Nos complace que al fin, después de más de una año de estar en el gobierno, doña Laura lleve a cabo un hecho concreto para cumplir con una de sus principales promesas de campaña: impulsar una red nacional de cuido que garantice a las mujeres incorporarse en el mercado de trabajo. Sin embargo, nos genera preocupación el hecho de que se pretenda ampliar la cobertura de este importante programa, calificado como “el programa más maravilloso que existe en nuestro país” por la actual Ministra de Salud, sin que se resuelvan los problemas estructurales que le han venido aquejando desde hace ya muchos años.
Como trabajadora de un CENCINAI, puedo dar fe de que en estos centros hay al menos 3 problemas que debería abordar el Gobierno de la República si es sincero su interés de fortalecer este programa como parte de una red nacional de cuido:
– Cargas de trabajo: en la mayoría de los centros hay escacez de personal. Las maestras y las misceláneas tenemos a nuestro cargo una gran cantidad de niños y niñas a quienes es imposible, en esas condiciones, dar una atención integral y de calidad. Para citar un ejemplo, en el CENCINAI de los Llanos de Santa Lucía, en Paraiso de Cartago, una de las dos misceláneas se retiró a disfrutar sus vacaciones y la otra tuvo que quedarse durante un mes, a cargo de la limpieza, la preparación de los alimentos y la atención de los tiempos de comida de más de 40 niños y niñas.
– Indebida calificación del personal: las educadoras, que laboramos en los CENCINAI y somos en un 100% mujeres, a pesar de ser profesionales con título universitario, somos remuneradas como técnicos. Eso genera una gran desmotivación en el personal, que se siente discriminado con relación a las y los educadores que laboran en otros centros educativos del Estado y que solo espera la posibilidad de poder salir de allí, a un puesto de trabajo mejor remunerado o en mejores condiciones.
– Problemas de Presupuesto: el debilitamiento del Ministerio de Salud que se ha profundizado en las últimas décadas, ha afectado al programa de CEN y CENCINAI y la escacez presupuestaria no nos ha sido ajena. Muchas veces, de no ser por las madres que conforman las Juntas Administrativas de estos centros, que se las ingenian para organizar turnos, ventas de todo tipo y rifas, ni siquiera habría leche o alimentos para darle a los niños y las niñas.
Como mujer trabajadora veo con buenos ojos el hecho de que el Estado asuma su responsabilidad de facilitar el cuido de los niños y las niñas para que sus madres puedan incorporarse al mercado laboral en condiciones dignas, con ello, no hace más que cumplir con los compromisos asumidos internacionalmente para avanzar en condiciones de género equitativas.
Sin embargo, como parte de un grupo de mujeres que también somos madres, me siento en el deber de alzar la voz para exigirle al gobierno de doña Laura Chinchilla que no precarice más las condiciones de trabajo de quienes día a día cuidamos a los hijos e hijas de muchas madres trabajadoras, que no lleve a cabo acciones solo para ganar popularidad, sino que impulse y desarrolle hechos concretos para fortalecer “el programa más maravilloso que existe en nuestro país”, lo cual pasa no solo por garantizar condiciones de trabajo dignas para las mujeres que laboramos en los CEN y CENCINAI, sino en dotar a estos centros de un presupuesto que les permita brindar un servicio de calidad a todos esos niños y niñas.
Isabel Portuguez Quesada
Directiva Nacional ANEP
Trabajadora de los CENCINAI