«Releyendo la pasión, anexión y muerte de Nicoya a Costa Rica»

Lea además: Carta Pastoral: Una provincia rica en medio de la pobreza Monseñor Victorino Girardi
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Dejemos que los historiadores nicaragüenses y costarricenses se peleen por otros 185 años más de anexión y después mandamos el caso al Tribunal Internacional de La Haya, de paso gastando otro millón y medio de dólares (que harían milagros en nuestras pobres comunidades guanacastecas) para que nos den una nueva decisión salomónica (a la que se pudo haber llegado con una pizca de voluntad política) en la que ambas partes enfrentadas digan al final: “ganamos…”.

Resumidamente, y siguiendo entre otros al historiador Carlos Meléndez, presento una síntesis del devenir de estas tierras que habitamos y en las cuales merezco ser ciudadano guanacasteco, pues llevo ya 18 años regando en ella mis sudores. Espero lograrlo por aclamación popular, pues el trámite por medio del TSE sólo sería posible si tuviera de apellido Arias o Sánchez…

1. Hasta 1588 Nicoya fue una Gobernación anexa a la de Nicaragua.
2. Desde entonces y hasta 1593 se mantiene enteramente independiente, tanto de Nicaragua como de Costa Rica (en esta época Don Fernando de la Cueva sería nombrado “Gobernador de Costa Rica y Alcalde Mayor de Nicoya”).

3. Del año 1593 al 1602 permanece agregada a Costa Rica y gobernada indistintamente por Alcaldes Mayores o Corregidores.

4. Desde 1602 hasta 1786 vive en condición de plena autonomía con respecto a sus vecinas. Es un largo período en el que se siguen alternando Alcaldes Mayores y Corregidores. Sin embargo el sentimiento generalizado es por ser provincia de Costa Rica, aunque de hecho dependía de la Capitanía General de Guatemala (En 1644 el tesorero de la Alcaldía Cristóbal Zapata pidió al rey la agregación de Nicoya a Costa Rica y la supresión de la Alcaldía Mayor. El rey acogió la petición y en 1648 autorizó a la Audiencia para nombrar un Corregidor).

5. En diciembre de 1786 Nicoya pasa a formar parte de Nicaragua en condición de Partido. Así se mantuvo la situación hasta que las poblaciones de Nicoya y Santa Cruz decidieran anexarse a Costa Rica en 1824 contra la voluntad de Liberia.

“A principios del siglo XIX los datos de la época nos aseguran que las poblaciones de Nicoya y Santa Cruz eran numéricamente superiores a las de Guanacaste (Liberia) y además, por la cercanía, establecían relaciones más estrechas y características comunes, especialmente en cuanto a la distribución de la propiedad, que era mucho más compartida (menos latifundista que en Liberia). Por eso estos dos pueblos serán los que gestionen la Anexión a Costa Rica, mientras Liberia se mantiene unida a Nicaragua. Además desde 1812, a raíz del plebiscito para los diputados a las Cortes de Cádiz y en vistas de que Costa Rica no llenaba el mínimo de población electoral, Guatemala pidió a Nicoya que se le uniera, teniendo así los electores que trasladarse hasta Cartago. Los nicoyanos nombrarán en 1813 al Pbro. Nicolás Hidalgo como elector parroquial y en 1814 al Pbro. Evaristo Gutiérrez para que eligieran el diputado a las Cortes. En 1820 eligen a Don Rafael Briceño, precisamente en el momento que se solicitó nombrar un Obispo para Costa Rica, solicitud a la que se unieron los pueblos de Nicoya, Santa Cruz y Guanacaste”, que conformaban el Partido de Nicoya, ahora muy unido, pero cuatro años después divididos por la cuestionada anexión”.

Algunos sacerdotes de la época eran grandes latifundistas y ricos comerciantes de esta región (y no precisamente testigos del pobre Jesús); otros participaron abiertamente en la política nacional (como siempre lo habían hecho) y en el primer Congreso de la República, la presencia de sacerdotes se elevó al 32% del total de miembros legislativos y en el período 1832-33 al 45%, en fin, “dieciséis de los treinta y seis primeros Congresos fueron presididos por sacerdotes”. Y el pueblo seguía votando por los sacerdotes que no defendían sus intereses gremiales (pues no existía un Partido Clerical) sino los intereses populares.

Al repasar el papel histórico de estos y otros sacerdotes bien empunchados en la política, no deja de ser extraño cómo oficialmente se excluye hoy de la vida política de Costa Rica a los sacerdotes (y no a los pastores evangélicos o líderes religiosos de otros credos), casi que castrándoles cívicamente su derecho a la participación política ciudadana. Bueno, me refiero a los sacerdotes de ideología izquierdista, pues los conservadores de ultraderecha nunca han recibido ni recibirán por tal motivo “censura eclesiástica” y mucho menos del Gobierno: que lo digan en los últimos años el Padre Benjamín Nuñez (fundador del PLN, ministro de trabajo y embajador) o el padre Claudio Solano (directivo de la CAJA-Fischel y ahora también feliz directivo del INA, con una dieta mensual envidiable, gracias a su encomiable esfuerzo por la aprobación del TLC, trabajo para los costarricenses).

Pero, siguiendo con los años posteriores a la cuestionada Anexión, y “a raíz de estos hechos las relaciones con Nicaragua serán muy tensas, especialmente después de que concluyó su guerra interna (1826-1829) en la que se había minusvalorado la Anexión del Partido de Nicoya. El 19 de enero de 1835 se ratifica la Anexión y ahora será Guanacaste (Liberia) el que tome la voz primera después de convencerse de lo positivo de tal decisión por una Patria que en ese momento tenía un clima político más estable. En el año 1837, sin duda alguna para reafirmar la Anexión, Nicoya será elevada al grado de Villa. Sin embargo, al firmarse el tratado limítrofe Cañas-Jerez (15-04-1858) la provincia de Guanacaste perdería la extensa zona entre el río La Flor (que había sido siempre el límite natural de Nicaragua) y Peñas Blancas, al igual que una franja de tres millas inglesas a lo largo de todo el lago de Nicaragua en su orilla sur: sólo así se dará término diplomático a las discusiones limítrofes binacionales, renunciando Nicaragua a cualquier dominio sobre el antiguo Partido de Nicoya”.

Es inconcebible y sospechoso que los primeros legisladores de Costa Rica, al proclamar la Constitución del 25 enero de 1825, no hayan incluido como parte de su territorio a lo que hoy conforma la totalidad de la provincia de Guanacaste, poniendo como límite nacional el Río Salto…sin embargo el 29 del mismo mes reconocían a los pueblos de Nicoya y Santa Cruz como agregados al Estado, situación que la reconoce también el Congreso Federal de la República de Centro América, sancionando el 9 de diciembre de 1825 la decisión voluntaria de aquellas poblaciones, que quedan separadas de Nicaragua y agregadas a Costa Rica.

En fin, hay algo que hasta aquí nos debe quedar muy claro y es que el siglo XIX vio nacer nuestra nacionalidad costarricense a partir de la llamada independencia en 1821, pero… ¿Hacia dónde íbamos? Había que ponerle buena carnita y sal a la nueva sopa nacional que todas y todos comenzábamos a beber; entonces sucedieron los siguientes acontecimientos y decisiones políticas:

1821 Acta de la independencia
1822 Terremoto en Cartago
1823 San José le quita la capital a Cartago…y viene la guerra de Ochomogo
1824 Declaración del patronazgo de la Virgen de los Ángeles sobre Costa Rica (el premio de consolación para Cartago, que recordamos religiosamente todos los 2 de agosto)
1824 Anexión del Partido de Nicoya, precisamente cuando el café se adueñó de la meseta central y hubo que desplazar la ganadería (donde mejor que a esta zona norte que era tierra de nadie).

Los acontecimientos históricos anteriores están íntimamente relacionados entorno a la creación de una nacionalidad compartida. Y qué mejor que ponerle una patrona a la religiosidad popular en un tiempo en que la Constitución Política prohibía cualquier otra religión que no fuera la católica. Religión y política vuelven a unirse. Queda claro, en fin, cómo la Anexión fue una estrategia política para darle un original matiz “no-cartago” a la naciente nacionalidad tica.

Como acabamos de insinuar, la actividad económica más importante de la región, iniciada poco antes de la independencia y dominante en la época de la Anexión, fue la ganadería, y estaba dirigida por un pequeño grupo de hacendados (originarios primero de Rivas y después de la Meseta Central), quienes ostentaron históricamente gran poderío social y económico, manifestado en sus fortunas y herencias. No pocos de ellos también fueron eclesiásticos de gran alcurnia. La actividad ganadera de la región propiciaría el latifundio como paisaje típico por muchos años, obligando a muchos campesinos a ser peones, sin posibilidades de cultivar una parcela propia, a no ser en terrenos de la misma hacienda, si el patrón se lo permitía. En no pocas ocasiones el robo y el tráfico ilegal del ganado, junto a la venta de maderas, enriquecía más los bolsillos del hacendado que su aparente profesión de hacendado ganadero, y sus latifundios en aumento constante por una legislación hecha a su medida fueron los principales responsables de depredar, deforestar y potrerizar esta región, que hasta hoy es la tierra más degradada de Costa Rica.

En consecuencia, algunos nobles apellidos de ganaderos, empresarios y políticos guanacastecos, que hoy siguen manipulando a su antojo los principales puestos públicos a todo nivel (y hasta varios consejos económicos de las iglesias), desde las asociaciones comunales, síndicos, regidores, por supuesto la Alcaldía Municipal y las diputaciones, tienen su origen en los más grandes madereros, contrabandistas de ganado, ladrones y depredadores ambientales de los siglos anteriores: “Honor a quien honor merece”.

Así como el Gobierno de Costa Rica utilizó políticamente a su conveniencia el acontecimiento histórico de la Anexión, lo sigue manipulando a su antojo año con año cuando se acerca el 25 de julio, feriado para los empleados públicos, y obligado para gran número de guanacastecos, “los trabajadores más maltradados de Costa Rica”, como dice nuestro Obispo Victorino Girardi, retomando los datos del INEC en el año 2007: “no tienen vacaciones un 30,99%; no tienen derecho a incapacidad un 31,61%; no tienen aguinaldo un 28,97%; declaran un ingreso inferior a cien mil colones un 73,18% (tres de cada cuatro guanacastecos)… en fin, nos está saliendo muy caro eso que llaman progreso”.

• Nos vacilaron con la Anexión en 1824; creíamos que Costa Rica nos quería hacer partícipes del gran desarrollo que apuntaba con las exportaciones de café y lo único que quería eran pastos abundantes para sus ganados, peones sabaneros baratos y las mejores cocineras;

• Nos vacilaron al proponernos como grandes patriotas y beneméritos sólo a los meseteños, ignorándose en los libros de historia nacional y en los de Estudios Sociales la figura del Dr. Francisco Vargas, el que nos hizo respirar aires de verdadera Anexión en la década de los treinta, nadando contra marea por reinvindicar la justicia social en la pampa guanacasteca.

