Disculpen la molestia

¿Es justa la justicia? ¿Está parada sobre sus pies la justicia del mundo al revés?

El zapatista de Irak, el que arrojó los zapatazos contra Bush, fue condenado a tres años de cárcel. ¿No merecía, más bien, una condecoración?

¿Quién es el terrorista? ¿El zapatista o el zapateado? ¿No es culpable de terrorismo el serial killer que mintiendo inventó la guerra de Irak, asesinó a un gentío y legalizó la tortura y mandó aplicarla?

¿Son culpables los pobladores de Atenco, en México, o los indígenas mapuches de Chile, o los kekchíes de Guatemala, o los campesinos sin tierra de Brasil, acusados todos de terrorismo por defender su derecho a la tierra? Si sagrada es la tierra, aunque la ley no lo diga, ¿no son sagrados, también, quienes la defienden?

Según la revista Foreign Policy, Somalia es el lugar más peligroso de todos. Pero, ¿quiénes son los piratas? ¿Los muertos de hambre que asaltan barcos o los especuladores de Wall Street, que llevan años asaltando el mundo y ahora reciben multimillonarias recompensas por sus afanes?

¿Por qué el mundo premia a quienes lo desvalijan?

¿Por qué la justicia es ciega de un solo ojo? Wal Mart, la empresa más poderosa de todas, prohíbe los sindicatos. McDonald’s, también. ¿Por qué estas empresas violan, con delincuente impunidad, la ley internacional? ¿Será porque en el mundo de nuestro tiempo el trabajo vale menos que la basura y menos todavía valen los derechos de los trabajadores?

¿Quiénes son los justos y quiénes los injustos? Si la justicia internacional de veras existe, ¿por qué nunca juzga a los poderosos? No van presos los autores de las más feroces carnicerías. ¿Será porque son ellos quienes tienen las llaves de las cárceles?

¿Por qué son intocables las cinco potencias que tienen derecho de veto en las Naciones Unidas? ¿Ese derecho tiene origen divino? ¿Velan por la paz los que hacen el negocio de la guerra? ¿Es justo que la paz mundial esté a cargo de las cinco potencias que son las principales productoras de armas? Sin despreciar a los narcotraficantes, ¿no es éste también un caso de “crimen organizado”?

Pero no demandan castigo contra los amos del mundo los clamores de quienes exigen, en todas partes, la pena de muerte. Faltaba más. Los clamores claman contra los asesinos que usan navajas, no contra los que usan misiles.

Y uno se pregunta: ya que esos justicieros están tan locos de ganas de matar, ¿por qué no exigen la pena de muerte contra la injusticia social? ¿Es justo un mundo que cada minuto destina tres millones de dólares a los gastos militares, mientras cada minuto mueren quince niños por hambre o enfermedad curable? ¿Contra quién se arma, hasta los dientes, la llamada comunidad internacional? ¿Contra la pobreza o contra los pobres?

¿Por qué los fervorosos de la pena capital no exigen la pena de muerte contra los valores de la sociedad de consumo, que cotidianamente atentan contra la seguridad pública? ¿O acaso no invita al crimen el bombardeo de la publicidad que aturde a millones y millones de jóvenes desempleados, o mal pagados, repitiéndoles noche y día que ser es tener, tener un automóvil, tener zapatos de marca, tener, tener, y quien no tiene, no es?

¿Y por qué no se implanta la pena de muerte contra la muerte? El mundo está organizado al servicio de la muerte. ¿O no fabrica muerte la industria militar, que devora la mayor parte de nuestros recursos y buena parte de nuestras energías? Los amos del mundo sólo condenan la violencia cuando la ejercen otros. Y este monopolio de la violencia se traduce en un hecho inexplicable para los extraterrestres, y también insoportable para los terrestres que todavía queremos, contra toda evidencia, sobrevivir: los humanos somos los únicos animales especializados en el exterminio mutuo, y hemos desarrollado una tecnología de la destrucción que está aniquilando, de paso, al planeta y a todos sus habitantes.

