Impuesto al recibo de luz para financiar a los bomberos

Todos los y todas las costarricenses siempre hemos sentido orgullo por el Benemérito Cuerpo de Bomberos de Costa Rica. Lo seguimos teniendo. Lo que sí molesta y conviene comentar es que se le debe hablar claro a la población e indicarle que este impuesto surge en el marco de la entrada en vigencia del TLC con los Estados Unidos, ante la apertura del mercado de seguros, lo que ha determinado que dicha entidad afrontaría, según algunos, un serio desequilibrio financiero si no se le encuentran nuevos recursos para su sostenimiento; punto de quiebra al que podría llegar en el 2013.

Costa Rica, gracias al Instituto Nacional de Seguros (INS), había logrado tener el mejor cuerpo de bomberos de toda la América Latina, el cual, nunca, nunca, tuvo problemas financieros. Sus problemas empezaron cuando en el marco de ese TLC, se aprobó la “Ley Reguladora del Mercado de Seguros”, que convirtió al Cuerpo de Bomberos de Costa Rica en un “órgano de desconcentración máxima”, con lo cual el mensaje y la directriz que se le dio, en términos populares, lo podemos traducir como “vaya y se la juega solo”.

Según la ley que viene para financiar a dicha y prestigiosa entidad, a través de un 1.75 % de impuesto al recibo de luz, impuesto que será mensual porque mes a mes hay que pagar la electricidad que consumimos; “no estarán sujetos al pago de dicho tributo, los abonados cuyo consumo mensual sea igual o inferior a cien kilowatts hora (100 kWh)”.

Es decir que los pobres de los más pobres no pagarán este nuevo impuesto (esto está bien), pero, otra vez volvemos sobre lo mismo: reforzar sobre la deteriorada situación económica de las capas medias de la población, la clase media, el peso del sistema tributario costarricense, para cargarle sobre sus golpeadas espaldas, tanto lo que de manera directa establece el mismo, como lo que lo que por vía indirecta se le cobra, a lo que en otro momento había sido el “bastión” de la democracia costarricense.

Dicho impuesto, que no solamente se aplicará a la luz consumida en nuestros hogares, será pagado también por las diversas actividades productivas y empresariales; con lo cual (como es lógico suponer), seguramente terminará siendo trasladado a los bolsillos de las personas consumidoras.

Se dirá que este nuevo impuesto es “justo” porque pagará más quien consuma más electricidad, a partir de los 100 kWs. Pero este no es el punto. El punto es que siempre saldrá perdiendo la gente de “abajo” (dentro de la cual ha hay que incluir a la clase media), pues ésta no tiene escapatoria alguna a la hora de que la “capturen” en el pago de impuestos: vía recibos, vía planilla salarial, vía compras directas (impuesto de ventas, por ejemplo), etc.

Así que la iniciativa legislativa sigue fortaleciendo la injusta estructura tributaria costarricense que es abrumadoramente regresiva: pagan más proporcionalmente hablando, quienes menos tienen; y, al lado opuesto, quienes acumulan más y más cada día, tienen menos carga tributaria.

La justificación que dan los altos jerarcas del Cuerpo de Bomberos cuya directiva está presidida por el ilustre y polémico don Guillermo Constenla Umaña (que, a la vez, es Presidente Ejecutivo del INS), en declaraciones a Diario Extra indica que “Queremos más estaciones para bajar los tiempos de respuesta en cada emergencia y el principal objetivo es poder inaugurar unas 4 estaciones por año”. Además, se tiene “que velar por varios incidentes al mismo tiempo, tales como accidentes de tránsito, e incendios de distintas magnitudes”. También alegan que “queremos más estaciones pero al mismo tiempo requerimos de más personal para poder dar un mejor servicio a la población que va en aumento de forma considerable”.

Pensamos nosotros que una supuesta falta de recursos no es real toda vez que este estratégico servicio público sigue estando bajo la responsabilidad del INS, según lo establece la “Ley reguladora del Mercado de Seguros”. La misma establece que para el financiamiento del Benemérito Cuerpo de Bomberos de Costa Rica, se tienen los ingresos del 4% de las primas de los seguros que se vendan en el país; las multas, cobros o resarcimientos por esa ley; los intereses o réditos del fondo; y las donaciones de entes nacionales o internacionales.

Asimismo se establece que en caso de algún tipo de déficit para el Fondo de Bomberos los mismos serán cubiertos por el Instituto Nacional de Seguros. Entonces, ¿por qué ponerle una nuevo impuesto a la clase trabajadora?…

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