Los sectores neoliberales que han dominado la política de Costa Rica durante los últimos veinte años, no han podido terminar la “tarea” del Consenso de Washington según los designios de los organismos financieros internacionales. Entre los asuntos “pendientes” están las grandes privatizaciones frenadas durante esos veinte años por la gran resistencia popular. Luego de tanto tiempo de resistencia ha llegado la hora del gran enfrentamiento: el TLC con los Estados Unidos de América, con el cual pretenden esos sectores dar por concluida dicha “tarea”.
Costa Rica logró indicadores de desarrollo humano que casi ningún país de América Latina alcanzó; por ejemplo, 98 % de cobertura eléctrica, 99 % de cobertura telefónica, 100 % de cobertura en Salud y 100 % en cobertura de agua potable. Estos y otros logros sociales se consiguieron gracias a importantes instituciones de servicio público, de cobertura universal, en manos del Estado.
El gran “pecado” de Costa Rica fue haber creado, desarrollado y consolidado unas empresas públicas realmente exitosas, altamente rentables, que no dependen del presupuesto público y que son vistas como nichos de negocios lucrativos bajo la óptica neoliberal. Entre otras cosas, esto permitió el desarrollo de una gran clase media que aunque hoy está muy golpeada económicamente hablando, sigue siendo base esencial de la democracia costarricense de las últimas décadas.
Costa Rica resiste. El pueblo no ha permitido esas privatizaciones de sus mejores empresas públicas: telecomunicaciones, energía, agua, salud y seguridad social, seguros comerciales, banca, entre otras. Los proyectos de ley para privatizar, presentados una y otra vez, no logran concretarse, son rechazados por la gente, como ocurrió en el año 2000, con la ley de telecomunicaciones (el “combo”), que durante 17 días de protestas callejeras tuvo que ser desechada por el parlamento.
Hoy, todas esas privatizaciones fueron comprimidas en un solo paquete: el tratado de_ “libre”_ comercio con los Estados Unidos de América. El tratado se firmó a principios del año 2004 y todavía no se ha aprobado. Dos años y medio de resistencia cívica lo ha impedido. A Costa Rica la obligan a ese tratado junto a los otros países centroamericanos con enormes desigualdades sociales mucho más profundas y más extendidas que las que hay en Costa Rica. Esos países (Guatemala, Honduras, El Salvador y Nicaragua), nunca tuvieron redes de protección social y servicios públicos como las tuvo Costa Rica. Por eso es la resistencia cívica y popular.
La tensión social en Costa Rica crece. Quienes dicen No al TLC y quienes dicen Sí al TLC están en una guerra verbal iracunda. Nuestro Premio Nóbel de la Paz, hoy Presidente de la República, Dr. Oscar Arias Sánchez, en vez de pacificar al país haciendo de mediador entre los dos polos opuestos, se matriculó con el SI, hostiga la aprobación del TLC, promueve un falso diálogo y fomenta la confrontación.
Es necesario que se sepa la doble cara del Presidente Arias Sánchez. Él es la cara visible, el mejor promotor, el defensor de la derecha oligárquica más antidemocrática, ansiosa de entrar al negocio de las exitosas empresas públicas del pueblo costarricense.
Hoy hay una gran ofensiva contra los sindicatos, las organizaciones más fuertes en la resistencia contra el TLC. El insulto, la agresión verbal, la calumnia, la amenaza física (incluso de muerte), la intimidación, el inicio del asalto a los locales sindicales, el ataque monstruoso a la Negociación Colectiva, son fenómenos nunca antes visto desde que el país se refundó en 1949, luego del conflicto civil de 1948.
QUÉ PEDIMOS:
- – Que se organice una visita de organizaciones sociales internacionales para comprobar en el lugar los acontecimientos, la alta tensión social en desarrollo.
- – Que se advierta al Presidente Oscar Arias Sánchez que todas sus actuaciones están bajo observación internacional.
- – Que se recauden fondos para la jornada de resistencia masiva que se está dando, básicamente para emplearlos en campañas de comunicación y en servicios de transporte para la movilización.
- – Que se abra una página electrónica donde se informen de todos los acontecimientos políticos y sociales de Costa Rica, donde se pueda denunciar todos los atropellos a los sindicatos y se desnude la falsedad de la democracia costarricense.
- – Que se manden comunicados a las embajadas y consulados de Costa Rica en los países donde existan, diciéndoles que se está en gran vigilancia y seguimiento de las amenazas, las agresiones verbales, la represión en preparación y la ausencia plena de libertad de información con una gran parte de la prensa hostigando el enfrentamiento.
- – Que se denuncie que el proceso electoral de febrero de 2006 y que convirtió Oscar Arias en Presidente, está manchado por la duda, por las irregularidades, por el abuso constitucional y por un gigantesco fraude mediático.
- – Que se denuncie que Costa Rica la palabra “sindicato” pronunciada en una empresa privada, es sinónimo de despido inmediato para el trabajador que se atreva a pronunciarla, sin posibilidad alguna de que el tribunal constitucional ordene su reinstalación, pese a que en Costa Rica el derecho de sindicalizarse tiene rango constitucional. El Gobierno es cómplice de esta represión que se da todos los días.
- – Que en todos los países y en las reuniones internacionales sindicales y sociales, se promuevan charlas, foros, exposiciones y debates sobre la gran resistencia cívica que hay en Costa Rica contra las políticas neoliberales. Necesitamos que se haga visible que Costa Rica tiene lo que podría ser el último Estado Social de Derecho que queda en la América Latina y que Costa Rica no ha entregado a las empresas transnacionales sus servicios públicos estratégicos, con los cuales le permitió a su población mejor calidad de vida, movilidad y equidad social y tener una gran clase media, lo que nunca lograron en los otros países centroamericanos.
COSTA RICA VENCERÁ.
¡¡¡VIVA LA SOLIDARIDAD INTERNACIONAL!!!