Estas entidades han sido el engranaje que permitió un modelo de desarrollo basado en inversión social del que dichosamente, a pesar de los problemas que presenta, hemos disfrutado hasta el día de hoy.
Dentro de tal visión social, las 1.700 ASADAS, representan un modelo mixto: El A y A, por un lado, realiza los estudios e inversión; y, por el otro, la comunidad aporta mano de obra y administra los acueductos. Es así como los lugares más recónditos del país cuentan con agua potable, lo que se traduce en salud y, obviamente, en buena calidad de vida.
Probablemente el A y A (al igual que el ICE, cuando lleva electrificación y telefonía a estos alejados pueblos), nunca recupera en términos económicos las millonadas invertidas. Esto es lógico, pues no fueron instituciones concebidas para hacer negocios.
Sin embargo, tenemos que tener presente que este modelo de Estado Solidario ha venido, en lenta agonía, dando paso a la imposición de otro modelo de desarrollo, conocido como neoliberal. Este nuevo modelo, totalmente deshumanizado, ha venido en los últimos años, debilitando y asfixiando a toda la institucionalidad democrática.
Es así como se han venido cercenando la función vital de instituciones como el A y A, el INS y la CCSS; instituciones a las que se le obliga a ser eficientes y a competir, con reducidos y escuálidos presupuestos, con la finalidad de que el usuario perciba un mal servicio; preparándose así, la antesala de la privatización y el libre mercado. Por tal razón, la inversión social es vista hoy por nuestros gobernantes como “gasto” social.
Es esta la explicación que encontramos cuando cada ASADA, siente que el A y A, no atiende, de manera oportuna y satisfactoria, sus necesidades en distintos aspectos; pues como dice un popular refrán, “la cobija no da para tantos”. Así que lo que corresponde a cada uno de ustedes, es organizarse para obligar al Estado a dotar de mayor presupuesto al A y A; de tal manera que permitan, no sólo el fortalecimiento de las ASADAS ya existentes, sino que continúe realizando mayor inversión.
En otro orden de cosas, pero relacionado con el presente y futuro del agua y del A y A, se encuentra en la Asamblea Legislativa, el Proyecto de Ley No. 14.585; mismo que si bien tiene aspectos positivos, su fondo es privatizador, mediante las concesiones públicas y privadas.
De tal manera que no dudamos que los grandes emporios empresariales, que han convertido el agua en un lucrativo negocio a nivel mundial, se instalarán en nuestro país. Dígase empresas como Vivendi, Suez, Aguas de Barcelona (de la cual se sospecha tiene acciones en RITEVE); además de otras empresas multinacionales como Nestlé, Bechtetl y Perier.
En otro apartado de cosas, pero relacionado con la pérdida de ese modelo de Estado Social y Solidario, que no pudieron desmantelar al máximo, por la resistencia social; distintos sectores empresariales y políticos han encontrado en el tratado de “libre” comercio de Estado Unidos, la fórmula ideal para dar cristiana sepultura a la Caja Costarricense de Seguro Social, al ICE, INS, al sector agropecuario y, por ende, al AyA.
Es decir, poner fin al modelo solidario de inversión social, despedazando la institucionalidad democrática, para dar libertad total al libre mercado; convirtiendo en mercancías negociables, servicios hasta ahora concebidos como públicos a cargo del Estado, por su impacto social y solidario.
Es por todo esto que, respetuosamente, llamamos a cada uno de ustedes, a que impidamos que monopolios transnacionales del agua, al amparo de una Ley de Recurso Hídrico anticipada para el Tratado de Libre Comercio (TLC), se adueñen de nuestra agua y desaparezcan la función vital del A y A y de las ASADAS.
Lo anterior solo será posible con la desobediencia civil, la protesta y la movilización ciudadana, para impedir la aprobación por parte de la Asamblea Legislativa, tanto del proyecto de recurso Hídrico en los términos actuales; pero, sobre todo, impedir la aprobación del Tratado de Libre Comercio (TLC); exigiendo, a la vez, mayor presupuesto para nuestra emblemática A y A.
Solamente la convicción y la organización de la sociedad civil, de los múltiples sectores sociales, hará posible el contrapeso necesario para poder garantizar la paz social en nuestra querida Costa Rica.
San José, 30 de enero de 2004.