• Nos vacilaron al declarar “el guanacaste” cómo árbol nacional el año de 1959, “como homenaje a la anexión”, pues a pesar de su bendita e inmensa sombra, el 23% de los hogares guanacastecos no tienen esa rica sombra, pues viven en extrema pobreza, y un 34.4% de nuestros hogares viven en pobreza, siendo esta la provincia más pobre del país; el guanacaste, “el árbol de la oreja” paradójicamente, todavía no es escuchado…

• Nos vacilaron al decirnos que la cuenca del Tempisque es la más grande y menos explotada del país y que el agua potable de la provincia no está en peligro; la Contraloría General de la República y la Defensoría de los Habitantes le han dado la razón en su justa lucha por defender el agua al pueblo de Sardinal y no pocas poblaciones guanacastecas ya desfallecen de sed en el verano. Por eso apoyamos el grito de nuestro Obispo por “proclamar de inmediato una “moratoria definitiva a la concesión de aguas con fines de explotación turística y agroindustrial” hasta tanto no exista una planificación del desarrollo que efectivamente responda a criterios de sostenibilidad y que tome en cuenta de forma corresponsable y participativa a las comunidades involucradas”.

• Nos vacilaron al imponer el turismo y la venta de nuestras tierras como la principal actividad económica de la provincia, prometiéndonos que traería progreso y bienestar general, pero “la riqueza producida en las actividades turísticas e inmobiliarias no sólo no se ha redistribuido, sino que ha acelerado el empobrecimiento de la población autóctona”. Por eso, que bien se oye la petición del Obispo a los municipios para decretar una “moratoria definitiva a la inversión inmobiliaria”, que regala Guanacaste por pedacitos.

• Nos vacilan todos los 25 de julio al venir el presidente y su consorcio corporativo político anegando de promesas la provincia más seca del país, haciéndonos creer que en verdad “los cartagos” de la Meseta Central están muy interesados en el bienestar social de Guanacaste, cuando en realidad sólo les interesa tener cautiva la Guanagallina de los huevos de oro en este hediondo gallinero de turismo depredador que nos ha prostituido con el “modelo entreguista” de turismo al que nos hemos acostumbrado . Aunque “la mezcla de turismo y solidaridad permitiría conjugar una actividad netamente económica con un sano relacionarse con las poblaciones locales, muchas veces en condiciones infrahumanas, con vista a su desarrollo integral”, todavía en Guanacaste no lo hemos logrado.

El 25 de julio de 2007 la niña nicoyana Lineth Campos nos abrió los ojos y nos hizo una invitación a implementar otro tipo de desarrollo, cuando declamó en el parque de la Anexión la poesía “Gritos de la pampa” contra la tenencia de la tierra y el turismo acaparador y destructivo en Guanacaste, violentando el protocolo del día de la Anexión, alterando la Corte del rey Herodes, perdón, al Gabinete y al presidente latifundista Oscar Arias, que la criticó con recelo aduciendo: “Qué tiene que darme lecciones de ética una simple niña de escuela”. Debemos partir de esta lección de ética y dignidad que dio y nos sigue dando esta humilde niña campesina de Zaragoza, en Belén de Nicoya, quien por orden del Gobierno no recibió en años anteriores los beneficios del “programa avancemos”… Tal como en los tiempos bíblicos, desde Belén (de Nicoya) volvió la esperanza para Guanacaste en una niña recién nacida que nos devolvió la dignidad regional un 25 de Julio…Recuperemos el 25 de Julio, gubernamentalmente “día de la Anexión”, pero para las hijas e hijos de “La Pampa Madre” día de la reinvindicación del Partido de Nicoya, sueños de independencia del país de Moracia, donde el chorotega postrado ante “el árbol de la oreja” se cansó de escuchar y de que otros hablaran por él y hoy levanta con valentía su voz.

Liberia 13-07-2009

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Notas:

1 VARGAS ARAYA, Ronal; Diócesis de Tilarán ayer y hoy: homenaje a Monseñor Héctor Morera Vega; Guanacaste 2002. (edición privada)
2 La población de inicios de siglo se contará para Nicoya en 3.420 habitantes (siendo 2.732 los mulatos y 662 indios), 912 en Guanacaste, 672 en Bagaces, 425 en Cañas y 225 en Esparza (recuérdese que en 1788 Monseñor Thiel calculaba la población de Esparza, Bagaces y Cañas en 787 personas).
3 VARGAS ARAYA, Ronal; “Conflictos entorno a la tenencia de la tierra en Guanacaste (Costa Rica) y posiciones asumidas al respecto por algunos actores políticos y religiosos: un aporte desde la Doctrina Social de la Iglesia”; tesis de maestría, Universidad de Salamanca (España). Liberia, 17 de abril de 2008, pág. 30
4 VARGAS ARAYA, Ronal; op. Cit. pág. 31. “Por fin después de muchos titubeos, los vecinos de Nicoya (mayoría indígena) y de Santa Cruz (mayoría ladina) optan por adherirse a Costa Rica en Acta firmada el 25 de Julio de 1824, mediante Cabildo Abierto presidido por Don Manuel Briceño, no así la dirigencia de Guanacaste (mayoría criolla y de influencia nicaragüense), quienes juramentarán la Ley Fundamental del Estado de Costa Rica (La Constitución) hasta el 24 de setiembre de 1826 y no precisamente “con toda voluntad”. En una Misa celebrada por el Pbro. Cipriano Gutiérrez, Cura de Santa Cruz, se juramenta en esa población la Constitución de Costa Rica. El 2 de mayo de 1826 el Alcalde de Santa Cruz, Justo Arrieta, es destituido por oponerse a la anexión del Partido. Un mes después este ex-Alcalde denuncia que partidarios de la Anexión han dado muerte a algunos que se oponían. El 22 de Julio se levantará en armas junto con Gabriel Ríos y Tiburcio Gallo en protesta contra la Anexión. Como se ve, la situación no fue tan dulce y pacífica como pareciera en las celebraciones patrias de este acontecimiento”.
5 PICADO GATGENS, Miguel; “La Iglesia costarricense entre Dios y el Cesar”, DEI, San José, 1989, pág. 44.
6 IBID
7 “Ley fundamental del Estado de Costa Rica”, hija de la Constitución Federal, la que dominó hasta poco después que se disolviera el Congreso de la Federación el 30 de mayo de 1838.
8 PICADO GATGENS, Miguel; op. Cit.
9 GIRARDI, Monseñor Victorino; Carta Pastoral “Discípulos, tras las huellas de Cristo, promoviendo la vida en Él, al norte de Costa Rica”, Diócesis de Tilarán-Liberia, 19 de junio de 2009, n.38
10 GIRARDI, Monseñor; op. Cit. n. 31 y Primer Foro por Guanacaste; UCR, Liberia, 30 de agosto de 2008.
11 IBID, n. 40
12 IBID, n. 57
13 IBID, n. 56
14 IBID, n. 43
15 Poesía compuesta para la ocasión por el profesor nicoyano Álvaro Villegas, cfr reacciones en: http://www.diarioextra.com/2007/julio/26/nacionales06.php

La situación económica mundial (II)

Las teorías de producción, crecimiento y crisis

El modelo Hecksher-Ohlin analiza las desigualdades del comercio Norte-Sur. Clasifica los países como aquellos de mano de obra abundante y los de capital abundante. Los primeros están en vía de desarrollo y se especializan en productos que requieren mucha mano de obra (agricultura, textiles, servicios). Los segundos se especializan en productos que requieren mucho capital (maquinaria, farmacéuticos, finanzas). Ohlin distingue entre trabajo especializado y no especializado y el factor capital lo refina en varios niveles de ciencia y tecnología. Paul Samuelson añadió una observación: al aumentar los precios aumenta la ganancia del factor más intensivo.

El Modelo Hecksher-Ohlin fue objeto de muchos estudios. El más conocido es de Vassili Leontieff, experto en la relación entre sectores de una economía nacional. En un célebre artículo (1953) Leontief señaló la paradoja del Modelo Hecksher-Ohlin: Estados Unidos, el país más abundante en capital, importaba muchos bienes intensivos en capital y exportaba bienes básicos, intensivos en mano de obra.

Esa paradoja se trata de explicar con argumentos poco convincentes y debe estudiarse con más detenimiento. En mi opinión, es un síntoma de las causa del déficit comercial crónico de Estados Unidos. Hay que recordar que la supremacía de Estados Unidos no proviene de un superior desarrollo industrial o tecnológico, sino es producto de la Primera Guerra Mundial, de la que surgió como el gran acreedor financiero mundial. Con excepción del armamento, las mayores exportaciones de Estados Unidos no son industriales, sino servicios y productos agrícolas. Su población media es pobre en estudios y sus reputados altos niveles académicos son dictados y cursados por una mayoría de extranjeros.

Ciencia, tecnología y ciclos económicos

Eso nos lleva a la teoría de los ciclos económicos y su vínculo con la ciencia y la tecnología. Algo aplicable a productos y también a la infraestructura productiva histórica de cada país.

La teoría de los ciclos fue enunciada por Nicolai Kondratieff, un economista soviético, en un ensayo titulado “Las Ondas Largas en la vida económica” (1926). Su trabajo cubre los años del 1789 al 1926 y señala que las economías capitalistas tienen ciclos de prosperidad y depresión que duran entre 50 y 60 años y que suceden en cuatro fases a las que dio el nombre de las estaciones. Tres años después de su ensayo comenzó la Gran Depresión, que coincidió con su predicción. Desde entonces algunos llaman a las depresiones “Inviernos Kondratieff”.

El austriaco Joseph Schumpeter publicó en 1939 “Ciclos de los Negocios” en donde amplia la teoría de Kondratieff, confirma sus observaciones y las atribuye a cambios en la conducta empresarial. Aplica el concepto de la destrucción creativa – enunciado por Sombart- para explicar la secuencia de nuevos productos que desplazan a los anteriores en una dinámica de innovación y progreso técnico.

Schumpeter y otros notaron que hay también otros ciclos: cortos de 40 meses (Kitchin) que suceden por variación en inventarios y medianos (Juglar) que duran entre 6 y 11 años. Los ciclos Kondratieff (50-60 años) serían el resultado de grandes innovaciones, que clasificó en los seis tipos que presentamos en la gráfica.

La venezolana Carlota Perez, cuyo libro “Las Revoluciones Tecnológicas y el Capital Financiero” cubre 250 años de historia, precisa que los cambios y las revoluciones técnicas tienen una notable regularidad y obligan al rediseño institucional social y político.

Según Schumpeter la depresión es parte de la lógica del capitalismo, su modo de renovarse. Las innovaciones suceden durante las depresiones, cuando las crisis sacuden posiciones adquiridas y surgen nuevas soluciones y criterios. Perez explica el mecanismo de las “burbujas” y de sus consecuencias sociales y políticas. Aplicando a Leontief, Kondratieff, Schumpeter y Perez, tenemos un trazo coherente de la crisis económica en curso y de su proyección en el futuro equilibrio internacional.

Crisis económicas y economía de guerra

Durante más de un siglo, las crisis económicas nacen en el medio financiero y desembocan en una guerra. En mi opinión, la situación actual se arrastra desde la crisis de 1893, con trágicas cúspides guerreras globales en 1914 y 1939.

