El 1º de Mayo: Día Internacional del Trabajador

En nuestro país, también se conmemora en ese día; el día de San José Obrero y en el calendario de las efemérides, la rendición del filibustero William Walter.

Resulta interesante observar, como en los años sesenta, la ”gran prensa” de este país, se lamentó por la pérdida de patriotismo de los trabajadores , al censurar a éstos, por celebrar , y desfilar en las calles josefinas en su día del trabajo. Dejando de lado la capitulación de los invasores norteamericanos, en el siglo XIX.

“es curioso que de pronto a propósito del primero de mayo, haya brotado el patriotismo de esos señores y su interés en la campaña nacional “, expresó un volante, repartido en el desfile.

La prensa nacional, como nos tiene acostumbrados, ha estigmatizado a los trabajadores y su celebración.

Para ellos, fueron preocupantes las marchas y desfiles de los trabajadores, por lo crispado del oleaje de la guerra fría y algidez internacional. Nuestro país y el resto de Centroamérica eran zonas de alta intensidad

El hecho aunque en apariencia lejana, no pierde vigencia. Hoy, la conmemoración de los trabajadores sigue siendo señalada como extraña, caduca y superada. Para decir verdad, son pocos los trabajadores que desfilamos este día.

La participación en la marcha implica: compromiso, solidaridad. Agitar las banderas contra los excesos del sistema y sus desviaciones: costo de vida, salarios, lucha contra la pobreza, sedimentos acumulados en muchos años de lucha. Hoy se desfilará contra los usos y abusos imperantes; el plan escudo de los Arias, contra la des-regulación de la jornada laboral, en especial en la empresa privada, que para paradoja de la fecha, será una jornada, en la que los grandes afectados estarán ausentes.

Lo sabemos, el sindicalismo, como expresión original de los trabajadores, fue arrancado de la esfera privada, por acción política, por omisión deliberada de los inquilinos de Zapote, muchos lustros atrás.

Los grandes movimientos reivindicativos en empresas como Catsa, Taboga, la Hacienda Juan Viñas, las fábricas Pozuelo y La Catalana, para citar algunos referentes, son hoy recuento testimonial.

La democracia costarricense, expone como llaga infecta, su falencia y debilidad; la carencia y libertad de organización sindical de los trabajadores en los sectores productivos e incluso en sectores de la administración pública.

En contrario, las grandes democracias occidentales en Europa y los Estados Unidos, hoy exponen ante el mundo, y con cierto orgullo; la férrea, fuerte y contundente organización sindical de los trabajadores, en los diferentes sectores de producción. Son organizaciones protagónicas, partícipes del devenir histórico de sus naciones,.consultadas en las grandes decisiones políticas , e invitadas a los grupos de poder y de negociación.

Organizaciones internacionales como la OIT, supuestamente encargadas de tutelar este derecho de los pueblos civilizados del mundo, hoy son entes burocráticos, escleróticos y acartonados que poco hacen, y sucumben entre viajes, dietas y artificiosas conferencias sobre derecho laboral.

El Estado costarricense, ha sido cómplice y compinche de estos desafueros.

Ojala, para bien de los trabajadores y trabajadoras de esta Nación, los partidos políticos ,- ahora en una nueva palestra electoral-, pongan el dedo en la llaga, y asuman el compromiso sagrado, de promover legislación real y efectiva por los derechos conculcados a los únicos creadores de la riqueza nacional.

Que la libertad sindical, sea verbo y no sustantivo. No letra muerta y vacía, con la cual han hecho gárgaras los gobernantes costarricenses en los foros internacionales, desde tiempos inmemoriales.

Adalberto Fonseca Esquivel, historiador.

24/04/09

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