Llamado de Acción a las Jornadas Globales contra las IFIs
Durante más de sesenta años, el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial junto a los bancos regionales de desarrollo y agencias de crédito para las exportaciones aliados, han utilizado el capital financiero internacional para ejercer el control y reestructurar las sociedades del Sur a fin de servir a los intereses de las corporaciones privadas globales y a la agenda económica y geopolítica de las pocas naciones poderosas que controlan estas instituciones.
Los efectos resultantes sobre las vidas de los pueblos, sobre las comunidades, sobre el medioambiente y sobre las estructuras tanto económicas como políticas en el Sur han sido profundos, y a través de los años han generado numerosas luchas de resistencia contra estas instituciones.
A pesar de evidencias bien documentadas e innumerables testimonios de la destrucción, el desplazamiento y el desposeimiento que han causado sus políticas y operaciones, estas instituciones insisten en legitimar su papel. En años recientes se han declarado a sí mismas campeonas de la “reducción de la pobreza” y del “buen gobierno”.
En este año 2006, nos comprometemos a intensificar nuestras luchas contra estas instituciones y elevar el nivel de coordinación internacional y acciones concertadas. Nos comprometemos especialmente a organizar diversas formas de movilización y acción directa en muchos países de todo el planeta durante la semana de las Reuniones Anuales del FMI y el BM, del 14 al 20 de Septiembre de 2006. Esto incluirá varias actividades y acciones en las cercanías de sus Reuniones Anuales en Singapur.
HACEMOS UN LLAMADO a todas las organizaciones populares, movimientos sociales, movimientos de trabajadores, movimientos de mujeres, grupos campesinos, pueblos originarios, grupos religiosos y culturales, organizaciones comunitarias, ONGs, fuerzas políticas, y a todas las y los ciudadanos interesados del mundo, a que se unan a nosotros/as para montar acciones contundentes que centren la atención del mundo en la destrucción y violación de los derechos humanos causados por el FMI y el Banco Mundial, los bancos regionales de desarrollo, las agencias de crédito a las exportaciones y el sistema neoliberal global que aplican.
Nuestras acciones identificarán temas y articularán exigencias que reflejen los impactos específicos de estas instituciones sobre cada uno de nuestros países, pero también se unirán sobre las siguientes exigencias globales:
1. Anular inmediatamente el 100% de las deudas multilaterales, como parte de la anulación total de las deudas reclamadas al Sur, sin la imposición de condicionalidades externas.
Las consecuencias inhumanas y destructivas de la dominación de la deuda, en la perpetuación de las cuales las Instituciones Financieras Internacionales juegan un rol fundamental, son la evidencia contra las declaraciones escandalosamente engañosas de estas instituciones de que están trabajando para la “reducción de la pobreza” y el “financiamiento del desarrollo”.
A la fecha las iniciativas para el alivio de la deuda de las Instituciones Financieras Internacionales han cubierto sólo una pequeña parte de la deuda reclamada al Sur. Peor aún, estas iniciativas vienen con condiciones que minan la soberanía de los pueblos para decidir su propio camino al desarrollo, han demostrado ser dañinas para el bienestar y el medioambiente, y mantienen las economías de los países del Sur atadas a los intereses del lucro privado global.
La anulación de sólo una pequeña parte de la deuda podría liberar algunos fondos que podrían usarse para servicios básicos, pero no liberaría al Sur de la servidumbre de la deuda. La anulación de la deuda debe ser del 100%.
Para la acción inmediata destacamos los casos especialmente urgentes: la mayor parte de África, Haití, Nepal, países afectados por los tsunamis y otros recientemente devastados por calamidades naturales, países arrasados por las guerras, sociedades agobiadas por el HIV/SIDA, y otros que están sufriendo severas crisis sociales, financieras y económicas.
Rechazamos el marco de “deuda sustentable” que siguen aplicando las instituciones financieras internacionales. No existe ningún nivel de deuda “sustentable” en un sistema económico global basado en la dominación y la explotación de los pueblos, las economías y los recursos del Sur. Este marco es un medio a través del cual estas instituciones justifican el mantenimiento del “endeudamiento” de los países del Sur.
La insistencia en un “marco de deuda sustentable” es además una negativa a tratar la cuestión más fundamental de la ilegitimidad de la deuda reclamada al Sur. Los pueblos del Sur no deben ser obligados a pagar deudas ilegítimas – deudas de las cuales no se han beneficiado, deudas que financiaron proyectos que han causado el desplazamiento de comunidades y daños al medioambiente, deudas gastadas en corrupción o proyectos fallidos, deudas contraídas por medios antidemocráticos y fraudulentos, deudas con términos completamente injustos y condiciones dañinas, deudas odiosas incurridas por dictaduras, deudas contraídas en el contexto de relaciones internacionales económicas explotadoras, deudas por las cuales los pueblos del Sur ya han pagado varias veces.