La crisis de 1893 la causó la dependencia de Estados Unidos del financiamiento externo. Entre 1886 y 1890, los ferrocarriles e industrias conexas emitieron “un inmenso e inusual volumen de valores y bonos , que se colocó en mercados extranjeros. Ese flujo bursátil externo compensó una balanza comercial desfavorable de los Estados Unidos. Como ahora.

En 1893 quebró el Ferrocarril Readings, los inversionistas huyeron y el flujo se estancó. En New York cayó la bolsa y quebraron varios bancos. Londres también lidiaba con préstamos incautos en Egipto y América del Sur y con el rescate del Baring Bros. Londres y New York tenían ya vínculos muy estrechos y comenzó una crisis financiera anglosajona.

La crisis se acentuó en 1907. Quebró el Knickerbocker Trust en New York y en Inglaterra las exportaciones caían por la competencia de nuevas potencias industriales. Sólo una reacción concertada de los grandes bancos , evitó una quiebra trasatlántica; un precedente que se argumentó luego para delegar, en 1910, la política monetaria de Estados Unidos a un consorcio de bancos privados llamado Sistema de Reserva Federal.

Mientras tanto, se mantuvo una actividad bélica casi permanenre: Guerra de Estados Unidos contra España (1898), Guerra Boer (1899–1902), Guerra Ruso- Japonesa (1904–05), guerras balcánicas (1912 -13) y Revolución Mejicana (1910–17). Ensayos técnicos previos a la Gran Guerra (1914), en la que Estados Unidos primero vendió armas y luego intervino (1917).

El preludio de la crisis 1929 – 1939

El Tratado de Versalles, que rediseño el mapa mundial, fue ciego en política y en economía. Las enormes reparaciones (US$30 millardos ) a expensas de Alemania buscaban agobiar su economía – la más grande de Europa- para impedir su competencia. Lo lograron y demasiado. Keynes predijo el resultado de esa vendetta. Alemania tuvo que imprimir dinero sin fondos y eso desató tal inflación que las compras se hacían con cestas … para el dinero .

Cuando la Primera Guerra Mundial acabó, todos los participantes debían dinero a Estados Unidos. El centro de las finanzas internacionales paso a ser New York. Inglaterra intentó retener la supremacía con un patrón oro alto que drenó sus reservas. Europa no era lugar para especular y el dinero voló a Estados Unidos, donde había intereses encima del 10%. Fue la euforia de los años 20 y el Dow Jones subió de 60 a 400 entre 1921 y 1929. La historia se repite: “En tiempos de auge se aceptan papeles de valor inflado, sin suficiente discriminación o esfuerzo en estimarlos” , algo ya dicho en 1896, no en 1929 o 2008.

El 1 septiembre 1929 la bolsa de New York vendió la cantidad record de 89,6 millardos. El mismo día, Londres subió la tasa de interés para frenar el drenaje de su oro. El día 2 hubo miedo y millardos en valores se quedaron frios. El 4 de septiembre la bolsa bajó. El día 5, el “gurú” Robert Babson anunció una caída general y comenzó la corrida “para parar pérdidas”. Los periódicos hablaban de ganancias, sin convencer. El escándalo de Clarence Hatry en Londres (un Bernard Madoff inglés) no ayudó la confianza. El martes 24 de octubre colapsaba el mercado de valores de New York.

En enero 1930 cayeron los futuros agrícolas. El congreso aprobó la ley Smoot-Hawley para subir los aranceles de Estados Unidos, que ya eran, después de España, los más altos del mundo. Comenzaron retaliaciones comerciales que mermaron las exportaciones agrícolas y cayeron los precios de la tierra. Los préstamos valían más que las propiedades hipotecadas; como ahora. Los bancos quebraban. Al año siguiente vino el pandemonio internacional.

En septiembre 1931 Alemania cerro la bolsa. Inglaterra también y abandonó el patrón oro. Brasil defraudó 500 millones en bonos. Defraudaron 600 millones en bonos centro-europeos y 850 millones en bonos Suramericanos. Grecia y Hungría defraudaron sus deudas de guerra con Estados Unidos e Inglaterra, Bélgica y Francia pidieron condonación. El 4 de julio1932, en el New York Times, Alexander Noyes admitía que las reparaciones impuestas a Alemania eran la causa de la depresión. Le siguieron muchos otros. Keynes había tenido razón.

El costo social y político de la Gran Depresión

En Estados Unidos, de 25.000 bancos, unos11.000 quebraron. El desempleo osciló entre 25 y 30%. El PIB cayó 30%. El comercio cayó a 50%. En Europa las quiebras y el desempleo cundieron en todas partes y la más afectada fue Alemania, cuyo PIB cayó 50%. Sólo la Italia fascista y Suiza resistieron bien. América latina y Asia se estancaron hasta los años 50.

En enero 1933, Adolf Hitler llegó al poder, sobre la onda de los errores de Versalles. Fue quien primero aplicó políticas keynesianas, con grandes proyectos de infraestructura y armamento que mantuvieron el crecimiento alemán hasta la Segunda Guerra Mundial. En Europa proliferó la inspiración fascista: Salazar en Portugal, Horthy en Hungría, Antonescu en Rumania, Pilsudsky en Polonia. Todos ellos llegaron al poder por el descontento social y usaron políticas de nacionalismo popular como contrapropuesta a la de grupos importantes que buscaban una solución revolucionaria según el modelo soviético.

El keynesianismo armamentista

Keynes considera básico el empleo, aunque sea con trabajos artificiales: “Hacer hoyos y volverlos a tapar”. Si son trabajos útiles tanto mejor. La guerra sirve a movilizar empleo, pero con mucho es el peor modo, porque los hoyos no destruyen vidas y futuros.

La Guerra Fría con guerras calientes cuando hubo desaceleración fue el pretexto para un keynesianismo militar. La desmovilización posterior a la Segunda Guerra Mundial provocó recesión, hasta la Guerra de Corea (1950-53). El recorte monetario contra la inflación también, hasta la Guerra de Vietnam (1962-71). La derrota en Vietnam aplacó un rato la actividad bélica directa de Estados Unidos, pero las crisis continuaron.

La del precio de los alimentos por la venta masiva de cereales a la Unión Soviética, en 1971. La de los precios del petróleo por conflictos en el Cercano Oriente, en 1973. Para neutralizar esas alzas Estados Unidos repudió su patrón oro , que era la base del sistema monetario internacional acordado en Bretton Woods. Tampoco es que terminada la guerra de Vietnam hubiese paz , hubo guerras por delegación, como aquella de Afganistán (1979-89), que llevo al colapso a la Unión Soviética y puso fin a la Guerra Fría.

Sin Guerra Fría Estados Unidos perdió el pretexto para una economía de guerra, pero siguió. La “amenaza a la paz” son ahora países a los que se ataca sin riesgo: Irak (Bush I, 1990), Serbia (Clinton, 1998- 99). El atentado de septiembre 2001, dio pretexto para una indefinida, pero global, “Guerra contra el Terror”, algo así como bombardear la sensación de miedo: Afganistán (Bush II 2001 – ¿?), Irak II (Bush II 2003-¿?), Pakistán (¿?).

La economía de guerra necesita enemigos para mantener próspero, con dinero público y sangre ajena, al influyente complejo militar-industrial. El mismo cuyo peligro denunció el Presidente Dwight Eisenhower en su discurso de despedida , en 1961, cuando Estados Unidos era aún el modelo admirado en el mundo por mucha gente.

Fuente: _ *IREI desde Ginebra, especial para ARGENPRESS.info_

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Ver también:
La situación económica mundial
La situación económica mundial
– La situación económica mundial

América Latina (1760-2010) Parte II

II y última parte

Ambos estallidos no surgieron del repollo. En coincidencia con el bicentenario de Simón Bolívar (1983), un grupo de oficiales del ejército venezolano fundaron una célula revolucionaria antimperialista, y en el simbólico 1992 los indígenas chiapanecos derribaron la estatua del conquistador español Diego de Mazariegos erigida en el centro de San Cristóbal de las Casas.

Ciegas a la historia, de espaldas a los pueblos, las oligarquías sólo atinaron a mirarse el ombligo. Y mientras a finales de 1989 un tal John Williamson presentaba el documento que sería conocido como Consenso de Washington, los venezolanos ya habían recordado, en las calles, la advertencia de El Libertador contra las “… formas democráticas tomadas en préstamo de Europa, que carecían del fundamento social que había en Europa, y no había en América” (Carta de Jamaica, 1815).

En Guadalajara, los demócratas de importación celebraron la primera reunión cumbre de presidentes “iberoamericanos” (1991). Años después, sin chistar, se adhirieron a la Alianza para el Libre Comercio de las Américas (Alca. Miami, 1994). En tanto, los intelectuales “independientes” (o sea, sumisos) sólo tenían ojos para especular, embobados, acerca de la más que previsible implosión del llamado “socialismo real”.

La respuesta no se hizo esperar. En sendas movilizaciones populares, ocho presidentes elegidos (más tres de carácter interino y un pelele golpista en Caracas) fueron derrocados: Fernando Collor de Melo (Brasil, 1992), Carlos Andrés Pérez (1993), Abdalá Bucaram (Ecuador, 1997), Raúl Cubas (Paraguay, 1999); Jamil Mahuad (Ecuador, 2000), Fernando de la Rúa (Argentina, 2000), Gonzalo Sánchez de Losada (Bolivia, 2003) y Lucio Gutiérrez (Ecuador, 2005).

Luego, las urnas consagraron a un ramillete de gobernantes que, con mayor y menor énfasis, cuestionaron el capitalismo salvaje. Tales fueron las posturas de Hugo Chávez (1999), Néstor Kirchner y Lula da Silva (2003); Evo Morales (2005), Manuel Zelaya y Daniel Ortega (2006); Cristina Fernández y Rafael Correa (2007). Y, con menor énfasis, Tabaré Vásquez (2004), Michelle Bachelet (2006), Fernando Lugo, Álvaro Colom, Leonel Fernández (2008) y Mauricio Funes (2009).

En consonancia con el espíritu de El Libertador, Venezuela emprendió la agenda solidaria: Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (Alba, 2004), Banco del Sur y Consejo Energético del Sur (2007), Unión de Naciones del Sur (Unasur), Parlamento Suramericano y Consejo de Defensa del Sur (propuesto por Brasil), incorporación de Cuba al Grupo de Río (2008), derogación de las medidas que en 1961 expulsaron a Cuba de la OEA (San Pedro Sula, Honduras, 2009).

A mediados de mayo de 2008, un grupo de “expertos” de Washington concluyó que en América Latina se había acabado “la hegemonía de Estados Unidos”. Semanas después, el secretario de Estado para Asuntos del Hemisferio Occidental, Thomas Shannon (actual embajador en Brasil), arriesgó la peregrina idea de que la atención dada por su país a otras partes del mundo (léase Irak), “abrió espacios en la región para un líder como Chávez”.