Esa tecnología se alimenta del miedo. Es el miedo quien fabrica los enemigos que justifican el derroche militar y policial. Y en tren de implantar la pena de muerte, ¿qué tal si condenamos a muerte al miedo? ¿No sería sano acabar con esta dictadura universal de los asustadores profesionales? Los sembradores de pánicos nos condenan a la soledad, nos prohíben la solidaridad: sálvese quien pueda, aplastaos los unos a los otros, el prójimo es siempre un peligro que acecha, ojo, mucho cuidado, éste te robará, aquél te violará, ese cochecito de bebé esconde una bomba musulmana y si esa mujer te mira, esa vecina de aspecto inocente, es seguro que te contagia la peste porcina.

En el mundo al revés, dan miedo hasta los más elementales actos de justicia y sentido común. Cuando el presidente Evo Morales inició la refundación de Bolivia, para que este país de mayoría indígena dejara de tener vergüenza de mirarse al espejo, provocó pánico. Este desafío era catastrófico desde el punto de vista del orden racista tradicional, que decía ser el único orden posible: Evo era, traía el caos y la violencia, y por su culpa la unidad nacional iba a estallar, rota en pedazos. Y cuando el presidente ecuatoriano Correa anunció que se negaba a pagar las deudas no legítimas, la noticia produjo terror en el mundo financiero y el Ecuador fue amenazado con terribles castigos, por estar dando tan mal ejemplo. Si las dictaduras militares y los políticos ladrones han sido siempre mimados por la banca internacional, ¿no nos hemos acostumbrado ya a aceptar como fatalidad del destino que el pueblo pague el garrote que lo golpea y la codicia que lo saquea?

Pero, ¿será que han sido divorciados para siempre jamás el sentido común y la justicia?

¿No nacieron para caminar juntos, bien pegaditos, el sentido común y la justicia?

¿No es de sentido común, y también de justicia, ese lema de las feministas que dicen que si nosotros, los machos, quedáramos embarazados, el aborto sería libre? ¿Por qué no se legaliza el derecho al aborto? ¿Será porque entonces dejaría de ser el privilegio de las mujeres que pueden pagarlo y de los médicos que pueden cobrarlo?

Lo mismo ocurre con otro escandaloso caso de negación de la justicia y el sentido común: ¿por qué no se legaliza la droga? ¿Acaso no es, como el aborto, un tema de salud pública? Y el país que más drogadictos contiene, ¿qué autoridad moral tiene para condenar a quienes abastecen su demanda? ¿Y por qué los grandes medios de comunicación, tan consagrados a la guerra contra el flagelo de la droga, jamás dicen que proviene de Afganistán casi toda la heroína que se consume en el mundo? ¿Quién manda en Afganistán? ¿No es ese un país militarmente ocupado por el mesiánico país que se atribuye la misión de salvarnos a todos?

¿Por qué no se legalizan las drogas de una buena vez? ¿No será porque brindan el mejor pretexto para las invasiones militares, además de brindar las más jugosas ganancias a los grandes bancos que en las noches trabajan como lavanderías?

Ahora el mundo está triste porque se venden menos autos. Una de las consecuencias de la crisis mundial es la caída de la próspera industria del automóvil. Si tuviéramos algún resto de sentido común, y alguito de sentido de la justicia ¿no tendríamos que celebrar esa buena noticia? ¿O acaso la disminución de los automóviles no es una buena noticia, desde el punto de vista de la naturaleza, que estará un poquito menos envenenada, y de los peatones, que morirán un poquito menos?

Según Lewis Carroll, la Reina explicó a Alicia cómo funciona la justicia en el país de las maravillas:

–Ahí lo tienes –dijo la Reina–. Está encerrado en la cárcel, cumpliendo su condena; pero el juicio no empezará hasta el próximo miércoles. Y por supuesto, el crimen será cometido al final.

En El Salvador, el arzobispo Oscar Arnulfo Romero comprobó que la justicia, como la serpiente, sólo muerde a los descalzos. El murió a balazos, por denunciar que en su país los descalzos nacían de antemano condenados, por delito de nacimiento.

