De verdad que el discurso oficial acerca de la famosa crisis fiscal se desprestigia cada vez más. Escandalizados quedamos al enterarnos de que la Junta Directiva del Banco Central de Costa Rica (BCCR), autorizó al Instituto Costarricense de Turismo (ICT), el gasto financiero de DOS MILLONES QUINIENTOS VEINTICINCO MIL NOVECIENTOS TREINTA Y SIETE DOLARES CON SETENTA Y DOS CENTAVOS (2.525.937.72 US), para que compre el edificio de CINDE, que suponemos es el que está ubicado en las inmediaciones del Puente Juan Pablo II, cercanías del Hospital México.
Esta suna en colones al día de hoy, equivale a MIL DOS MILLONES DE COLONES, aproximadamente, (1.002.000.000.oo).
Así se desprende de la publicación que el BCCR hace en el Diario Oficial La Gaceta, del respectivo acuerdo, consignado en el Artículo 7 de la sesión No. 5157-2003 del ente emisor, celebrada el 7 de mayo anterior.
Según el Banco Central “la compra del edificio citado por parte del ICT, en las condiciones financieras señaladas, no introduce ninguna inconsistencia en la coordinación de las políticas monetaria, crediticia, financiera y fiscal ni obstaculiza el cumplimento de los objetivos y metas del Programa Monetario del 2003”.
Nos preguntamos: ¿cuál crisis fiscal?… Realmente generan gran indignación enterarse de lo que parece ser la doble moral de las autoridades monetarias y hacendarias del país; cuando, por un lado, se recorta drásticamente el presupuesto de los programas sociales y se ha intentando bloquear fuertemente el financiamiento del ICE; y, por otro lado, se autorizan este tipo de erogaciones que, sin duda alguna, son superfluas.
Sin duda alguna resaltará sumamente interesante establecer quiénes son los propietarios del inmueble en mención y cuál es el bufete encargado de tal transacción, de forma tal que, a lo mejor, podrían quedar en evidencia conexiones directas e indirectas con personas de nivel político decisorio en las instancias intervinientes.
Es definitivo: la ciudadanía debe reflexionar seriamente sobre las vergonzosas situaciones que ofende la dignidad de un pueblo noble como el costarricense; hastiado del discurso oficial del sacrificio que sólo le receta a las grandes mayorías indefensas de los efectos de las erradas decisiones de política económica, como la que se está denunciando.
San José, 11 de junio del 2003.