9/29/2007
Después una ventaja de más de 20 puntos a favor de la aprobación del acuerdo, ahora las encuestas muestran un “empate técnico” entre el “sí” y el “no”. Además, la tendencia que se observa es clara: el “no” sube y el “sí” baja.
La explicación de esta drástica variación en las opiniones y actitudes de los ciudadanos podría residir en varios factores. Comento algunos de ellos.
- En primer lugar, la publicación del ya famoso e infausto memorándum del vicepresidente Casas y el diputado Sánchez dirigido al presidente Arias. El uso del miedo y el abuso del poder político para forzar a los alcaldes y manipular a los votantes no solo ha producido un repudio generalizado sino que ha cuestionado la legitimidad de los argumentos. ¿Por qué engañar e infundir miedo si el TLC es tan bueno?
- La evidencia concreta de que el TLC facilita a los inversionistas extranjeros demandar a los gobiernos en paneles arbitrales internacionales por sumas millonarias, como está ocurriendo con una empresa ferroviaria norteamericana que con la asesoría de la negociadora de Estados Unidos, Regina Vargo, exige al Gobierno guatemalteco el pago de US$65 millones.
- La confirmación de que la difícil situación de la industria textilera por la competencia con China no la resuelve el TLC y, lamentablemente, ya se están perdiendo empleos en Centroamérica (con tratado o sin tratado). El pasado lunes este diario informó que el presidente dominicano Leonel Fernández solicitó al Gobierno estadounidense medidas especiales para “salvar miles de trabajos en la industria textil”.
- Los recientes debates han permitido visibilizar argumentos y razonamientos en contra del tratado que habían permanecido silenciados por una masiva y sesgada campaña de propaganda. También han permitido demostrar que gran cantidad de personas respetables y serias, de múltiples sectores, se oponen a este acuerdo, dejando sin contenido los intentos de deslegitimación basados en tergiversaciones y en calificativos como sedicioso y chavista.
- La constatación cuantitativa de que la vigencia del TLC en los países centroamericanos no ha catapultado las exportaciones y creado miles de empleos, como pregona la publicidad del “sí”, sino más bien acelerado las importaciones que ponen en peligro a los productores nacionales.
- La mayor divulgación de pronunciamientos de personas e instituciones que manifiestan preocupaciones importantes y puntualizan deficiencias graves del TLC, como la Comisión de Notables, la Universidad de Costa Rica, la Defensoría de los Habitantes, el Instituto Tecnológico, casi un centenar de sacerdotes católicos, la Universidad Nacional, magistrados de la Sala Constitucional y la Conferencia Episcopal, que enfatiza las carencias éticas.
- Finalmente, la variación en la intención de voto a favor del “no” se debe también a que muchos costarricenses han entendido que el rechazo al TLC no significa que se cierra el mercado de Estados Unidos. Dos terceras partes de nuestras exportaciones a ese país no dependen de ningún régimen preferencial y los beneficios de la Cuenca del Caribe están ahora más seguros con una mayoría demócrata en el congreso norteamericano. Pero lo más importante: ya no hay duda de que los TLC se pueden renegociar y que otros países lo han hecho: Colombia, Perú, Panamá y Corea.
Nosotros también podemos hacerlo.
Fuente: La República