El resultado de las recientes elecciones en El Salvador, ¿no es de alguna manera un homenaje? ¿Un homenaje al arzobispo Romero y a los miles que como él murieron luchando por una justicia justa en el reino de la injusticia?

A veces terminan mal las historias de la Historia; pero ella, la Historia, no termina. Cuando dice adiós, dice hasta luego.

Fuente: Pagina 12. Argentina.

Nosotros decimos no

Hemos venido desde diversos países, y estamos aquí, reunidos a la sombra generosa de Pablo Neruda: estamos aquí para acompañar al pueblo de Chile, que dice no.

También nosotros decimos no.

Nosotros decimos no al elogio del dinero y de la muerte. Decimos no a un sistema que pone precio a las cosas y a la gente, donde el que más tiene es el que más vale, y decimos no a un mundo que destina a las armas de guerra dos millones de dólares cada minuto, mientras cada minuto mata treinta niños por hambre o enfermedad curable. La bomba de neutrones que salva a las cosas y aniquila a la gente, es un perfecto símbolo de nuestro tiempo. Para el asesino sistema que convierte en objetivos militares a las estrellas de la noche, el ser humano no es más que un factor de producción y de consumo y un objeto de uso; el tiempo, no más que un recurso económico; y el planeta entero una fuente de renta que debe rendir hasta la última gota de su jugo. Se multiplica la pobreza para multiplicar la riqueza, y se multiplican las armas que custodian esa riqueza, riqueza de poquitos , y que mantienen a raya la pobreza de todos los demás, y también se multiplica, mientras tanto la soledad: nosotros decimos no a un sistema que no da de comer ni da de amar, que a muchos condena al hambre de comida y a muchos más al hambre de abrazos.

Decimos no a la mentira. La cultura dominante, que los grandes medios de comunicación irradian en escala universal, nos invita a confundir el mundo con un supermercados o una pista de carreras, donde el prójimo puede ser una mercancía o un competidor, pero jamás un hermano. Esa mentirosa cultura, que cursimente especula con el amor humano para arrancarle plusvalía, es en realidad una cultura del desvínculo: tiene por dioses a los ganadores, los exitosos dueños del dinero y el poder, y por héroes a los uniformados rambos que les cuidan las espaldas aplicando la Doctrina de seguridad Nacional. Por lo que dice y por lo que calla, la cultura dominante miente que la pobreza de los pobres no es un resultado de la riqueza de los ricos, sino que es hija de nadie, proviene de la oreja de una cabra o de la voluntad de Dios, que hizo a los pobres perezosos y burros. De la misma manera, la humillación de unos hombres por otros no tiene porqué motivar la solidaria indignación o el escándalo, porque pertenece al orden natural de las cosas: las dictaduras latinoamericanas, pongamos por caso, forman parte de nuestra exhuberante naturaleza y no del sistema imperialista del poder.

El desprecio traiciona la historia y mutila al mundo. Los poderosos fabricantes de opinión nos tratan como si no existiéramos, o como si fuéramos sombras bobas. La herencia colonial obliga al llamado Tercer mundo, habitado por gente de tercera categoría, a que acepte como propia la memoria de sus vencedores y a que compre la mentira ajena para usarla como si fuera la propia verdad. Nos premian la obediencia, nos castigan la inteligencia y nos desalientan la energía creadora. Somos opinados, pero no podemos ser opinadores. Tenemos derecho al eco, no a la voz, y los que mandan elogian nuestro talento de papagayos. Nosotros decimos no: nos negamos a aceptar esta mediocridad como destino.

Nosotros decimos no al miedo. No al miedo de decir, al miedo de hacer, al miedo de ser. El colonialismo visible prohibe decir, prohibe hacer, prohibe ser. El colonialismo invisible, más eficaz, nos convence de que no se puede decir, no se puede hacer, no se puede ser. El miedo se disfraza de realismo: para que la realidad no sea irreal, nos dicen los ideólogos de la impotencia, la moral ha de ser inmoral. Ante la indignidad, ante la miseria, ante la mentira, no tenemos más remedio que la resignación. Signados por la fatalidad, nacemos haraganes, irresponsables, violentos, tontos, pintorescos y condenados a la tutela militar. A lo sumo, podemos aspirar a convertirnos en prisioneros de buena conducta, capaces de pagar puntualmente los intereses de una descomunal deuda externa contraída para financiar el lujo que nos humilla y el garrote que nos golpea.