Si lo primero se presta a duda, lo segundo es falso. George W. Bush y Hillary Clinton, Barack Obama y Condoleezza Rice siempre creyeron en la ideología neogolpista, prevista en la Carta Democrática de la OEA, y adoptada un tenebroso 11 de septiembre de 2001. La carta dice lo que Obama dijo con respecto a Chávez: “La democracia va más allá de las elecciones. Pero todos sabemos que él no gobierna democráticamente”. ¿Quiénes son “todos”?

En todo caso, el imperio cuenta con muchos brazos para imponer su concepción de “democracia”: el brazo político (Fundación Nacional para la Democracia: NED, por sus siglas en inglés, 1983), el electoralista (Fundación Internacional para Sistemas Electorales, IFES, 1987), el empresarial (Centro para la Empresa Privada Internacional, CIPE), el asistencialista (Agencia Internacional para el Desarrollo, USAID), el gangsteril (Fundación Cubano Americana), los brazos académicos y de “cooperación”, y un sinfín de brazos mediáticos (Sociedad Interamericana de Prensa, grandes cadenas de televisión). Y, por supuesto, con el Comando Sur y la CIA, par de brazos mayores que acaban de restaurar el “orden democrático” en Honduras.

El golpe contra Manuel Zelaya, presidente legítimo de Honduras, ha suscitado múltiples interrogantes. ¿Vuelta a los viejos tiempos? No lo creo. En otras épocas los militares daban un golpe y en menos de 48 horas dominaban la situación. No parece ser el caso de Honduras. Bautizados por el hambre crónica y el despojo sistemático de sus productos y riquezas, los hondureños están dando pruebas de que jamás volverán a vivir como extranjeros en su propia tierra.

Fuente: Diario La Jornada. 2207. México

La situación económica mundial (I)

“Reescribir las reglas de la economía de mercado beneficiando a quienes causaron tanto sufrimiento en la vida cotidiana global y tantos desempleados es peor que costoso financieramente. En realidad, es obscenamente injusto.”

Joseph Stiglitz

La economía de Mercado

Se cuenta que un día preguntaron al Mahatma Ghandi que cosa pensaba de la Economía de Mercado y respondió – “Pudiera ser una buena idea”. Es sólo eso: una propuesta de competir hecha a un mundo económico donde los empresarios desean rentas monopólicas.

Imaginamos a Adam Smith necesitando toda su flema británica para controlarse ante lo que en su nombre se practica como liberalismo, porque detestó los monopolios y los oligopolios, que describió como “El beneficio exorbitante” . Hoy, su teoría de un equilibrio económico internacional producido por la apertura al intercambio, se usa para abrir la puerta a los monopolios o carteles apátridas que devoran el mapa corporativo local en todos los países.

Smith publicó, en 1776, su “Investigación sobre la naturaleza y las causas de la riqueza de las naciones”. Tuvo gran éxito en Inglaterra, donde sus ideas tenían añeja tradición. En 1493, la bula Inter Coetera y el tratado de Tordesillas (1494), dividieron el mundo en dos hemisferios: uno para España y otro para Portugal. Otros países navegantes – sobre todo Holanda – objetaron esa partición divina y desarrollaron otras doctrinas la libertad del mar y del comercio. En 1602, James Lancaster – capitán de la primera expedición de la Compañía Inglesa de las Indias Orientales- le entregó al Sultán de Aceh (Sumatra) una carta de Elisabeth I, donde ya estaba en embrión la tesis de Smith: “Dios, en su sabiduría infinita, ordenó las cosas para … que de la abundancia de frutos que algunas regiones gozan se supliera la necesidad de otras y que …países distantes traficaran entre ellos y se hicieran amigos”

La carta también advertía que el país que comerciase con un solo país europeo terminaría siendo el subordinado político de aquel. ¡Que gran verdad! Ya en esa época se conocía el vínculo entre comercio “preferencial” y subordinación; como el monopolio del comercio que luego forjó el Imperio de la India, un imperio privado de la abogada del libre comercio: la Compañía Inglesa de las Indias Orientales.

La teoría de Smith viene a complementar la de los fisiócratas franceses, centrados en la Agricultura, porque aplica esos conceptos a la revolución industrial, entonces en sus albores y exclusivamente inglesa. Smith creyó honestamente que la codicia podía canalizarse hacia un resultado general y social equitativo, por eso rechaza los monopolios. Poco después el egoísmo demostró lo contrario. Los exitosos exportadores industriales ingleses encontraron engombrante la ley que protegía a los productores agrícolas británicos y el aduanero David Ricardo proclamó la necesidad de abrir la importación de cereales para abaratar el pan y poder bajar los salarios que merman la ganancia de los patrones industriales . De cómo dar de comer a los agricultores no dice nada, pero asumimos – por Charles Dickens- que se fueron a las ciudades para aumentar y abaratar la oferta de mano de obra. Desde entonces viene el enfoque de la economía – típica de los Business Schools- como ciencia cuyo objetivo primario no son las ganancias del trabajo, sino las del capital invertido … y aún sólo el de algunos. El enfoque que causa la crisis presente, que es un arrastre de las anteriores.

A la teoría liberal del comercio internacional se le llama clásica, pero sería más adecuado llamarla metafísica, porque trata de una certeza que no es de esta tierra; es como una divinidad: se le elogia mucho pero no se le ha visto nunca. Lo que se practica con ese nombre ha fracasado siempre en cuanto al desarrollo; pero hay otros postulados económicos más cercanos a las realidades de este mundo que han sido aplicados y hasta con éxito, algo raro hoy en política económica. La paradoja es que a esos otros pensadores se les menciona poco y dejaron de enseñarse; sus obras son difíciles de encontrar en las bibliotecas universitarias. Es cierto que no complacen los patrones de moda porque son cautos con la apertura y suelen mirar la prosperidad nacional como un objetivo superior a la ganancia individual; criterios objetables para las empresas apátridas que financian centros académicos y cuya visión económica se enfoca a resultados trimestrales.

La versión ricardiana del liberalismo de Smith tuvo tempranos detractores. El primero fue el ginebrino Charles de Sismondi, que publicó “Economía Política” (1815) y “Nuevos Principios de Economía Política” (1817). Allí acuño el término proletario – que luego usa Marx- para designar a quienes con su prole garantizan la mano de obra. Fue específico contra Ricardo y señaló que aumentar ganancias a expensas de salarios es mala política, porque buenos salarios son indispensables para mantener el consumo y la producción; fue el primero en pedir la intervención del Estado para evitar los excesos capitalistas y hablar de lucha de clases .

Sismondi predijo la crisis crónica que aqueja a Estados Unidos, Inglaterra y otros países, gracias a gobiernos cómplices. Las empresas exportan puestos de trabajo y precarizan el empleo para ganar más, mientras exprimen el consumo facilitando una deuda sobre salarios futuros. Ahora se le dice “Economía de la Oferta” y funciona con tarjetas de crédito, pero el estimulo del consumo con deuda esclavizante ya fue visto en Estados Unidos en la primera mitad del siglo XIX. Lo señalan Alexis de Tocqueville y Francois-Rene de Chateaubriand , dos escritores franceses que lo visitaron separadamente. Su evolución la describe la novela futurista – y puede que profética- “The Iron Heel”(1906), de Jack London.

Más allá de la apertura incondicional de la teoría liberal, los excesos congénitos y visibles del capitalismo y el papel del Estado para corregirlos han inspirado otras propuestas concretas. Podemos clasificarlas en dos tesis básicas. Una cree que el capitalismo es canalizable en beneficio de la sociedad con políticas de control; allí destacan Sismondi, Friederich List, Werner Sombart, Max Weber, Wilfredo Pareto, John Maynard Keynes y creemos que Deng Xiaoping. La otra, la de Karl Marx y sus seguidores, considera al capitalismo irredimible e inmerso en un proceso dialéctico fatal que lo lleva a su propia destrucción y a su reemplazo por una sociedad sin propiedad individual.

Cuando esas propuestas han sido aplicadas, los resultados varían. Las del marxismo radical se aplicaron en el COMECON donde no tuvieron éxito en el desarrollo material y político, pero si en la protección social y el desarrollo cultural y científico. Las de List obtuvieron gran éxito en la industrialización de Alemania. Las de Keynes señalaron la salida de la Gran Depresión en Europa, Estados Unidos y el resto del mundo. Deng Xiaoping llamamos al crecimiento espectacular de China, con 400 millones fuera de la pobreza. Weber, Pareto y Sombart orientan aún la economía social. Sombart es de los que se quiere borrar. Su obra es la mayor de la historiografía económica . Él acuñó el término “capitalismo” (Marx no lo usa). Engels dijo que, sin ser marxista, era el profesor alemán que mejor comprendía a Marx. Él creó el término y el concepto de la destrucción creativa, que usará su alumno Joseph Schumpeter. Él inició a Vasili Leontief en las tablas econométricas (paradoja Leontief sobre Estados Unidos). Sus escritos existen en otras lenguas, pero no en inglés, porque la Universidad de Princeton, que compró el derecho exclusivo , no lo traduce.

Las parodias del Mercado

El mundo sufrió crisis económicas de origen financiero casi sin interrupción desde el 1894 al 1939 y sólo con medidas keynesianas de intervención estatal se logró estabilizar la economía mundial. Asombra que desde 1989 el apodado “Consenso de Washington ” nos diga que la ausencia de intervención estatal es la única verdad para la salud económica. Claro que hay otras, aunque se escondan libros, porque está su testimonio: el modelo europeo de crecimiento económico con protección social y estabilidad laboral, un modelo que viene desde Bismarck y que ahora se intenta también desmantelar.

Lo que las entidades económicas internacionales – Banco Mundial, BID, FMI- venden como ciencia total de la política económica contradice hasta el texto más popular de Economía I, que apodábamos “el Samuelson” donde se explica la economía de mercado. El “Consenso de Washington”, pone el énfasis en la austeridad fiscal y la apertura comercial que fusiona en un dogma monoteísta. Ese es el sermón básico que se escucha desde los púlpitos del Banco Mundial, del FMI, de los Estados Unidos, la Unión Europea o Japón. No es que alguno de esos países los aplique. Basta ver los temas que se negocian en la OMC: subsidios, aranceles específicos, picos arancelarios, monopolios de tecnología industrial, todos ellos contra la teoría del mercado y todos aplicados férreamente por los países desarrollados. Los mismos que recortan gastos en salud y educación para entregar billones públicos a unos banqueros que, por ladrones o tontos, merecen la cárcel o la quiebra. No parece ahora que el Banco Mundial o el FMI prediquen su sólito catecismo de austeridad financiera a esos países pecadores. Es que los diablos si predican, … pero no se convierten!

La crisis actual demuestra que hay dos tipos de economía de mercado, de economía de mercado imperfecto, se entiende: Una es la economía real. La economía que produce y comercia bienes tangibles y presta servicios que se reciben y pagan. La economía cuyos bancos se nutren del ahorro y de ganancias que deja el valor agregado. La economía que genera empleo y paga impuestos para sostener la los programas sociales o la infraestructura del país donde funciona. La economía de la filosofía económica, con variantes que pueden ser distantes, desde François Quesnay, Adam Smith y Frederich List hasta John Maynard Keynes, Milton Friedman y Deng Xiaoping.

