Manifestación contra Aumentos Salarial de Diputados
Un día de vergüenza nacional. Un día en que la gran mayoría de congresistas le demostraron al pueblo costarricense lo equivocados que estaban al votar por ellos y ellas. Un día de repudio bajo la lluvia. Ayer lunes 24 de mayo, 35 diputados votaron a favor de la ley que les aumenta el salario un casi un 60%. Pasarán de ganar 2.5 millones de colones, a recibir más de 4.3 millones. Una bofetada al pueblo costarricense.
Mientras más de 600 mil trabajadores y trabajadoras del sector privado ganan menos del salario mínimo de ley, los diputados y diputadas pasan a ganar más de 150 mil colones diarios. En el 2014, cuando dejen sus curules, ellos pseudos “padres“ y “madres“ de la Patria, devengarán más de 6 millones de colones para sus bolsillos.
Ayer, 24 de mayo, cientos de costarricenses se congregaron frente al Congreso para gritar su repudio al aumentazo salarial diputadil. No importó la lluvia, no importaron los vidrios reforzados y las paredes aislantes que impiden que los congresistas escuchen lo que sucede en la calle. No importó la sordera de algunos y algunas, que tienen oídos sólo para escuchar el tintineo de monedas en su propia bolsa. Importaron el patriotismo, la vergüenza nacional y el repudio a la corrupción. Importaron las palabras de José María Villalta, Carmen Muñoz, Claudio Monge y Juan Carlos Mendoza, legisladores que desde un inicio rechazaron este proyecto de ley, burla al pueblo pobre y trabajador. Importó ese micrófono en manos de hombres y mujeres, ticos y ticas, que ya no pueden callar la indignación y el enojo con esta clase política que sólo piensan en ellos y ellas, que olvidaron la vieja premisa de “servir al pueblo y no servirse del pueblo“.
Cientos de firmas acompañan ahora una carta dirigida a la señora Presidente, doña Laura Chinchilla Miranda, para que tenga un poquito de decencia y escuche el clamor popular vetando este adefesio de ley. Hay que dignificar el trabajo y el salario, pero no sólo el trabajo de ellos y ellas, glotones acostumbrados a la olla grande, sino el de todos los servidores y servidoras públicos. Dignificar al policía, al recolector de basura, a la oficinista, al cajero, al técnico de electricidad, al chofer, a la cocinera, a la sicóloga, al maestro. Dignifiquen al pueblo, a la gran masa trabajadora del sector privado, que se desgastan en la maquila, en la construcción, en el trabajo doméstico, en la fábrica, en la calle. Glorifiquen primero a quienes les pusieron ahí. Ojalá doña Laura escuche el clamor popular.