Y en este cuadro de cosas, nosotros decimos no a la neutralidad de la palabra humana. Decimos no a quienes nos invitan a lavarnos las manos ante las cotidianas crucifixiones que ocurren a nuestro alrededor. A la aburrida fascinación de un arte frío, indiferente, contemplador del espejo, preferimos un arte caliente, que celebra la aventura humana en el mundo y en ella participa, un arte irremediablemente enamorado y peleón. ¿Sería bella la belleza si no fuera justa?, Sería justa la justicia si no fuera bella?. Nosotros decimos no al divorcio de la belleza y de la justicia, porque decimos sí a su abrazo poderoso y fecundo.

Ocurre que decimos no, y diciendo no estamos diciendo sí.

Diciendo no a las dictaduras, y no a las dictaduras disfrazadas de democracias, nosotros estamos diciendo sía la lucha por la democracia verdadera, que a nadie negará el pan ni la palabra y que será hermosa y peligrosa como un poema de Neruda o una canción de Violeta.

Diciendo no al devastador imperio de la codicia, que tiene su centro en el norte de América, nosotros estamos diciendo sía otra América posible, que nacerá de la más antigua de las tradiciones americanas, la tradición comunitaria: la tradición comunitaria que los indios de Chile defienden, desesperadamente, de derrota en derrota, desde hace cinco siglos.

Diciendo no a la paz sin dignidad, estamos diciendo síal sagrado derecho de rebelión contra la injusticia y su larga historia, larga como la historia de la resistencia popular en el largo mapa de Chile.

Diciendo no a la libertad del dinero, nosotros estamos diciendo sía la libertad de las personas: libertad maltratada y lastimada, mil veces caída, como Chile, y como Chile, mil veces alzada.

Diciendo no al egoísmo suicida de los poderosos, que han convertido al mundo en un vasto cuartel, nosotros estamos diciendo sía la solidaridad humana, que nos da sentido universal y confirma la fuerza de fraternidades más poderosas que todas las fronteras con todos sus guardianes: esa fuerza que nos invade, como la música de Chile, y como el vino de Chile nos abraza.

Y diciendo no al triste encanto del desencanto, nosotros estamos diciendo sía la esperanza, la esperanza hambrienta y loca y amante y amada, como Chile: la esperanza obstinada como los hijos de Chile rompiendo la noche.

El 1º de Mayo: Día Internacional del Trabajador

En nuestro país, también se conmemora en ese día; el día de San José Obrero y en el calendario de las efemérides, la rendición del filibustero William Walter.

Resulta interesante observar, como en los años sesenta, la ”gran prensa” de este país, se lamentó por la pérdida de patriotismo de los trabajadores , al censurar a éstos, por celebrar , y desfilar en las calles josefinas en su día del trabajo. Dejando de lado la capitulación de los invasores norteamericanos, en el siglo XIX.

“es curioso que de pronto a propósito del primero de mayo, haya brotado el patriotismo de esos señores y su interés en la campaña nacional “, expresó un volante, repartido en el desfile.

La prensa nacional, como nos tiene acostumbrados, ha estigmatizado a los trabajadores y su celebración.

Para ellos, fueron preocupantes las marchas y desfiles de los trabajadores, por lo crispado del oleaje de la guerra fría y algidez internacional. Nuestro país y el resto de Centroamérica eran zonas de alta intensidad

El hecho aunque en apariencia lejana, no pierde vigencia. Hoy, la conmemoración de los trabajadores sigue siendo señalada como extraña, caduca y superada. Para decir verdad, son pocos los trabajadores que desfilamos este día.