La otra funciona en bolsas de valores y otros garitos, donde se vende y se compra según un cálculo del futuro. Ya desde 1815 (Nathan Rothschild / Waterloo ) se manipula la percepción del futuro, pero la realidad de hoy es aún mas irreal. Es un juego febril donde los valores o las empresas tranzadas son apátridas, aunque se coticen en tal o cual bolsa. Las apuestas y los balances pueden ser falsos, como los de Enron refrendados por Arthur Andersen. El dinero de las compras puede que no exista (WorldCom). Es un mercado que coloca dólares sin fondos emitidos por la Reserva Federal, donde las acciones suben sin inversión nueva o mejores dividendos y las divisas varían sin cambios en las cifras macroeconómicas de los países. Es un bazar mundial de curiosos “productos” financieros, cuyo modelo referencial apodamos Wall Street. Sus reglas parecen complejas, pero su enunciado es simple, lo proclama el personaje Gordon Gekko , en la película “Wall Street” cuando afirma: “Greed is good, greed works!” (¡La codicia es buena, la codicia funciona!).

* IREI desde Ginebra, especial para ARGENPRESS.info

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Ver también:
La situación económica mundial
La situación económica mundial
– La situación económica mundial

De Arbenz a Zelaya: Chiquita (United Fruit) en Latinoamérica

A principios de este año la compañía frutera basada en Cincinnati, EE.UU. se unió a Dole en su crítica al gobierno en Tegucigalpa que había aumentado el salario mínimo en un 60%. Chiquita se quejó de que las nuevas reglas afectarían los beneficios de la compañía, y exigirían que la firma tuviera costes más elevados que en Costa Rica: 20 centavos de dólar más para producir una caja de bananas y diez centavos más para producir una caja de plátanos, para ser exacto. En total, Chiquita se inquietaba porque perdería millones con las reformas laborales de Zelaya ya que la compañía producía unas 8 millones de cajas de bananas y 22 millones de cajas de plátanos por año.
Cuando apareció el decreto del salario mínimo, Chiquita buscó ayuda y apeló al Consejo Hondureño de Empresa Privada (COHEP). Como Chiquita, COHEP estaba descontento con la medida de Zelaya sobre el salario mínimo. Amílcar Bulnes, presidente del grupo, argumentó que si el gobierno seguía adelante con el aumento del salario mínimo, los empleadores se verían obligados a despedir trabajadores, aumentando así el desempleo en el país. Como principal organización empresarial en Honduras, COHEP agrupa a 60 asociaciones empresariales y cámaras de comercio que representan todos los sectores de la economía hondureña. Según su propio sitio en Internet, COHEP es el brazo político y técnico del sector privado hondureño, apoya los acuerdos de comercio y suministra “apoyo crítico para el sistema democrático.”

COHEP argumenta que la comunidad internacional no debiera imponer sanciones económicas contra el régimen golpista en Tegucigalpa, porque empeorarían los problemas sociales de Honduras. En su nuevo papel como vocero de los pobres de Honduras, COHEP declara que Honduras ya ha sufrido terremotos, lluvias torrenciales y la crisis financiera global. Antes de castigar al régimen con medidas punitivas, arguye COHEP, Naciones Unidas y la Organización de Estados Americanos deberían enviar equipos de observadores a Honduras para evaluar cómo las sanciones afectarían a un 70% de los hondureños que viven en la pobreza. Mientras tanto, Bulnes ha expresado su apoyo al régimen golpista de Roberto Micheletti y argumenta que las condiciones políticas en Honduras no son propicias para un retorno del exilio de Zelaya.

Chiquita: De Arbenz a Bananagate

No sorprende que Chiquita busque y se alíe con fuerzas social y políticamente retrógradas en Honduras. COLSIBA, el organismo coordinador de los trabajadores de plantaciones de plátanos en Latinoamérica, dice que la compañía frutera no ha suministrado a sus trabajadores los equipos de seguridad necesarios y que ha retardado la firma de acuerdos laborales colectivos en Nicaragua, Guatemala y Honduras.

La Coordinadora Latinoamericana de Sindicatos Bananeros, COLSIBA compara las condiciones laborales infernales en las plantaciones de Chiquita con campos de concentración. Es una comparación inflamatoria, pero puede contener un cierto grado de verdad. Mujeres que trabajan en las plantaciones de Chiquita en Centroamérica trabajan de las 6.30 de la mañana hasta las 7 de la tarde, con manos que arden dentro de guantes de goma. Algunos trabajadores tienen sólo 14 años. Los trabajadores bananeros centroamericanos han denunciado que Chiquita los expone en el terreno a DBCP, peligroso pesticida que causa esterilidad, cáncer y defectos congénitos en los niños.

Chiquita, conocida antes como United Fruit Company y United Brands, ha tenido una larga y sórdida historia política en Centroamérica. Dirigida por Sam “The Banana Man” Zemurray, United Fruit entró al negocio de los plátanos a comienzos del Siglo XX. Zemurray observó una vez: “En Honduras, una mula cuesta más que un miembro del parlamento.” En los años veinte United Fruit controlaba 263.000 hectáreas de la mejor tierra en Honduras, cerca de un cuarto de la tierra cultivable del país. Lo que es más, la compañía controlaba carreteras y ferrocarriles.

En Honduras, las compañías fruteras extendieron su influencia a todas las áreas de la vida, incluidas la política y las fuerzas armadas. Por esas tácticas adquirieron el nombre de ‘los pulpos.’ Los que no aceptaban el juego de las corporaciones eran hallados a menudo boca abajo en las plantaciones. En 1904, el humorista O. Henry acuñó el término “República bananera” para referirse a la tristemente célebre United Fruit Company y sus actividades en Honduras.

En Guatemala, United Fruit apoyó el golpe militar patrocinado por la CIA en 1954, contra el presidente Jacobo Arbenz, un reformador que trató de realizar una reforma agraria. El derrocamiento de Arbenz llevó a más de treinta años de intranquilidad y de guerra civil en Guatemala. Posteriormente, en 1961, United Fruit prestó sus barcos a exiliados cubanos respaldados por la CIA que trataron de derrocar a Fidel Castro en Playa Girón.

En 1972, United Fruit (rebautizada como United Brands) llevó al poder al general hondureño Oswaldo López Arellano. Sin embargo, el dictador tuvo que renunciar posteriormente después del infame escándalo “Bananagate” que tuvo que ver con sobornos de United Brands para López Arellano. Un jurado de acusación estadounidense acusó a United Brands de sobornar a Arellano con 1,25 millones de dólares, con la promesa de otros 1,25 millones si el militar aceptaba la reducción de los impuestos a la exportación de frutas. Durante el Bananagate, el presidente de United Brands cayó de un rascacielos de Nueva York, en un aparente suicidio.

Los años Go-Go de Clinton Years y Colombia

United Fruit también se estableció en Colombia y, durante sus operaciones en el país sudamericano, desarrollo una imagen no menos accidentada. En 1928, 3.000 trabajadores se declararon en huelga contra la compañía para pedir mejores condiciones de paga y trabajo. La compañía primero se negó a negociar, pero después cedió en algunos puntos menores, y declaró que las otras demandas eran “ilegales” o “imposibles.” Cuando los huelguistas se negaron a dispersarse, los militares dispararon contra los trabajadores, matando a muchos de ellos.

Podría pensarse que Chiquita habría reconsiderado sus políticas laborales después de lo sucedido pero a fines de los años noventa, la compañía comenzó a aliarse con fuerzas insidiosas, específicamente con paramilitares derechistas. Chiquita les pagó hasta más de un millón de dólares. En su propia defensa, la compañía declaró que simplemente estaba pagando a los paramilitares para obtener protección.

En 2007, Chiquita pagó 25 millones de dólares para dirimir una investigación del Departamento de Justicia sobre esos pagos. Chiquita fue la primera compañía en la historia de EE.UU. condenada por tratos financieros con una organización terrorista específica.

En un juicio contra Chiquita, víctimas de la violencia paramilitar afirmaron que la firma instigaba a cometer atrocidades, incluyendo terrorismo, crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad. Un abogado de los demandantes dijo que la relación de Chiquita con los paramilitares “tenía que ver con la adquisición de todos los aspectos de la distribución y venta de plátanos mediante un reino del terror.”

De vuelta en Washington, Charles Lindner, director ejecutivo de Chiquita, estaba ocupado cortejando a la Casa Blanca. Lindner había sido un gran donante del Partido Republicano, pero cambio de lado y comenzó a prodigar dinero a los demócratas y a Bill Clinton. Clinton recompensó a Lindner convirtiéndose en un crucial respaldo militar del gobierno de Andrés Pastrana, responsable de la proliferación de escuadrones de la muerte derechistas. En esos días EE.UU. impulsaba su agenda de libre comercio amistosa hacia las corporaciones en Latinoamérica, una estrategia realizada por el antiguo amigo de infancia de Clinton, Thomas “Mack” McLarty. En la Casa Blanca, McLarty actuó como Jefe de Gabinete y Enviado Especial para América Latina. Es un personaje fascinante a quien volveré en un instante.

La conexión Holder-Chiquita

En vista del historial poco limpio de Chiquita en Centroamérica y Colombia, no sorprende que la compañía haya tratado de aliarse posteriormente con COHEP en Honduras. Aparte de cabildear a asociaciones empresariales en Colombia, Chiquita también cultivó relaciones con firmas legales importantes en Washington. Según el Center for Responsive Politics, Chiquita ha pagado 70.000 dólares en gastos de cabildeo a Covington and Burling en los últimos tres años.

Covington es una poderosa firma legal que asesora a corporaciones multinacionales. Eric Holder, actual Fiscal General [Ministro de justicia], co-presidente de la campaña de Obama y ex Fiscal General Adjunto bajo Bill Clinton fue hasta hace poco socio de la firma. En Covington, Holder defendió a Chiquita como abogado principal en su caso con el Departamento de Justicia. Desde lo alto de su elegante nueva oficina en Covington, ubicada cerca del edificio del New York Times en Manhattan, Holder preparó a Fernando Aguirre, director ejecutivo de Chiquita, para una entrevista con “60 Minutes” sobre los escuadrones de la muerte colombianos.

Holder hizo que la compañía frutera se declarara culpable de un cargo de “entrar en transacciones con una organización explícitamente identificada como organización terrorista global.” Pero el abogado, que cobraba un considerable salario en Covington del orden de más de 2 millones de dólares, medió en un dulce acuerdo según el cual Chiquita sólo pagó una multa de 25 millones de dólares durante cinco años. Escandalosamente, sin embargo, ni uno de los seis funcionarios de la compañía que aprobaron los pagos recibió una condena a la cárcel.

El curioso caso de Covington

Si se mira un poco más detenidamente se descubrirá que Covington no sólo representa a Chiquita sino que sirve como una especie de nexo para la derecha política que quiere propugnar una política exterior agresiva en Latinoamérica. Covington mantuvo una importante alianza estratégica con Kissinger (famoso por Chile en 1973) y McLarty Associates (sí, el mismo Mack McLarty de los días de Clinton), una firma muy conocida internacionalmente de consultoría y asesoría estratégica.

