Una institución tan emblemática incorpora sin lugar a dudas uno de los más puros sentimientos humanos arraigados en el pueblo costarricense, la solidaridad, el principio filosófico institucional que irradia a toda nuestra patria y le impregna toneladas de paz social, ya que este rumbo trazado en sus albores se contrapone al individualismo inhumano que promueven los impulsores del capitalismo salvaje, criticado por el excelentísimo Juan Pablo II. Tal fenómeno permite decir con meridiana claridad, que si destruyen la Caja, destruyen a Costa Rica, destruyen la paz social y quienes impulsen entre bambalinas un acto apátrida como este, se arriesgan a correr con un alto costo político, es decir, cualquier grupo de poder político-empresarial que se atreva a desmembrar la Caja pensando en llenar algunos bolsillos locales o extranjeros, tendrá que enfrentar al pueblo movilizado en las calles.
Ese arraigo que el pueblo le tiene a la Caja se puede explicar de la forma más sencilla y noble, la Caja es la madre de los ticos y ticas, es una curandera abnegada, es una progenitora de paz social y hoy es ella la que ocupa que sus hijos e hijas le diagnostiquemos su enfermedad, la cuidemos y le apliquemos los mejores remedios contra ese mal: La autonomía constitucional, el pago de las deudas, la revisión integral o parcial de su gestión y la movilización social, seguros estamos que un pueblo movilizado por conseguir estas medicinas para su madre nadie lo detiene.
El pueblo es sabio, conoce que su madre tiene errores como las filas en los Ebais, las tribulaciones en las clínicas, los atrasos en los exámenes de diagnóstico y la entrega de medicinas, una atención a veces poco amable del personal en general como resultado de un ambiente laboral tenso provocado por políticas muy desalentadoras por parte de las dirigencias nacionales de la Caja, largas listas de espera para una cirugía pequeña o grande que colocan a la gente en la disyuntiva de la salud o la enfermedad, la vida o la muerte o peor aún entre la medicina pública o privada, decisiones erróneas que desechan lo técnico-profesional y privilegian intereses de grupos o argollas internas de distinto tipo, altos salarios versus poca productividad, en fin las dolencias son muchas, pero todas tiene una cura.
Por el otro lado el pueblo y su ancestral sabiduría sabe que esta madre admirable, tiene virtudes como cirugías millonarias, trasplantes de diverso tipo, exámenes de diagnóstico complejísimos, procesos y tratamientos de diversas características y un paquete de servicios en salud y pensiones que resulta envidiable para muchos países del mundo, es decir, la Caja, es un cordón umbilical para la vida nueva, la amiga consejera que se acerca al oído del joven y intenta guiarlo en un mundo veloz, agitado y colmado de muchos antivalores sistémicos, es el bastón del adulto mayor, en fin estos valores agregados se convierten en esas pequeñas y grandes cosas, que son las que le dan un lugar privilegiado a la mayor constructora de paz social de Costa Rica.
La fabricación de los medicamentos que enunciamos, están siendo procesados en una gran maquila humana y solidaria que se llama Costa Rica, es decir, estamos apostando a la conformación de un gran tejido social de los hijos e hijas de la Caja y estamos seguros que la gran familia tica no va a permitir que algunos políticos-empresarios vinculados a los negocios que se derivan de la aprobación del TLC y sus leyes de implementación destruyan desde dentro o desde afuera las bondades de una madre como la Caja, institución emblemática del país.
Así, las cosas, un primer medicamento implica rescatar la autonomía constitucional de la Caja, eje que presupone revisar y reformar la forma en que se elige la Presidencia Ejecutiva y la Junta Directiva de la Caja Costarricense de Seguro Social.
Una segunda medicina nos plantea exigir el pago de las deudas que el gobierno y otros empresarios tienen con el Seguro de Salud y el de Pensiones, situación que es eje transversal de la crisis financiera institucional y se convierte en un tema a posesionar para la movilización popular. Esto lo vislumbramos así, porque nada haríamos en recuperar plata para mejorar los servicios y mantener las pensiones, si la estructura de intromisión política continúa intacta y sirviendo a intereses que buscan el desmantelamiento paulatino de esta institución por las distintas vías que conducen a la privatización de los servicios de salud.
El tercer medicamento pasa por impulsar una revisión profunda de la gestión que ejecuta la institución, es decir, se deben analizar y consensuar efectivamente distintas medidas que ayuden a utilizar eficientemente los recursos institucionales, lo cual como idea general implica una revisión de las reformas aplicadas al sector salud en el pasado reciente o bien al menos formularse un cambio radical en lo que a la Gerencia Médica se refiere, ya que parte del problema de la atención en la Caja, pasa por romper paradigmas y enfrentar con valentía los intereses de ciertos feudos de poder endógenos.
El último medicamento es quizás el más importante, ya que constituye el aliciente esencial para curar y más allá de esto alegrar a esta gran madre llamada Caja, es decir, lo mejor que le puede pasar a esta institución es que todo un país salga a la calle a defender y clamar por mantener los cuidos gratuitos de tan amada institución, por eso apuntaremos a la construcción de los Comités de Defensa de la Caja en cada rincón del país y no dudamos que aún con sus defectos surgirán miles de militantes dispuestos a defender la continuación y mejoramiento de una institución que es la arquitecta insigne de la vida, del amor, la solidaridad y el humanismo, pilares que son los pies y brazos de una madre que protege a Costa Rica.
* Presidente de la Federación de Organizaciones de la Caja y de la Seguridad Social
Fuente: Diario Extra