Lisbeth Barboza González
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Quesada dio una exposición basada en el informe que emitió la Defensoría y en el que señala que el TLC si bien es cierto traería como consecuencia mayor riqueza, esa riqueza se concentraría en pocos sectores beneficiados con los términos del acuerdo, pero a su vez fomentaría un mayor exclusión para la mayoría de los productores nacionales.
“A la luz del análisis realizado, la Defensoría de los Habitantes concluye que el proyecto TLC constituye una profundización del modelo de desarrollo aperturista aplicado en el país desde inicios de la década de 1980 y si nada cambia, se espera que se profundicen dichas consecuencias”, afirmó.
La Defensora considera que si la implementación del proyecto no es acompañada con mecanismos compensatorios y de redistribución de la riqueza efectivos, dadas las características del modelo de desarrollo actual, se puede esperar un incremento en la desigualdad social y una mayor exclusión de los grupos de menores ingresos dentro de la actividad económica de la sociedad costarricense.
Desde la perspectiva económica, la Defensora manifiesta preocupaciones y dudas respecto a temas como son limitaciones a la política económica, limitaciones al sector agropecuario, reconversión productiva, seguridad alimentaria y los beneficios para el consumidor nacional.
Quesada recordó que en el TLC los países centroamericanos -y el mismo
Estados Unidos- establecieron una reserva aplicable a cualquier sector, para proteger su derecho La defensora de los Habitantes, Lisbeth Quesada, criticó el modo en que fue negociado el TLC. A adoptar o mantener cualquier medida incompatible con las obligaciones que otorguen derechos o preferencias a las minorías social o económicamente en desventaja.
“Pero, analizado el proyecto, la Defensoría confirmó que Costa Rica no hizo reserva alguna en ese sentido, no protegió la capacidad del Estado para aplicar las medidas de protección a minorías, quedando mucho más limitado que los demás países, omisión muy grave por parte de los negociadores del tratado”, acotó.
Además reiteró que en cuanto a los agricultores y subsidios, el productor nacional podría ser eliminado no por ineficiente, sino por la competencia desleal.
Subrayó que los precios norteamericanos son más bajos producto de prácticas desleales originadas en una de las asimetrías, como son los subsidios que el Gobierno norteamericano otorga a sus productores, que les permite vender a precios por debajo de los costos de producción.
“Con esta estrategia, el productor norteamericano subsidiado logra sacar a sus competidores del mercado local e internacional, una vez eliminada la producción interna el mercado queda a merced del competidor desleal, con lo que pierde el productor costarricense y también el consumidor, porque los precios podrían subir de forma desmedida”, dijo la Defensora a los diputados.
La prensa Libre 24 de agosto de 2006. Pág.4