John Bolton sirvió de 1974 a 1981 como socio en Covington. Como embajador de EE.UU. en Naciones Unidas bajo George Bush, Bolton fue un crítico feroz de izquierdistas en Latinoamérica como Hugo Chávez. Además, John Negroponte se convirtió hace poco en vicepresidente de Covington. Negroponte es un ex secretario adjunto de Estado, director de Inteligencia Nacional y representante de EE.UU. ante Naciones Unidas.

Como embajador de EE.UU. en Honduras desde 1981 hasta 1985, Negroponte jugó un papel importante en la ayuda a los rebeldes de la Contra respaldados por EE.UU. que se proponían derrocar el régimen sandinista en Nicaragua. Grupos de derechos humanos han criticado a Negroponte por hacer caso omiso de los abusos contra los derechos humanos cometidos por los escuadrones de la muerte hondureños que fueron financiados y parcialmente entrenados por la CIA. Por cierto, cuando Negroponte sirvió como embajador, su edificio en Tegucigalpa se convirtió en unos de los mayores centros neurálgicos de la CIA en Latinoamérica y decuplicó su personal.

Aunque no hay evidencia que vincule Chiquita al reciente golpe en Honduras, existe suficiente confluencia de personajes sospechosos y de políticos influyentes como para justificar más investigación. Desde COHEP a Covington hasta Holder y Negroponte y McLarty, Chiquita ha seleccionado a amigos en puestos importantes, amigos que no aprecian las políticas laborales progresistas del gobierno de Zelaya en Tegucigalpa.

*Para rebelion.org

Honduras: La táctica no debe comprometer la estrategia

No es difícil percatarse de que los funcionarios políticos de alto rango del equipo de Hillary Clinton, la inteligencia del Comando Sur y los estrategas de los servicios especiales, principalmente la CIA, enfocan a Honduras, aunque realmente miran a Bolivia, Venezuela, Ecuador, Guatemala y otros países. Apelar a Estados Unidos e insistir en ello para reponer a Zelaya y restablecer la “democracia” puede no ser una buena idea.

En primer lugar, porque se trata de un precedente que, invocado en otro contexto y con otros propósitos, puede resultar nefasto. Nunca en ninguna época y por ninguna razón los gobiernos latinoamericanos han pedido a Estados Unidos que intervenga en un país latinoamericano, mucho menos lo han hecho las fuerzas progresistas y jamás se esperaba de la izquierda.

Por otra parte ceder todo el espacio de maniobra a Estados Unidos y otorgarle un protagonismo que ha llegado a sugerir el empleo de los mecanismos de la asistencia militar, incluso de las tropas estacionadas en suelo hondureño, no puede ser positivo. Los riesgos de esa política se evidenciaron en la rapidez con que Hillary Clinton recibió a Zelaya, instruyó a Arias y abrió el juego para manejar la situación hacía un final norteamericano.

La pregunta ahora no es si Estados Unidos interviene o no porque ya lo hace, sino el modo como acomodará las cosas para sin consagrar el golpe de estado, anular a Zelaya y prescindir del ALBA, la OEA y todos los demás componentes multilaterales para, por su propia cuenta, encontrar un comodín que incluso puede implicar el retorno formal, precario y fugaz de Zelaya, sin poder real, sólo para celebrar unas elecciones que no pueda ganar.

Tal como van las cosas, las horas de Micheletti parecen contadas, cosa que el jefe golpista sabe y que explica su disposición a renunciar, sin que ello signifique que suban la apuesta por Zelaya.

Tomando en cuenta lo avanzado de las maniobras y que incluso se ha convocado un nuevo encuentro entre los golpistas y los representantes del presidente depuesto y existe una salomónica propuesta del presidente Arias, para crear un “gobierno de unidad nacional”, por momentos se percibe descoordinación entre los llamados a la huelga general, la movilización popular y la mediación.

Es de esperar que los norteamericanos insistan con Zelaya y Micheletti para que continúen las conversaciones en San José de Costa Rica y no sería extraño que adelantaran alguna propuesta aunque sólo sea para propiciar nuevas dilaciones. Mientras no se fuerce un desenlace, el tiempo corre a favor, no ya de los golpistas sino de Estados Unidos, que puede utilizar la carta de Obama, cuya intervención se ha demandado insistentemente y, cuando se produzca, difícilmente pueda se desconocida.

Nadie debe pasar por alto que se ha producido una extraña y peligrosa inversión de roles: antes la no intervención era una demanda de la izquierda y los sectores populares latinoamericanos, mientras que ahora es la bandera de Obama que no deja de insistir en que Estados Unidos no debe imponer gobiernos.

Aunque quizás sea demasiado pedir a un luchador del origen y el perfil político de Zelaya, lo único que pudiera frenar la maniobra norteamericana es su disposición personal, mediante opciones inevitablemente dramáticas y peligrosas que comenzaría por su entrada en Honduras con todos los riesgos que ello implica.

Ningún análisis debe pasar por alto que por lo inmaduro de las realizaciones impulsadas por Zelaya en el corto período que ha gobernado y el hecho de que, presumiblemente no permanecerá en la presidencia más allá del fin de su mandato que expira este año, las preocupaciones para Estados Unidos son mínimas, sobre todo porque los golpistas son prescindibles y cada uno parece marcado con el estigma de la “naranja exprimida”.

Con su agudeza característica, Fidel Castro ha dado otra vez en el blanco. La solución no estriba en que Estados Unidos intervenga más enérgicamente, sino en que deje de hacerlo, no en que emplee sus tropas, sino en que las retire. “Lo único correcto -ha dicho ayer – es demandar del gobierno de Estados Unidos que cese su intervención, deje de prestar apoyo militar a los golpistas y retire de Honduras su Fuerza de Tarea”.

Progresismo y neoliberalismo

Es cierto. Las derechas latinoamericanas han aprendido de errores y fracasos del pasado reciente, están adecuando nuevas tácticas y preparan ofensivas que pretenden retrotraer la situación del continente al periodo anterior a los triunfos populares de comienzos de este siglo. Aspiran a instalar gobiernos conservadores, quitar de en medio algunos aspectos molestos para la dominación de las elites y dejar el camino libre para cercar y aniquilar a sus verdaderos enemigos: los movimientos sociales populares. La resolución de la crisis en Honduras será una prueba de fuego. La consolidación de los golpistas, como ha señalado Fidel Castro, puede alfombrar el camino a regímenes autoritarios.

Sin embargo, una parte sustancial de los análisis miran en exclusiva sólo una parte del escenario, la que conforman los gobiernos, dejando de lado el hecho decisivo de que han sido y siguen siendo los movimientos de los de abajo los capaces de modificar a fondo la relación de fuerzas. Incluso en Bolivia, donde se han producido los mayores avances en un sentido antineoliberal, ha sido la movilización popular, junto a la decidida acción del gobierno de Evo Morales, la que puso en retirada a la oligarquía de Santa Cruz en septiembre del año pasado. Fue el cerco multitudinario a la ciudad dominada por los fascistas lo que modificó las cosas. No hay cambios profundos sin el concurso de los de abajo organizados en movimientos. Colocar el foco del análisis en los gobiernos supone dejar de lado nada menos que la parte decisiva de la realidad, por lo menos desde una mirada antisistémica.

Por otro lado, parece necesario comprender que la ofensiva de la derecha es consecuencia, en buena medida, de las políticas de esos gobiernos progresistas, de la continuidad y profundización del neoliberalismo, de su incapacidad para torcer el rumbo del modelo de acumulación vigente. La elección de José Mujica como candidato del Frente Amplio en Uruguay es un hecho auspicioso y positivo, pero no debe olvidarse que fue ministro de Ganadería y Agricultura durante cuatro años, un periodo de notable expansión de los monocultivos de soya, libres de impuestos, al contrario de lo que sucede en Argentina. Un mínimo balance de casi una década de progresismo en la región supone abordar por lo menos cinco aspectos.

Uno. Hasta ahora, el progresismo ha sido relativamente exitoso en el rediseño del mapa regional, y muy en particular en la autonomización de Estados Unidos. La creación de la Unasur y del Consejo Sudamericano de Defensa son hechos que afianzan al subcontinente como una fuerza política con voz propia. La creación del Banco del Sur también podría ser parte del mismo proceso, aunque la iniciativa demoró mucho en ponerse en marcha y aún tiene alcances muy limitados. Otros proyectos, como el Gasoducto del Sur, han quedado en el camino. Y se está implementando la IIRSA, la mayor iniciativa de construcción de infraestructura que no hace más que consolidar el libre comercio, generando grandes desigualdades entre países y regiones, con consecuencias muy negativas sobre el medio ambiente y los pueblos indígenas.

Dos. El modelo neoliberal, una vez superada la fase de las privatizaciones, se asienta en la minería a cielo abierto, los monocultivos de soya y caña de azúcar para biocombustibles, y en el complejo forestación-celulosa. Los gobiernos progresistas apoyan con fervor ese modelo y no muestran la menor intención de frenarlo. No sólo el gobierno de Lula, que está permitiendo un avance espectacular de las multinacionales sobre la Amazonia, sino también el ecuatoriano de Rafael Correa, que ha reprimido la protesta indígena y popular contra la minería. Argentina muestra cómo no frenar los monocultivos de soya fortalece a la derecha, que obtiene más poder económico y político. Este es uno de los aspectos más negativos del progresismo.

Tres. Los planes sociales no son “conquistas” sino nuevas formas de dominación sobre los más pobres, los llamados excluidos o marginados. Alrededor de 100 millones de personas son beneficiarias de planes que alivian la pobreza, 50 millones sólo en Brasil. Son menos pobres, sí, pero no tienen derechos universales sino apenas prestaciones, que las derechas no pretenden cortar porque han mostrado ser beneficiosas para la estabilidad política, toda vez que hacen más difícil la organización de los de abajo. Es cierto que con los gobiernos progresistas la represión es mucho menor que con los gobiernos conservadores, pero en gran medida ello es posible por la cooptación y domesticación que auspician los planes sociales. La desmovilización de abajo beneficia a las derechas.

Cuatro. La fase actual del modelo de acumulación, incluyendo la llamada crisis económica, impone drásticas medidas para cortar en seco la especulación financiera, las fusiones entre megaempresas como la sucedida en Brasil entre Sadia y Perdigao, y el impulso a la organización y la lucha de los de abajo. No puede haber cambios de fondo sin modificar la distribución de la riqueza. Por el contrario, en la mayor parte de los países de la región no se registran cambios en la desigualdad. Un reciente estudio difundido por el Ministerio de Desarrollo Social de Uruguay reconoce que, pese a los planes sociales y el notable crecimiento económico de los últimos años, disminuyó la pobreza pero la desigualdad es mayor aún que antes de la crisis de 2002.

Cinco. No hay salida del modelo neoliberal sin crisis política y social. Son demasiados los intereses en juego, y no son pocos los aliados de los de arriba entre las clases medias, como para pensar que se puede salir del modelo con paz social, sin una potente lucha de clases como la sostenida por los de abajo en Bolivia y Venezuela. Muchos progresistas en el gobierno le temen a una crisis política y tratan de evitarla. Eludir lo inevitable conduce a la derrota, y no tiene gracia culpar de ello a la impaciencia o inmadurez de los movimientos. Los pueblos amazónicos de Perú y los indígenas de Colombia nos muestran un camino.

