1. El 7 de octubre de 2007 nuestra patria vivió uno de los momentos de mayor intensidad político-cívica de toda su historia republicana, prácticamente con un único episodio cercano de similar naturaleza, si lo vemos por la alta polarización política alcanzada: los hechos bélicos de 1948.
2. Dos visiones de país se confrontaron en las urnas en una impresionante disparidad de condiciones, pero mostrando la gigantesca posibilidad política que una convergencia amplia de fuerzas por el bien común es capaz de lograr, luego de un período de acumulación de fuerzas de, al menos, casi veinte años a esa fecha.
3. Somos del criterio de que en ese día, 7 de octubre de 2007, se marcó un punto de inflexión en nuestra vida como nación; y, si bien es cierto las fuerzas del capital siempre han tenido la hegemonía política a lo largo de nuestra historia republicana, lo real es que, de un modo u otro, políticas públicas de inclusión social e inspiradas en la promoción del bien común, han marcado esa historia nuestra, particularmente a partir de los años 40 del siglo anterior.
4. Evidentemente los factores externos de naturaleza geopolítica también estuvieron jugando un papel en nuestra trayectoria institucional republicana y, hasta 1989, la presencia global de un bloque socialista (entiéndase como se entienda), creaba condiciones para la atenuación de la esencia explotadora del capital, consustancial a su existencia misma. Es decir, había espacio político para amplias acciones de política pública con énfasis en lo social.
5. No vamos a detallar qué fue lo Costa Rica logró en todas estas décadas que, integralmente, hemos conceptuado como “modelo social”; “modelo solidario de Estado”, “Estado Social de Derecho”… La sensación de que todo su significado era lo que se jugaba con el asunto del TLC con Estados Unidos, provocó esa admirable y titánica acción del Movimiento Patriótico del No al TLC, del cual fuimos partes activísimas desde las organizaciones sindicales con sentido patriótico y con visión de país.
6. Lo que ha venido ocurriendo con el deterioro de ese modelo, por una causalidad diversa que no viene al caso como por ejemplo, la inducción del país en los postulados del neoliberalismo clásico (el “Consenso de Washington); nos lleva a afirmar que el principal problema que tiene Costa Rica en la actualidad, el más grande desafío de la agenda nacional de hoy y la más preocupante incertidumbre de cara al futuro, es el crecimiento sostenido y sistemático de la desigualdad y su correspondiente producto: la concentración abusiva de la riqueza.
*7. *Es decir, que ni la inseguridad ciudadana y la violencia criminal, ni la inserción del narcotráfico y del crimen organizado en nuestro tejido social, ni la ascendente corrupción; ya de por sí problemas mayúsculos que deterioran nuestra convivencia; se igualan a lo que representa el desdibujamiento de un perfil de país centrado en sus capas medias con una institucionalidad de servicio público que facilitó la movilidad social y con importantes niveles de equidad distributiva (aunque con fuertes injusticias por el lado de la renta), como lo fuimos hasta hace algunos años, pese a que se conservan importantes patrimonios sociales que gracias a su fortaleza institucional, han impedido la consolidación total del modelo neoliberal y la entronización irreversible de la hegemonía del capital que lo sustenta.
8. En tal estado de cosas y mostrando un nivel altísimo de simplificación del análisis sociopolítico, psicosocial y económico que supone una caracterización de nuestra sociedad en el día de hoy; esa hegemonía del capital neoliberal que sigue en ascenso hacia su consolidación del control total del poder, requiere que nos planteamos el desafío de cerrarle el paso a su avance, detenerlo y hacerlo retroceder, tal y como lo han mostrado posible, varias experiencias políticas en nuestra querida Latinoamérica.
9. Si aceptamos que estamos a la defensiva desde un punto de vista estratégico y que la promoción del bien común tiene una materialización concreta en crear las condiciones para superar la creciente desigualdad-concentración de la riqueza, de forma tal que nuestro desafío estratégico es la recomposición de los contenidos del modelo solidario de Estado en el marco de los tiempos de TLC’s; entonces es preciso reflexionar sobre lo siguiente:
10. Para qué el esfuerzo; a quiénes nos corresponde esa inmensa tarea; cómo; cuándo. Cuatro medulares preguntas para las que las respuestas pueden ser tan diversas, como diversas las fuerzas necesarias para lograr tal propósito.