Aunque las deudas financieras reclamadas al Sur sean cantidades sorprendentes, totalizando más de $2.3 billones de dólares, de hecho el Norte le debe al Sur una deuda varias veces mayor. Es la deuda histórica, económica, social y ecológica acumulada a través de siglos de saqueo y explotación por parte del Norte con la colaboración de las elites del Sur.
El FMI y el Banco Mundial deben correr con el costo de anular deudas que reclaman, utilizando la Disposición acerca de pérdidas por préstamos incobrables (loan loss provisin) del Banco Mundial (valuada en $3 mil millones de dólares al 30 de Junio de 2005), ganancias retenidas (valuadas en 27 mil millones de dólares al 30 de Junio de 2005) y las reservas en oro del FMI. Al sobrepasar la cotización del oro los $600 dólares la onza, los 103.4 millones de onzas de oro del FMI valen más de U$S 60 mil millones, en vez de los U$S 9 mil millones asentados en los libros del FMI.
2. Realizar Auditorias Externas abiertas, transparentes y participativas de las operaciones de préstamos y las políticas relacionadas con ellas de las Instituciones Financieras Internacionales, comenzando por el Banco Mundial y el FMI.
Campañas contra la deuda, movimientos, organizaciones populares y ONGs están involucradas actualmente en la preparación e implementación a niveles nacionales, de Auditorias Ciudadanas independientes de las Deudas reclamadas a los países del Sur. Así también están exigiendo a los gobiernos del Sur que realicen Auditorias oficiales (por ej. parlamentarias) transparentes, abiertas y participativas de estas deudas. Estas auditorias apuntan a examinar los orígenes y causas del problema de la deuda, hacer un inventario de sus efectos e impactos, sacar a la luz el carácter dudoso e ilegítimo de las deudas identificando responsabilidades, y estableciendo y fortaleciendo las bases para cambios urgentes en las políticas nacionales sobre deudas y problemas relacionados.
Desafiamos a las instituciones financieras internacionales a someterse a auditorias independientes similares de los préstamos que han otorgado, de sus políticas crediticias, sus procedimientos y operaciones, y los términos y condiciones que han acompañado estos créditos, y hacer inventario de los efectos e impactos. Tales auditorias deberían investigar la culpabilidad y responsabilidad de estas instituciones financieras internacionales y evaluar qué restituciones y reparaciones deben realizarse.
Recientemente las instituciones financieras internacionales han aumentado sus esfuerzos por mostrarse como campeonas del “buen gobierno”, incluyendo anuncios de esfuerzos y estrategias renovadas para luchar contra la corrupción. Desafiamos a estas instituciones a empezar por ellas mismas y examinar la forma en que han estado involucradas en la creación y exacerbación del problema de la corrupción. Las auditorias externas independientes de sus préstamos, operaciones crediticias y condicionalidades deberían incluir este tema. Más aún, la corrupción debe verse como un problema sistémico que también involucra al sector privado, especialmente a las corporaciones transnacionales.
3. Poner fin a la imposición de condiciones y la promoción de políticas y proyectos neoliberales.
Por medio de las condicionalidades que acompañan los préstamos y programas, el FMI y el Banco Mundial han logrado reestructurar la economía global. La utilización extendida de los_ “programas de ajuste estructural”_ desde principios de los 80 en países con una deuda importante, pobreza y problemas financieros, han forzado a la mayoría de países del Sur a imitar las políticas económicas de los países industrializados, al margen de cuan inapropiadas pudieran ser éstas para las necesidades de desarrollo del país.
Debido a la imposición de políticas neoliberales sobre países desesperados por acceder a los créditos, los pueblos de todo el Sur se ven enfrentados a economías orientadas a la producción de exportaciones antes que a la provisión de los mercados locales, a sectores manufactureros devastados, a un gran porcentaje de factores económicos en manos extranjeras, a valiosos recursos públicos privatizados, a servicios de salud y de otros servicios sociales mutilados por décadas de falta de inversiones, a recursos ambientales devastados por la sobreexplotación, las chacras y los pequeños emprendimientos arruinados por la denegación de créditos y subsidios, y un desempleo masivo.
Nuestra lucha contra la dominación de la deuda se libra en gran parte para liberarnos de las condiciones que se chantajea a los gobiernos endeudados a aceptar. Para las acciones de Septiembre de 2006 exigimos:
a. En este 50° aniversario de la Corporación Financiera Internacional (CFI), que las IFIs pongan fin a la promoción de privatizaciones de los servicios públicos y al uso de recursos públicos para apoyar las ganancias privadas.
El FMI y especialmente el Banco Mundial han sido los impulsores principales de la privatización de los servicios básicos; y junto a ellos otras instituciones como los bancos de desarrollo regionales y las agencias de crédito a las exportaciones.
Las instituciones financieras internacionales promueven la privatización a través de políticas condicionantes y asesoramiento en políticas, financiando proyectos que abren el camino a las privatizaciones, proveyendo asistencia técnica en la preparación de estudios de factibilidad como también en el proceso de implementación y hasta apoyando directamente a las compañías privadas para que compren los servicios públicos. La Corporación Financiera Internacional juega un rol preponderante en la provisión de garantías de riesgo tanto como de capital accionario para estas compañías privadas, y facilitando el rescate público de los servicios privatizados en apuros.