La participación en la marcha implica: compromiso, solidaridad. Agitar las banderas contra los excesos del sistema y sus desviaciones: costo de vida, salarios, lucha contra la pobreza, sedimentos acumulados en muchos años de lucha. Hoy se desfilará contra los usos y abusos imperantes; el plan escudo de los Arias, contra la des-regulación de la jornada laboral, en especial en la empresa privada, que para paradoja de la fecha, será una jornada, en la que los grandes afectados estarán ausentes.

Lo sabemos, el sindicalismo, como expresión original de los trabajadores, fue arrancado de la esfera privada, por acción política, por omisión deliberada de los inquilinos de Zapote, muchos lustros atrás.

Los grandes movimientos reivindicativos en empresas como Catsa, Taboga, la Hacienda Juan Viñas, las fábricas Pozuelo y La Catalana, para citar algunos referentes, son hoy recuento testimonial.

La democracia costarricense, expone como llaga infecta, su falencia y debilidad; la carencia y libertad de organización sindical de los trabajadores en los sectores productivos e incluso en sectores de la administración pública.

En contrario, las grandes democracias occidentales en Europa y los Estados Unidos, hoy exponen ante el mundo, y con cierto orgullo; la férrea, fuerte y contundente organización sindical de los trabajadores, en los diferentes sectores de producción. Son organizaciones protagónicas, partícipes del devenir histórico de sus naciones,.consultadas en las grandes decisiones políticas , e invitadas a los grupos de poder y de negociación.

Organizaciones internacionales como la OIT, supuestamente encargadas de tutelar este derecho de los pueblos civilizados del mundo, hoy son entes burocráticos, escleróticos y acartonados que poco hacen, y sucumben entre viajes, dietas y artificiosas conferencias sobre derecho laboral.

El Estado costarricense, ha sido cómplice y compinche de estos desafueros.

Ojala, para bien de los trabajadores y trabajadoras de esta Nación, los partidos políticos ,- ahora en una nueva palestra electoral-, pongan el dedo en la llaga, y asuman el compromiso sagrado, de promover legislación real y efectiva por los derechos conculcados a los únicos creadores de la riqueza nacional.

Que la libertad sindical, sea verbo y no sustantivo. No letra muerta y vacía, con la cual han hecho gárgaras los gobernantes costarricenses en los foros internacionales, desde tiempos inmemoriales.

Adalberto Fonseca Esquivel, historiador.

24/04/09

El primero de mayo

En el año l963, por ejemplo, la actividad de los trabajadores fue en el marco de la tensión que significó el estallido de la Revolución Cubana, y la emergente salida del gobierno norteamericano, con el proyecto político de Alianza para el Progreso, diseminado desde el Río Bravo a la Tierra del Fuego, como barrera para medrar los sueños que eran posibles. Es lo que los estudiosos han denominado como “guerra fría “, en ese momento de la historia social en su mayor algidez, de ideologías contrapuestas.

La sociedad costarricense expresó polarización. Las grandes masas de obreros de la industria, campesinos y trabajadores diversos enrolados en la organización, la CGTC (Confederación General de Trabajadores Costarricenses) que abarcó y se expresó a lo largo del territorio nacional. Al frente como dicotomía histórica, en la otra acera, “los niños bien “, los cubanos anti-castristas, que habían huido despavoridos de la Isla, además, la burguesía criolla, los medios de prensa y los representantes del capital transnacional.

Fue frecuente que la CGTC, como la organización más representativa de los trabajadores organizados, invitara a representantes de los partidos políticos con curul en la Asamblea Legislativa, para que hablaran en la manifestación principal. En esos años los diputados de los partidos Liberación Nacional, el Republicano y el Unión Nacional, se podían dirigir a la concurrencia congregada en el parquecito del Club Unión, en el monumento a don Juanito Mora.

El Periódico Libertad, así lo resume: “la CGTC, considera conveniente que los diputados de los distintos partidos políticos, expresen el 1 de mayo, a la clase obrera, cuáles son sus respectivos puntos de vista sobre los problemas importantes que interesan a la clase trabajadora y a la nación en general “.

