles, donde no se duerme porque hay carencia de colchones y camas; porque el hacinamiento es tal, que se tienen que turnar unos con otros, para recostarse en el lecho caliente que deja el compañero que recibe.
* Insuficiencia de servicios sanitarios para el personal de guardia; policías que tienen que trasladarse en vehículos que son un verdadero peligro para la vida del servidor de la Fuerza Pública, destapados llevando sol y agua sin importar el clima ni la hora, la mayoría rodando en “pellejos” en vez de llantas, conseguidos en cualquier lugar donde salgan más baratos (preferiblemente regalados).
* Policías que hacen guardia llevando sol y agua, porque el policía debe “formarse así”; con uniformes raídos y desteñidos por el sol, porque a veces se pasa uno o dos años sin recibir un pantalón o una camisa y ni que decir del calzado; indumentaria especial que deben mantener siempre limpios, aunque permanezcan en zonas pantanosas, de lo contrario reportes van y reportes vienen, con las excepciones del caso, donde el policía tiene la dicha de contar con una jefatura que lo respeta y considera.
* Existen jefaturas que se creen dueños de almas y personas, estos son los que tienen atemorizados a los humildes policías, en su feudo, donde el que habla o trata de reclamar sus derechos es un 55 (“comunista”); entonces es trasladado a los lugares más recónditos, mientras los acólitos del comandante no salen del comando, si no es con su superior para hacer las diligencias más importantes, y ganar los ascensos por méritos incuestionables.
* Por otro lado, policías de zonas alejadas de la capital, cada quince días tiene que viajar sin un centavo en la bolsa, para cubrir puestos de alta peligrosidad en San José. Allí llegan y no encuentran donde dormir, con suerte hallan algo que comer (dependiendo de la hora en que reciben o entregan); y, luego, para regresar a su zona deben esperar todo el día hasta que entregue el último compañero, así pierden el “franco” (jornada libre), por que nadie les reconoce el sacrificio.
¡Insólito!. Esto no lo debe conocer a plenitud el señor Ministro de Seguridad Pública, a juzgar por su actitud y sus palabras, cuando asegura que se han entregado uniformes a la Fuerza Pública, que se mejora la alimentación y sobre todo cuando permite que se rebaje el presupuesto de su ministerio.
Invitamos al señor Ministro Ramos, para que, de sorpresa, visitemos algunas comisarías o comandos, allí se enterará de esta realidad.
Por último, nos han solicitado una gran cantidad de policías, que manifestemos, que aún así, ellos están orgullosos de servirle a la Patria y que desean continuar en el servicio, pero que temen ser despedidos porque no reúnen los requisitos que exige la nueva Ley General de Policía: el tercer año de Enseñanza Secundaria aprobado. Es necesario, en consecuencia, que se plantee cuanto antes y se tramite con urgencia, una reforma a ley, para que diga que aquellos servidores que han demostrado idoneidad en el trabajo, sean incluidos en el régimen para que haya justicia laboral.
Necesariamente, la ANEP ha considerado plantear, públicamente, todas estas reflexiones, porque la ciudadanía debe conocer que muchos de sus servidores en la ingrata y difícil tarea de la Seguridad Ciudadana, le sirven en condiciones deterioradas y esto puede hacer la diferencia entre valorar con justicia lo que el humilde personal de la Fuerza Pública de Costa Rica, hace por el bien de todos.
San José, 18 de diciembre del 2003.