Fuente: La Jornada. México, 1707

La CIA y las políticas encubiertas de Estados Unidos una amenaza para América Latina

Desde entonces la intervención de la gran metrópoli del Norte ha estado en nuestro territorio y sus embajadas son vínculos pretorianos entre la periferia y el centro de mando imperial.

No podemos olvidar la intervención directa de los gobiernos de Estados Unidos en suelo centroamericano durante las guerras civiles de Nicaragua y El Salvador y el estado de violencia en Guatemala.

Cómo olvidar que Estados Unidos financió la contrarrevolución en Nicaragua utilizando el suelo hondureño como base militar donde se entrenó y desde donde se prepararon los ataques, tierra y aire, del ejército irregular denominado la CONTRA Con participación de las Fuerzas Armadas de Honduras y se montaron tres bases militares: La del Aguacate en el departamento de Olancho, allí fue donde asesinaron al padre Guadalupe Carney, después de capturarlo en Choluteca; el Centro Regional de Entrenamiento Militar CREM en Trujillo, Colón; y la famosa Base de Palmerola en Comayagua. En estas bases se construyeron pistas de aterrizajes para que los aviones pudieran despegar por la noche para bombardear Nicaragua, territorios salvadoreños ocupados por la guerrilla del Farabundo Martí y territorio Guatemalteco donde se suponía que habían guerrillero del Ejercito del pueblo; en Guatemala fueron quemadas, con las bombas de Nepal, aldeas y caseríos donde habitaban indígenas que nada tenían que ver con la guerrilla. Ser indígena era un delito de subversión.

Como parte de su estrategia los Norteamericanos a través de su embajador John Dimitri Negroponte (período 1981-1986) diseñaron para Honduras, la denominada “Doctrina de Seguridad Nacional” y en ese contexto se formó el denominado batallón de Fuerzas Especiales, donde se entrenaban los escuadrones del 3-16 que se encargaban de vigilar, secuestrar y asesinar a ciudadanos y ciudadanas que disentían con las posiciones del gobierno de turno o que eran considerados colaboradores de los guerrilleros salvadoreños y de los Sandinistas. El 3- 16 es el responsable del secuestro y asesinato de más de 300 hondureños y hondureñas y de un centenar de salvadoreños que fueron lanzados vivos desde un helicóptero en el mar o en las montañas de la mosquitia después de haber sido torturados por agentes de la CIA.

Honduras sigue siendo para Estados Unidos, un territorio importante, desde la perspectiva geopolítica, en las estrategias de agresión y desestabilización contra Latinoamérica. Por eso no debe asombrarnos su intervención directa en el golpe de sus agencias y el “pretor” Hugo Llorens en la preparación de la defenestración de un gobierno democráticamente electo, para imponer un jefe de Estado de facto.

Los que piensan que el golpe de Estado en Honduras es resultado de una “simple” pugna de poder entre grupos de la oligarquía nacional, es porque hacen el análisis desde un enfoque reduccionista que les limita el horizonte y no pueden ver los acontecimientos económicos, políticos y sociales que significan un despertar latinoamericano que quiérase o no camina a pasos agigantados hacia un modelo democrático participativo que rompe con el viejo esquema de la democracia representativa, validada por un sistema partidario en crisis.

Quienes miran este golpe de estado como una pugna no han podido vislumbrar que la dinámica social latinoamericano a tomado un rumbo que choca con los intereses de los grupos oligárquicos y del capital transnacional. Este fenómeno tiene que ver con el agotamiento de un modelo que nos ha dejado un cuadro de injusticia social continental y ha provocado una crisis de los mecanismos de dominación como los partidos que se han deteriorado desde adentro como un efecto perverso degenerativo de una democracia representativa que los convirtió en los portadores de los intereses ajenos a la nación, agrediendo sistemáticamente nuestra vocación democrática.

Ante el agotamiento de los mecanismos de control y el impacto negativo en nuestra cultura política han surgido nuevas propuestas políticas que orgánicamente van tomando fuerza en el continente que exigen beligerantemente su participación para llenar las aspiraciones colectivas insatisfechas. El resultado es el anuncio de un nuevo pensamiento que se perfila en nuestro continente mestizo, que nunca ha agredido al pueblo de Estados Unidos, cuyo gobierno si nos ha agredido sistemáticamente.
De ahí que no podemos mirar la intervención norteamericana en Honduras como un hecho aislado del contexto latinoamericano. El asunto tiene que ver con la gestación de un novedoso proceso de integración latinoamericana desligado de la potencia hegemónica, e impulsar políticas de desarrollo con soberanía económica e independencia política y social de los pueblos y gobiernos, donde la injerencia externa no tiene cabida.

Este proceso es la Alianza Bolivariana para América ALBA que ya no obedece a los intereses de Estados Unidos, sino al interés de reconstruir la unidad de los países que constituimos una unidad cultural desde el río Bravo hasta la Patagonia. Otro asunto que debemos recordarles a los analistas reduccionistas, es el cambio radical operado por la Organización de Estados Americanos, que en esta oportunidad ha tenido una postura positiva en defensa de la legitimidad del Estado de derecho que fue violentado por un golpe, que pone en precario la democracia latinoamericana.

Nadie puede dudar, a estas alturas, que los guerreristas del Norte han articulado un plan para recuperar los espacios perdidos en un continente, donde ellos impusieron su dominio desde el principio de la tercera década del siglo XIX y colocado sus capitales excedentarios y explotando sus recursos naturales a través de sus consorcios petroleros, bananeros, madereros, etc.

Ahora sabemos que el golpe no fue planeado para parar las pretensiones de continuismo del presidente Zelaya como dicen los ejecutores del golpe, ni por una simple encuesta de opinión ni una “cuarta urna”; el congreso, la corte y la fiscalía, la desobediencia militar y policial, la orden de captura solo fueron mecanismos utilizados para cumplir parte del plan que conspira contra el ALBA con el fin de parar los cambios redentores de nuestros pueblo.

ANEP responde ataques contra el sindicalismo

Agradezco el reenvío de esta discusión. Quisiera, si fuera posible, dar un par de puntos de vista sobre el tema de la reforma al Código de Trabajo que se discute, lo cual hago con todo el respeto para los y las liberacionistas que participan en esa lista electrónica. Al efecto voy a tratar de identificar algunas objeciones y me voy a referir brevemente a ellas:

*1.*Esta bien que existan sindicatos, el problema son los dirigentes. Creo que esta objeción parte de algo que es real, el derecho a hacer sindicatos es un derecho humano fundamental establecido en la Constitución y diversos tratados de derechos humanos, incluidos los de OIT. Si es así, al igual que con cualquier otro derecho humano, todos los países están obligados a que se cumplan en la realidad. Por supuesto que, como en cualquier grupo humano, existen dirigentes sindicales de todo tipo. Al igual que en los partidos políticos, los ecologistas, los solidaristas, las feministas, las iglesias, el cooperativismo, en el sindicalismo, en tanto compuesto por personas de carne y hueso, existen vagabundos, vividores, corruptos, etc. Pero, al igual que en todos estos grupos, también existen personas tremendamente trabajadoras, comprometidas con la democracia, honestas, etc. De ello no podríamos concluir de que porque hayan políticos corruptos debemos eliminar o impedir el desarrollo de los partidos políticos, sino mejorar la participación política. Lo mismo sucede con este proyecto de ley. No por el hecho de que haya dirigentes que no nos gusten, o que sean mejores o peores, debemos bloquear un proyecto para proteger el ejercicio de la libertad sindical. Tampoco porque deberíamos bloquearlo porque hoy o en el pasado haya habido sindicatos de izquierda, independientemente de sus errores y aciertos. Hoy y en el pasado ha habido también sindicatos socialdemócratas, socialcristianos, apolíticos, etc.

*2.*Diferencia de trato entre sindicatos y solidaristas. La particularidad de los sindicatos es que su función es representar intereses colectivos, ya sea de los trabjadores en una empresa, en una profesión u oficio o en general. La libertad sindical parte precisamente de la idea de que cualquier persona es libre de afiliarse o no a un sindicato, por lo que a diferencia de regímenes en los que no hay libertad sindical, en los cuales se prohíben los sindicatos, o se obliga a las personas a afiliarse a un sindicato, en un régimen con libertad sindical siempre habrá sindicatos más o menos representativos de ese interés colectivo. Sin embargo, para que estos sindicatos puedan representar el interés colectivo de esas personas trabajadoras (independientemente de que lo hagan mejor o peor, que lo hagan correctamente o se equivoquen), es imprescindible que se trate de organizaciones autónomas e independientes. En ese sentido, la OIT ha señalado desde 1993 que la existencia de organizaciones solidaristas no viola la libertad sindical, siempre y cuando no asuman estas organizaciones la función de representación de esos intereses colectivos. ¿Por qué? precisamente porque no son organizaciones independientes ni autónomas, sino que el empleador puede, no solo nombrar representantes ante la junta directiva y la asamblea general, sino que además financia sus actividades. Es por eso que OIT señala que estas organizaciones deben limitarse a desarrollar actividades mutualistas, y no de representación de los intereses de las personas trabajadoras. Con el respeto que me merece mi estimado compañero de facultad, Mariano Jiménez, el refleja esta falta de independencia, ya que es asesor de la Corporación Bananera Nacional, y además es vocero de parte del solidarismo. Esto no está mal, ni mucho menos, pero evidencia que estas organizaciones no pueden ejercer autónomamente una representación de los intereses laborales. De esta forma, las actividades mutualistas y de economía social, no son exclusivas de las solidaristas, sino que son desarrolladas por asociaciones de trabajadores y de productores, por cooperativas, por mutuales, por organizaciones profesionales, por cajas de ahorro, y, por sindicatos. Cuando estos desarrollan este tipo de actividades, al igual que las otras, lo hacen sin ánimo de lucro, y únicamente buscan ayudar a satisfacer necesidades de sus agramiados, así como ayudar a financiar sus actividades. Esto forma parte de las actividades sindicales, según lo ha dicho la OIT, no atenta contra ninguna de las otras expresiones de la economía social, y por el contrario, pone parte del esfuerzo de estas organizaciones, en el desarrollo de emprendimientos productivos y económicos en beneficio de sus agremiados y sus familias, generando inclusive empleo y buscando satisfacer sus necesidades básicas.