La marcha iniciaba a las 5 de la tarde desde la Plaza del Pacífico, para concluir dos horas después en una concentración, frente al edificio de Correos y Telégrafos, como lo reseñamos.

Cuarenta y seis años después, las consignas son las mismas en su esencia, a las que hoy expresan los trabajadores y sus organizaciones, fueron en aquellos años: luchas contra el alza del costa de la vida, contra el alza de las tarifas eléctricas, cañería y transportes, contra el cobro hospitalario, y contra el aumento de la cuota obrera del Seguro Social.

El gran tema de la unidad sindical fue insoslayable. Así, el grupo de la Rerum Novarum, desfiló a la una de la tarde, transgrediendo a juicio de las otras organizaciones, una tradición de lucha revolucionaria , como era el día del trabajo, además de dimensionar sobre el prejuicio político e ideológico de las organizaciones de trabajadores a nivel internacional ; “el espíritu unitario es el signo de la madurez de la conciencia revolucionaria, la ORIT, la FAT, y la CIO como organizaciones vinculadas a los monopolios, se oponen a la unidad del movimiento obrero “

Sin embargo, banderas de rebeldía popular se sentían por doquier.

La prensa política, así lo consignó:
_“por la mañana trabajadores católicos escucharon al R P Mejía, decirles que tienen el derecho de combatir por cambiar las estructuras del régimen social “, “por la tarde el Rev. Benjamín Núñez le dijo a la manifestación de la Rerum Novarum, que los trabajadores deben lanzarse al combate para conquistar sus derechos, e impedir que los políticos corrompidos (sic) los sigan engañando con el cuento del “anticomunismo_” . Por la noche “la CGTC levantó sus banderas de defensa de la paz mundial, derecho a la autodeterminación, por una reforma agraria radical, por la defensa de sus derechos democráticos, y en defensa de las riquezas nacionales “

No es ocioso recordar, el orden y la disciplina de las cuales, la CGTC hacia gala con sus marchantes. Así, el orden del desfile fue el siguiente:

Clarines
l- Columna de mujeres.
2- Carro de propaganda.
3-Comité Nacional de la CGTC.
4- Columna del sindicato nacional de zapateros.
5- Sindicato de la Construcción y de la harina.
6-Sindicato de artes gráficas y del vestido.
7-Carro de propaganda
8-Sindicato de Santa Bárbara. (Heredia)
9- Columna del Centro de Heredia
10- Columna de Cartago.
11- Columna de Alajuela
12-Juventud Socialista
13-Directiva de los amigos de la Revolución Cubana
14- Banda
15- Gentes (sic) no organizada.

El público agolpado en las aceras y las esquinas, exclamaba una ocurrencia del pueblo que decía así: ¿Cuál Alianza? ¿Cuál Progreso? ¿Cuál bolsa?

* Adalberto Fonseca Esquivel, historiador.

El retrato de tinoco

“Memoria inextinguible”, es la nueva columna que todos los viernes puedes leer en este sitio de ANEP. Adalberto Fonseca Esquivel, historiador y actor social, nos llevará al pasado, para no olvidar de donde venimos, y nos traerá al presente con las lecciones aprendidas para las nuevas luchas sociales por desarrollar.
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Ahora, un grupo de diputados de diferentes partidos políticos, busca devolverle lustre y dignidad a la figura de Federico Tinoco y sacarlo de las polvorientas bodegas para dignificar la figura, que a su juicio representa.

Federico y Joaquín, hermanos; el primero mandatario, el segundo general de armas, asumieron el poder por la azarosa vía del golpe de Estado. A partir de ese momento, se convirtieron en golpistas, traicionando la hidalguía y nobleza del entonces designado a la República don Alfredo González Flores. Fue un 27 de enero de 1917, el día del cuartelazo.

La administración de los Tinoco, no fue reconocida por el presidente Wilson de los Estados Unidos. Los hermanos, en su afán de congraciarse con la potencia extranjera, se atrevieron incluso declarar la guerra con Alemania, en el mes de mayo de l918. Aún así, los Estados Unidos no validaron su gestión.

