Deudas: Estamos todos con “la soga hasta el cuello”

Gracias a las convicciones democráticas del Diario Extra, en el campo del respeto a la Libre Expresión, ANEP publica, semanalmente, en días miércoles, esta columna.

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La característica central de nuestra sociedad fue la de haber sido una sociedad de capas medias, con diversos estratos, lo cual nos distinguió del resto de naciones hermanas de Centroamérica, en las cuales la sociedad quedó partida en dos partes antagónicas: ricos y pobres. Punto.

Nuestra clase media, en sus diversos componentes, ha venido resistiéndose, de manera sistemática, a caer en la pobreza, a raíz del proceso de concentración de riqueza que vivimos. La otrora próspera clase media tica se encuentra ya, según el lenguaje de los expertos, en una situación de “vulnerabilidad de pobreza”, o lo que es más sencillo, al borde del precipicio.

Para no caer en ese precipicio, mucha gente de la clase media ha caído en el endeudamiento. Grandes segmentos de la clase trabajadora asalariada están llenos de deudas, “con la soga hasta el cuello” como decimos popularmente. Muchas personas trabajadoras acuden al crédito sobre crédito; es decir, cuando van por la mitad de amortización de uno, piden otro, pagan el saldo y se dejan la diferencia para gasto de consumo esencialmente.

En no pocas ocasiones, se tienen de dos a tres créditos simultáneos. Toda esta situación se explica, en parte, por las políticas de restricción salarial de los últimos tiempos, los bajos salarios y los reajustes semestrales que no compensan el alza en el costo de la vida. El salario no alcanza y, ni modo, se acudió al endeudamiento para seguir resistiendo.

Por otra parte, es enorme la cantidad de micro, pequeños y medianos empresarios agobiados por deudas, única manera de sobrevivir en este tipo de actividad empresarial, totalmente abandonada por la política pública de los últimos años, pues ésta ha estado destinada al apoyo de la gran empresa, transnacional básicamente.

En Costa Rica, nuestro parque productivo en su abrumadora mayoría es de micro, pequeña y mediana empresa y, por tanto, sin apoyo estatal de ningún tipo, para retardar la quiebra, se cayó en el endeudamiento cuyos intereses asfixian y consumen la mayor parte de la escasa rentabilidad del negocio respectivo.

Dado el carácter neoliberal dominante de los últimos gobiernos, incluido el actual, las políticas económicas no están diseñadas para ayudar al desarrollo de la clase media. Las agobiantes deudas, gran parte de las cuales se han adquirido para evitar caer en la pobreza, necesitan de un plan de reestructuración para que las acongojadas personas deudoras pueden respirar un poco y tratar de atenuar el desbocado proceso de concentración de riqueza, del cual son beneficiados los poderosos sectores financieros, por ejemplo.

Se necesita de la construcción de un poderoso grupo de presión de las personas endeudadas, tanto las que son de clase trabajadora, como las que están en la actividad de las pequeñas y medianas empresas para que, al menos, se desacelere el ritmo de concentración de la riqueza y se presione para el desarrollo de cambios estructurales tributarios; de modo que, por ejemplo, la obligación de tributar tenga congruencia con la proporcionalidad real de ingreso, especialmente en la actividad productiva del carácter que venimos mencionando.

Ahora que el Presidente Arias “tiró la toalla” en cuanto al impuso de una reforma tributaria integral (aunque pensamos que jamás tomó el tema en serio), corresponde a los sectores “con la soga hasta el cuello”, plantarse duro frente al abusivo proceso de concentración de riqueza, el cual es, en parte, responsable de esos gigantescos endeudamientos que tanto nos agobian en el día a día, en la lucha cotidiana para no caer en la pobreza.

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