*3.*El proyecto amplía el fuero sindical a todas las personas afiliadas a un sindicato: esto es sencillamente falso. El fuero sindical existe ya en CR, desde 1993, para un pequeño grupo de representantes nombrados por los trabajadores. Esto no se modifica en el proyecto de ley, el cual solamente establece procedimientos para tutelar ese derecho, creando un debido proceso previo a su despido, similar a lo que sucede con la trabajadora en estado de embarazo; y crea un proceso rápido para conocer y discutir la pertinencia del despido de estos representantes, una vez que los despidos han acaecido. Esto no solo lo ordena nuestra legislación, sino también la sentencia 5000-93 de la Sala Constitucional. Ahora bien, lo que sí señala el proyecto es una serie de prácticas antisindicales discriminatorias, y que por lo tanto no solo son sancionadas, sino que son nulas de llegar a producirse. Una de esas prácticas es despedir a un trabajador por el solo hecho de afiliarse a un sindicato. Ya tenemos casos, por ejemplo en casos de bananeras, donde la “causal” de despido del trabajador es haberse afiliado a un sindicato. Esto evidentmente es discriminatorio y violatorio de la libertad sindical, tal y como la mencionada sentencia lo ha dicho. Esta forma de regular estas prácticas se hizo de forma generalizada para los despidos discriminatorios, introduciendo un capítulo nuevo en el Código de Trabajo hace un par de años, según el cual los despidos que se fundamentan en causas discriminatorias son nulos (por ejemplo despedir a una persona trabajadora por ser mujer, por ser extranjera, por ser negra, indígena, por tener vih-sida, etc. Esto no implica que se extienda a estas personas ningún fuero. Todas ellas van a poder seguir siendo despedidos sin justa causa en el sector privado, mediante el pago de cesantía. Lo que no se puede hacer es que se despidan por una causa discriminatoria, incluyendo, según el proyecto, el hecho de afiliarse a un sindicato.

4. Es importante decir que la redacción del proyecto actual se logró con la firma expresa de don Samuel Yankelewitz, de Alejandro Aubert, y de don Julio Ugarte Tatum, representantes de UCCAEP y en su orden de las cámaras de industrias, de agricultura y de comercio. Dicho sea de paso don Julio salió atacando el proyecto que con él y sus asesores redactamos. Yo tengo en mi poder el documento firmado por ellos por si Ustedes lo desean.

*5.*Con relación al tema de la Asamblea Legislativa, quisiera decir que es llamativo que la opción de una parte de la Fracción del PLN sea la de evitar que el proyecto se discute y que se vote. No se ha acusado este tipo de prácticas por el mismo don Francisco Antonio Pacheco de prácticas obstruccionistas. Lo único que hemos dicho es que queremos que se vote el proyecto de ley. Se puede aprobar o rechazar, pero es inaudito, a mi juicio, que no se deje votar ni siquiera a diputados liberacionistas que han entendido esta visión que les he tratado de sintetizar.

6. Finalmente, la OIT ha señalado que son ya años de recibir promesas incumplidas por parte de CR y sus gobiernos, y que por lo tanto ya no se le puede dar mas largas al asunto. Es por ello que, muy probablemente, si el proyecto en cuestión, largamente prometido ante OIT por diversas administraciones, incluida la administración Arias, lo que sucederá es que nuestro país recibirá una fuerte condena en junio del año entrante, es decir, tan solo unos meses después de asumido el próximo gobierno. ¿Es eso estratégico para el PLN?

Quedo a sus órdenes para continuar, este intercambio de ideas si Ustedes lo estiman pertinente.

Atentamente,

Lic. Mauricio Castro Méndez
Coordinador Unidad Jurídica de ANEP

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¿SINDICALISMO vrs.SOLIDARISMO?

Estimados Señores Diputados

1- El artículo 339 actual del Código de Trabajo establece que la acción sindical es exclusivamente para la defensa y mejora de los intereses económico – sociales de los trabajadores. La reforma planteada pretende ampliar dicho ámbito de acción a “ la formulación, proposición y aplicación de políticas socioeconómicas y para participar en la economía en general”

Semejante propuesta es nada menos que una socialización extrema a favor de unos pocos dirigentes del manejo económico y social del país, lo cual, a nuestro juicio, puede limitar fuertemente a los gobiernos de turnos, y en alguna medida, llevar a la ingobernabilidad del país, creándose las condiciones propicias para una confrontación social, la cual, dada la coyuntura política Latinoamérica, podría ser alimentada por agentes externos.

2- El artículo 340 actual del Código de Trabajo limita actividades económicas de los sindicatos. La reforma planteada amplia las facultades sindicales a realizar todo tipo de actividades comerciales de ahorro, crédito e inversión

En el año 1993, precisamente ante presiones de los dirigentes sindicales, los mismo que hoy impulsan esta reforma, se reformó el artículo 8 de la Ley de Asociaciones Solidaristas, Ley No. 6970, prohibiendo a las Asociaciones Solidaristas, sus órganos de gobierno y administración, así como a sus representante legales; participar en contrataciones y convenciones colectivas laborales, estableciéndose además en dicha reforma, la prohibición a los sindicatos a realizar actividades propias de las asociaciones solidaristas ni de asociaciones cooperativas.

La reforma del año 1993 ha permitido mantener un equilibro entre ambas organizaciones, pero sobre todo, en ese momento se delimitó de manera clara los campos de acción de ambas organizaciones, lo cual, ha ayudado que ambas organizaciones puedan coexistir sin mayores problemas. Sin embargo, con esta reforma se produciría un desequilibrio a favor de las organizaciones sindicales, ya que se les elimina la prohibición de realizar actividades de las asociaciones solidaristas y cooperativas, y a éstas últimas, al menos a las Asociaciones Solidaristas, se les mantiene la prohibición de incursionar en el campo de los Sindicatos; lo cual resulta discriminatorio.

3- El artículo 344 actual del Código de Trabajo establece los requisitos para inscribir un sindicato en el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social. La reforma pretende la inscripción otorgándole personería legal al sindicato antes de inscribirse.

No es posible antes de que una persona jurídica (llámese sindicato, cooperativa, asociación o sociedad) se inscriba en el registro correspondiente obtenga el aval del estado como persona capaz de adquirir derechos y obligaciones, darle personería legal. Este es un principio fundamental y elemental de nuestro sistema jurídico. Además, estaríamos ante una discriminación más respecto a otro tipo de organizaciones laborarles y sociales, como lo son las asociaciones solidaristas y cooperativas.

De darse esta reforma un Sindicato con personería antes de inscribirse podría ejercer acciones legales sin tener responsabilidad alguna. Que pasaría si después no lo inscriben y ya se asumió ante terceros algún tipo de responsabilidad?

Por las razones antes expuestas, de la forma más atenta y respetuosa, solicitamos su apoyo para que este proyecto de ley sea corregido en el sentido de que los artículos 339, 340 y 344 del Código de Trabajo se excluyan de esta reforma, caso contrario, solicitamos su voto para que dicho proyecto de ley sea votado negativamente.

Atentamente

Lic. Enrique Acosta G
Presidente Movimiento Solidarista Costarricense

América Latina (1760-2010)

Identifiquemos las cuatro semillas de nuestra identidad política moderna: el impacto de las reformas borbónicas en América española (1760-1788); la independencia de Estados Unidos (1776); la revolución francesa (1789); la lucha antiesclavista y anticolonial de Haití (1791-1804). Y a riesgo de ser esquemáticos, fijemos los cinco periodos que zarandearon el proceso emancipador de nuestros pueblos:

1790-1830. Los hijos rebeldes de las elites criollas se adhieren a las ideas de la Ilustración y a los ideales de la Constitución estadunidense. Cuando Napoleón invade España (1808), los criollos forman “juntas emancipadoras” (1809-10). Hidalgo, Bolívar y Artigas serán sus líderes más esclarecidos. La guerra no tarda en llegar. Con excepción de Cuba y Puerto Rico, España pierde sus posesiones en América (batalla de Ayacucho, 1824). México y Buenos Aires se desentienden de la independencia. Las oligarquías más tenaces y racistas se hacen fuertes en Colombia, Venezuela y Perú.

1830-1870. Luchas entre liberales y conservadores. Washington piensa la doctrina Monroe (1823) contra la Santa Alianza europea, pero la dirige contra México, que pierde la mitad de sus territorios (1848). En el decenio de 1860 (sacando partido de la guerra civil de Estados Unidos), Francia interviene en México. En tanto, Inglaterra financia la guerra que reduce a cenizas el recio nacionalismo de Paraguay (guerra de la Triple Alianza: Argentina, Brasil, Uruguay, 1865-70).

1870-1910. Los liberales sueñan con ser “progresistas”. No obstante, su “racismo científico” los condena a ser meros gerentes del capital extranjero. En Chile, Londres estimula el expansionismo oligárquico-militar: Bolivia queda sin mar (Guerra del Pacífico 1879-84).

En Ecuador, el liberal Eloy Alfaro emprende una revolución laica y anticlerical (1895). Más al sur, las grandes migraciones europeas modifican el mapa demográfico subregional. Estados Unidos ocupa Puerto Rico, interviene en la guerra independentista de Cuba contra España, apoya la “independencia” de Panamá y ocupa la estratégica zona del canal interoceánico. A inicios del nuevo siglo, las cañoneras del imperio imponen su voluntad en las naciones de la cuenca caribeña.

1910-1950. En coincidencia con el primer centenario de la independencia, México estremece al mundo y a los pueblos de América con una revolución de amplios alcances políticos y sociales. Sus ideas llevan sello liberal, pero sus acciones son revolucionarias porque surgen del llano y responden a paradigmas desconocidos por la “cultura universal”.

Inquietos por el “México bronco”, los yanquis aprietan las tuercas de la dominación en América Central y el Caribe. No obstante, en Nicaragua muerden el polvo de la derrota a manos de Augusto C. Sandino. De filiación liberal, Sandino será la primera expresión concreta de lucha nacional, popular y antimperialista.

Simultáneamente, el impacto de la crisis capitalista mundial (1929) desconcierta a las oligarquías feudales y a las burguesías gerenciales del capital extranjero. Pero también a otros sectores que, inspirados en la revolución rusa (1917), creen en la “universalidad” de las burguesías y los proletariados. En México, Argentina y Brasil, otras corrientes se plantean si es posible defender la soberanía y la justicia social, sin desarrollar la industria nacional.

1950-1990. Con mayor y menor intensidad, América Latina ensaya distintas experiencias de industrialización. Los tecnócratas imponen nuevos eufemismos: desarrollo y crecimiento. Pero el crecimiento se hará a expensas del desarrollo social. Golpes militares proyanquis, luchas políticas interoligárquicas, centrifugaciones ideológicas burguesas. Cuba proclama el carácter socialista de su revolución (1959-61). Grandes movilizaciones obreras, insurgencias populares armadas. Triunfo de la Unidad Popular en Chile (1970).

Violento freno a la industrialización. Terrorismo de Estado. “Estabilización macroeconómica”, “ajustes estructurales”, crisis del petróleo y recomposición de la economía mundial, vía revolución tecnológica. La deuda se dispara. América Latina, exportadora de capitales. El Estado: obra de demolición del sector público. Economía mundial de mano de obra barata, aparición del sector “informal”, hiperinflación y aparición del narcotráfico. La pobreza como sistema: el “neoliberalismo” desmantela los avances relativos en salud, empleo, alimentación, educación y vivienda.

En el decenio de 1990 el llamado Consenso de Washington ordena: el mercado –y no la política– tomará las decisiones. Crecimiento hacia afuera, volatilización del dinero, privatizaciones, desagrarización, corrupción institucional. No pocos sectores de izquierda se tragan el cuento: fin de la historia y de las ideologías. Dictadura mediática, inseguridad y criminalización de la lucha social.

Fuente: La Jornada, México.