La Administración Tinoquista, tuvo una fuerte reacción del pueblo costarricense. Muchas escaramuzas y levantamientos en diversas partes del territorio nacional: en la frontera norte la revolución del Sapoa, (con don Alfredo Volio al inicio y don Julio Acosta después) como sus líderes; la explosión dinamitera en la Penitenciaría Central, la insurrección nacional que culminó con la quema de los periódicos la “Prensa Libre” y la “Información”, testaferros de gobierno de facto; y desde luego, el fulminante asesinato de Joaquín Tinoco en el Barrio Amón: hecho aún diluido entre la historia y la leyenda.

Las muertes de insurrectos como Marcelino García Flamenco y Rogelio Fernández Güell, entre muchos otros, símbolos ejemplarizantes de la resistencia contra la tiranía, Y que decir de la figura del General Jorge Volio, emblema de un pueblo luchador, al que retrata como ninguno. En ceremonia de homenaje a los caídos en la revolución, Volio espetó:
“Qué fue el tinoquismo”
“Ese monstruo de dos cabezas y tres apetitos, lujuria, sangre y robo, que tanta sangre y lágrimas nos hizo derramar, no es más que el fruto exacto, la expresión natural y espontánea de esta corrompida sociedad josefina, de la fatídica argolla del Olimpo, la clase alta que viene pesando sobre el país desde hace 50 años “
(citado por Oconitrillo Eduardo, Los Tinoco, 1917-1919, Pág. 236)

La muerte de Joaquín y la salida estrepitosa de Federico rumbo a Francia, país en el que termino sus días; fueron hechos que expresan mucho de la voluntad de lucha del pueblo costarricense contra la opresión. Es claro además, y así lo registra la historia, que la gestión de los Tinoco fue invalidada, con la ”Ley de Nulidades” de l920, dictada por la Asamblea Legislativa y resellada por ese primer poder de la República.

La dictadura de los Tinoco, en particular la de D. Federico, no debería ser recordada en el Salón de ex – Presidentes, no solo por la represión, la muerte y la avaricia, sino por un hecho que la nacionalidad no perdona, la TRAICION.

* Adalberto Fonseca Esquivel, Historiador.

24 de abril del setenta

El 24 de abril del próximo mes, se debe rememorar el 39 aniversario del movimiento estudiantil y de ciudadanía que tenían Patria en el Corazón.
Al momento, es un hecho histórico, como pocos en la larga historia social de este pueblo luchador.

Luego de fundado el Estado Nacional, la lista es interminable de gobernantes y presidentes constitucionales que de diferentes maneras han entregado la riqueza patrimonial, la soberanía de los y las costarricenses. Políticos en su mayoría inescrupulosos, que tienen en su hoja de vida, el extraño mérito de gestión de gobierno a favor de las grandes transnacionales.

La Compañía usamericana ALCOA, venía explotando con éxito desde años atrás los yacimientos de bauxita en San Isidro del General. Distintas administraciones habían cedido tierras a cambio de regalías , supuestamente para el erario costarricense.

En los últimos días de la Administración Trejos, a solo una semana de la entrega del poder a su sucesor, José Figueres, ganador del las elecciones en febrero de ese año, se pretendió aprobar en la Asamblea el Contrato Ley que le daba l respaldo jurídico y legal a la explotación de la bauxita en el sur del país.

Eso fue precisamente lo que se consumó el 24 de abril de 1970 en la Asamblea Legislativa.

Las organizaciones estudiantiles, trabajadores, partidos políticos y grupos diversos venían protestando en todo el país en contra del proyecto Alcoa. Para el común de la gente se trataba de un proyecto pernicioso, abusivo y enclavista, pero en el seno de la Asamblea, la contratación tenía ambiente favorable. Así el proyecto tuvo dos primeros debates favorables y para el 24 de abril se previa la aprobación definitiva.