11. Para qué el esfuerzo: ¿La toma del poder?; ¿ganar el Poder Ejecutivo en elecciones?; una fuerte bancada progresista en el parlamento?; ¿poder ciudadano ganando alcaldías y concejos municipales?…
12. Quiénes: ¿Los sindicatos a la “vanguardia”?; ¿un partido progresista/revolucionario o grupos de ellos?; ¿un líder carismático de vocación progresista y/o revolucionaria?; ¿complejo articulado de fuerzas cívico-patrióticas de amplísima diversidad con programa común?…
13. Cómo: ¿El “asalto” al poder vía un proceso revolucionario profundo?; ¿ganando las elecciones?; ¿una asamblea constituyente con fuerzas progresistas dictando los nuevos preceptos de un cambio de Estado?; ¿incidiendo en las futuras políticas públicas de gobiernos de la derecha en sus diferentes matices?; ¿construyendo poder desde “abajo”?; ¿una articulación estratégica multisectorial-política con vocación de poder?…
14. Cuándo: ¿En el marco electoral venidero (2014)?; ¿2018?; ¿en el corto plazo?; ¿en el mediano plazo?; ¿cuándo “maduren” las condiciones?; ¿empezamos ya?…
15. Demasiado complejo. ¿O demasiado simple el planteamiento?… Algunas ideas personalísimas al respecto nos indican lo siguiente, aclarando que no estamos planteando “nada” original, cual si fuésemos” iluminados” dueños de la verdad.
16. Es necesario compenetrarnos en el esfuerzo de construcción de la nueva hegemonía empezando desde “abajo”; en los espacios de convivencia cotidiana que ayudarían a germinar la base de tal hegemonía; fijarnos en lo horizontal que representa esa convivencia en un marco de creciente exclusión que tiende a unificar molestias y frustraciones pero también sueños y esperanzas.
17. La articulación social-intersectorial y multipartidista de este lado de la acera es más que necesaria porque lo impone nuestra propia situación de diversidad en estos momentos. No vemos en el horizonte que el surgimiento de una fuerza nueva con vocación de poder surja desde una parte en específico de esa diversidad. Pareciera que hay que descifrar la “magia” de la articulación, como lo mostró el magistral momento histórico de la coyuntura del No al TLC.
18. La actividad sindical exige un replanteamiento profundo para sacarla del “gueto intramuros” y posicionarla en el corazón del pueblo trabajador, más allá del centro laboral. Pareciera que las potencialidades de construcción desde abajo podrían tener algún nivel de realización concreta con lo que algunos hemos dado en llamar el “Sindicalismo Ciudadano”; esfuerzo de proponer un punto para la búsqueda de tal replanteamiento.
19. Los contenidos que debe llevar la estrategia de recomposición del modelo solidario de Estado están sobrados. Diagnósticos hay a montones, hay una intelectualidad “pensante” dispuesta a conceptuarse como orgánica, hay una soberana cantidad de propuestas de política pública en el marco de “otra Costa Rica es posible” y cuestiones similares. No hay que “quemar” más neuronas en proponer; lo que sigue en “quemárselas” en construir.
20. Sin duda alguna aquí va a entrar a jugar cuáles son las mejores y más apropiadas políticas de alianzas para el potenciamiento, ascenso y posicionamiento de nuestra aspiración contrahegemónica. Aquí se impone las mentes más abiertas, las flexibilidades tácticas más impensadas, los caminos sinuosos no en línea recta, y los desprendimientos de dogmatismos, esquematismos y las autoproclamaciones de propiedad de la verdad.
21. Estos y otros componentes de “laboratorio” socio-político deberían tener una finalidad estratégica de corto y de mediano plazo: frenar el avance de la consolidación de la hegemonía del capital neoliberal y, en el poco a poco, en el día a día, en la lucha constante (local, regional y nacional), imprimirle ese sesgo del desarrollo de la vocación de poder hacia el emerger de la contrahegemonía que será la que salga desde este lado de la acera.
22. Concluimos reiterando lo siguiente: Nuestro desafío estratégico es la lucha por la recomposición de los contenidos del modelo solidario de Estado en el marco de los tiempos de TLC’s; que nos permita crear las condiciones para la superación de la creciente desigualdad social y la concentración abusiva de la riqueza, a través del surgimiento de la contrahegemonía que es necesario construir para confrontarla con la del capital neoliberal.
* Sindicalista
Secretario General de la ANEP
Jueves 25 de noviembre de 2010
Aporte para el
Congreso Ideológico de ASDEICE