A lo sumo, habría que poner impuestos pero a las grandes rentas, a las fortunas abusivas, a las exhibiciones ostentosas y lujuriosas de acumulación de capital desenfrenada. Los niveles de evasión tributaria en Costa Rica son, realmente, alarmantes, constituyendo en la práctica un verdadero crimen contra la sociedad.
Por estos días el tema ha cobrado notoriedad de un nivel sin precedentes. Nosotros nos alegramos por ello. Las escandalosas revelaciones periodísticas acerca de que varios integrantes del gabinete ministerial de la Presidenta Chinchilla, habían subdeclarado el valor real de sus propiedades, dejando de pagar lo que se debía por concepto del impuesto a los bienes inmuebles; dejó en evidencia hasta qué niveles, de una manera u otra, no pagar los impuestos debidos ha permeado en profundidad los niveles político-empresariales y económicos de alto vuelo.
¿Por qué decimos esto? Pues porque, por ejemplo, el pueblo trabajador, el que es asalariado con empleo y salario fijos, el que debe jugársela por cuenta propia en el mercado informal, sí paga sus impuestos; tanto el de ventas cada vez que hace una compra, como el de renta que se lo rebajan de la planilla cuando corresponde por nivel de ingreso.
Incluso, a nivel de microemprendimientos productivos y de pequeñas y medianas empresas, resulta prácticamente imposible de evadir responsabilidades tributarias. Conocemos, incluso, de varios casos en los cuales, precisamente por honrar esos impuestos, la empresita ha quebrado, o ha tenido que reducirse al mínimo.
Por tal razón impacta profundamente e indigna sobremanera el caso del ya hoy Exministro de Hacienda, don Fernando Herrero Acosta, quien doblemente quedó en evidencia; no solamente por el tema de la subdeclaración de sus propiedades, sino porque, presuntamente, habría incurrido en evasión de pago del impuesto sobre la renta.
Al ser él la principal figura gubernamental que ha venido insistiendo, un día sí y otro también, en que se necesitaban nuevos impuestos y por eso su fuerte acción en favor del paquetazo fiscal que actualmente tramita el parlamento pero que está en consulta de constitucionalidad; pierde el Gobierno de la Presidenta Chinchilla toda credibilidad y legitimidad para seguir abogando por ese paquete de impuestos.
Es más, nos atrevemos a indicar que esta situación dejó a la primera mandataria con una gran deuda moral con el pueblo trabajador. Por tanto, la mejor manera de saldar esa deuda con la gente del trabajo, es renunciar a ese plan fiscal, retirarlo de la corriente legislativa; pasando, alternativamente, a conformar una gran comisión nacional, político-social, para entrarle durísimo al tema de la evasión tributaria en todas sus formas, con ropaje legal o sin él; para entrarle, también, al asunto de las exenciones y exoneraciones abusivas; igualmente, al fortalecimiento estratégico de toda la administración y gestión tributarias (más auditores fiscales, más personal de apoyo, más policías fiscales, más infraestructura y más tecnologías).
Esta propuesta nuestra se ve fortalecida a raíz de que por estos días, importantísimos medios de comunicación colectiva, en su plano editorial, han planteado ante la opinión pública la grave situación social que implica la evasión de impuestos en todas sus manifestaciones.
Diario Extra, el de mayor circulación del país y que es el más leído por la clase trabajadora, por el pueblo, abogó por la divulgación pública de los nombres de quienes son evasores de impuestos, tanto personas como empresas. Esta sería una extraordinaria medida porque quienes, por ejemplo, compramos cosas en empresas evasoras, podríamos promover boicots y no ir a las mismas a adquirir artículos. Como bien dijo Diario Extra, tales evasores no tienen por qué invocar un “_derecho de imagen_”.
Por otra parte, sorprende que desde el mismísimo periódico La Nación, gran baluarte de los consorcios y emporios empresariales monopólicos u oligopólicos; se le llame la atención al poderosísimo sector financiero-bancario; si se quiere, el sector del capital más “_chineado_” del modelo neoliberal de concentración abusiva de la riqueza, vigente en los últimos gobiernos.
En palabras bonitas, se les dijo a los banqueros que ganan mucho, pero muchísimo; pero tributan poco, poquísimo. He aquí una veta de evasión tributaria que podría tener ropaje legal pero que ética y moralmente tendría una base un endeble.
Telenoticias, con la señora doña Pilar Cisneros Gallo, no se quedó atrás. Sin tapujos, indicó que “_nada más falso que aquí los ricos pagan como ricos y los pobre pagan como pobres_”. Agregó que “_es muy fácil quitarles a los trabajadores una buena tajada de su salario en impuestos. Pero este y otros gobiernos han demostrado que son pésimos cobradores, que no se atreven a metérsele a las empresas poderosas y que, aun sospechando enormes evasiones, hacen muy poco por cobrar lo que les corresponde_”.
Como ven ustedes, nos sentimos más que satisfechos de que la prédica de tantos años, formulada desde los sindicatos y desde otros sectores sociales y cívicos, acerca de que en Costa Rica se necesita una Transformación Tributaria Estructural, tiene ahora una carta de ciudadanía incuestionable.
Ya no se trata de una consigna que no más mencionarla, era descalificada de entrada. Ahora queda clarísimo. En Costa Rica, los ricos no pagan como ricos; y los pobres no pagan como pobres. Siempre tuvimos razón. Ahora pasemos a la acción. ¿Qué les parece?