Para la tarde de ese día, estudiantes de la Universidad de Costa Rica, que había llevado una campaña intensa contra el proyecto, convocaron a una manifestación de protesta. Jóvenes estudiantes de segunda enseñanza, además de maestros, profesores, obreros, empleados públicos y profesionales, sumaron sus voces.

El gobierno, hizo despliegue de fuerzas militares, con la soldadesca armada en puntos estratégicos, en las esquinas aledañas del recinto parlamentario. Además, fuertes contingentes de guardias civiles esgrimiendo largos y gruesos garrotes y otros con sus pertrechos de gas lacrimógeno.

La muchedumbre fue intensa y desbordaba las calles adyacentes, entonaron el Himno Nacional y canciones de hondo espíritu patriótico.
El padre Benjamín Núñez figura de la política costarricense, Rodrigo Carazo Odio, Diputado opuesto al proyecto, encendieron la multitud con sentidos discursos. Adentro, el proyecto fue aprobado con 41 votos a favor y 12 en contra.

La reacción no se hizo esperar, la juventud indignada lanzó piedras y palos a l parlamento, la policía especial abatió con fuerza a los estudiantes; tanto hombres como mujeres fueron avasallados Muchos fueron presos y hospitalizados, nubes de gas inundaron gran parte de la ciudad capital.

El gobierno de Trejos, justificó su accionar, aduciendo que era una provocación comunista. El proyecto de ley aunque aprobado, no fue Ley de la República. El movimiento del 24 de abril, ha sido olvidado. Casi 40 años después lo reseñamos en este espacio, porque fue el último gran grito de protesta del pueblo costarricense, solo emulado por las luchas nacionales contra el TLC.

Desde luego, nuestros gobernantes, 40 años después continúan por el mismo camino, abriendo espacio a las transnacionales usamericanas: plantaciones bananeras, extensas tierras para las piñeras, enajenación de la riqueza minera, cesión de mantos acuíferos y marítimos, y no olvidar las “Crucitas “

La corrupción institucional campea por doquier. Alcatel, préstamo finlandés, Ministerio de energía y minas, IDA, CNE, fondos del BCIE, además el trasiego de influencias, el clientelismo político simple y el sofisticado y el todavía no digerido suculento almuerzo en Ceruti.

En fin, el cuento es para no acabar.

Tres administraciones constitucionales, o sea 12 años de gobierno, hoy ventilan sus minucias en los Tribunales de Justicia.

La Sala cuarta, el TSE, la bicéfala administración de los Arias, son también parte de este recuento. Somos un pueblo inducido a la corrupción. Trémulo e ingenuo a veces. Pero un pueblo que en el fondo de su alma, en su inconciente colectivo no olvidará los hechos patrióticos del 24 de abril de 1970.

* Historiador, testigo presencial.

Documentos del Congreso

“El homenajeado “Felix Arcadio Montero Monge”“:/article/felix-arcadio-montero-monge/

Presentación

Metodología del Congreso
Cómo lo vamos a hacer

La ruta estratégica de ANEP
Qué y cómo lo vamos a hacer

Tema 1: “Evolución de la Organización sindical en Costa Rica, ¿Cómo y por qué llegamos hasta aquí”

Memoria histórica con el fin de comprender la violencia socialmente aprendida en contra del sindicalismo en Costa Rica, y la conformación de características diferenciadoras de ANEP en torno a la visión política y la unidad del movimiento.

Tema 2: “Hacia la construcción de una Costa Rica Inclusiva y Solidaria”
Sobre nuestra propuesta alternativa de país, a partir de las necesidades concretas de la gente, así como la construcción de un nuevo sujeto sociopolítico.

Tema 3: “Sindicalismo ciudadano”

Sobre el involucramiento sindical en la vida social, a partir de intereses ciudadanos y métodos diversos de incidencia y desarrollo de una sociedad justa y equitativa.

Tema 4: “Economía Social, El nuevo horizonte sindical”

Visualizar la participación sindical en proyectos de emprendimiento de la economía social a partir de la autogestión, de la incidencia política y de las alianzas con otros sectores que vienen desarrollando un trabajo importante en este sentido y que provocan mayor empleo y desarrollo económico justo.

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