El énfasis continuo en la privatización de servicios básicos como la provisión de agua – o cuando ninguna compañía está interesada en adquirir el servicio, el arreglo de arrendamientos y contratos de servicio – y la “comercialización” hasta de agencias de socorro como las que administran las reservas de alimentos, reflejan una fijación en el mercado como el único principio organizador para las economías aún en vista de evidencias abrumadoras en su contra. Un fracaso tras otro en las privatizaciones del agua en el Sur no ha disuadido a las IFIs de su misión de arrebatar los bienes de propiedad pública.
Nuestro mensaje a la CFI y sus socios multilaterales es claro: no más recursos públicos para el mantenimiento de las ganancias privadas.
b. Detener el financiamiento y colaboración de las IFIs en proyectos destructivos del medioambiente, empezando por las grandes represas, el petróleo, el gas y la minería, e implementar las principales recomendaciones del Examen de Industrias Extractivas (EIR).
Las instituciones financieras internacionales también se presentan como liderando la lucha contra el cambio climático y la destrucción medioambiental. Sin embargo ningún tipo de retórica astuta sobre un compromiso más fuerte y nuevas estrategias pueden ocultar el hecho de que muchos proyectos diseñados, dirigidos y apoyados por las instituciones financieras internacionales violan las ya diluidas normas y salvaguardas declaradas por estas mismas instituciones y causan tanto problemas ambientales como sociales enormes.
El mismo Banco Mundial es un deudor ecológico muy importante, ya que ha financiado grandes proyectos como represas hidroeléctricas, minas, tuberías, exploraciones petroleras y el desarrollo de proyectos que han desplazado poblaciones y producido daños ambientales enormes. El Banco Mundial ha rechazado implementar recomendaciones importantes de su propia Examen de Industrias Extractivas, incluyendo 1) el principio de que las comunidades enfrentadas a los proyectos de extracción de recursos deben dar su consentimiento libre e informado, 2) y el retiro progresivo de inversiones en proyectos de extracción de hidrocarburos.
El intento del Banco Mundial de establecer su liderazgo en el problema del cambio climático con la aplicación de su desarrollo de la comercialización de créditos de carbono es otro trágico ejemplo del fundamentalismo de mercado. Confiar el precario futuro del clima mundial a las ingeniosas soluciones de mercado que inventa el Banco Mundial distrajo a los actores principales de concentrarse en el sobre consumo que amenaza de muerte al planeta y a todos los que viven en él. Mientras tanto el Grupo Banco Mundial, que declama su liderazgo en el desarrollo de energías alternativas, dedica muchos más recursos a desarrollar fuentes de energía convencionales. En efecto, el Banco Mundial es el líder mundial en la financiación de proyectos que producen el efecto invernadero.
c. Poner fin inmediatamente a la imposición de condiciones que exacerban las crisis sanitarias como la pandemia de SIDA y hacer restituciones por prácticas pasadas tales como la exigencia de pago de cuotas a los usuarios de la educación pública y los servicios públicos de salud.
Las políticas de las IFIs han agravado las crisis sanitarias como la pandemia de SIDA de muchas formas. Las medidas de austeridad han restringido los presupuestos para la salud, impedido la contratación de maestros y trabajadores de salud sumamente necesarios debido a los límites impuestos al gasto en empleos del sector público, y alejó a los usuarios de las clínicas y a los y las niños de las escuelas por la insistencia en el pago de aranceles. Las políticas macroeconómicas que han impuesto las Instituciones Financieras Internacionales durante los últimos 25 años – incluyendo la austeridad fiscal, altas tasas de interés, liberalización comercial unilateral y la privatización de servicios esenciales – han llevado a índices inferiores de crecimiento y menores progresos en los indicadores sociales que los de las dos décadas entre 1960 y 1980.
Las IFIs les deben una enorme deuda social a los países cuyos servicios públicos han sido dañados por sus políticas. Sus acreedoras son las mujeres de los países del Sur quienes han tenido que intervenir para proveer los cuidados de la salud, la alimentación, la docencia, el agua y los otros bienes y servicios básicos que fueron puestos fuera del alcance por las políticas de las IFIs. El Banco Mundial y el FMI deberían pagar por la educación y la salud primaria gratuita como una forma de reparación o restitución por el daño causado por sus políticas.
Mientras salimos a las calles y plazas del 14 al 20 de Septiembre en Singapur y en todo el mundo, permanecemos unidos/as en nuestro llamado para poner fin a la destrucción infligida al Sur por el FMI, el Banco Mundial, los otros bancos multilaterales y los países que los controlan.
Solicitamos a los movimientos y organizaciones que adhieren a este Llamado que compartan con nosotros la información acerca de sus planes de acción y los resultados, a fin de poder respaldarnos mutuamente a través de la amplia difusión enviando un mail a la Secretaría Regional Jubileo Sur/Américas: jubileosur@wamani.apc.org.