Nos inquietó, pues la inestabilidad política e ingobernabilidad que podría estallar era inminente. Múltiples intentos de solucionar la problemática se dieron de los más diversos sectores del cantón, mas todos ellos cayeron en la infructuosidad, por la falta de vocación para el diálogo y la poca o nula capacidad de tomar decisiones del alcalde y la injerencia de su esposa, la diputada Xinia Espinoza. Al no lograr mejorarse en nada la problemática acontecida, hizo que dicha situación creciera semana tras semana como una bola de nieve y que los manifestantes se cansaran de pedirle la renuncia al alcalde y enfocaron su presión sobre el Concejo Municipal a sabiendas de que este tenía la potestad de convocar a plebiscito para revocar el mandato del Alcalde, pues dicha responsabilidad era dada por la misma ley que fundamenta y regula el accionar de las municipalidades e intendencias del país; el Código Municipal. Tras mes y medio de tener el auditorio donde sesiona el órgano colegiado atestado de personas con pancartas y las más diversas manifestaciones, se dio la tan ansiada convocatoria a los electores para decidir en las urnas qué hacer con la crisis cantonal desembocada por don Luis Mendieta.
Llegado el día del plebiscito y tras superar este, gran cantidad de pruebas como las incontables apelaciones y recursos de amparo electorales presentados por la parte defensora del alcalde, los generaleños salieron a votar respondiendo a una convocatoria que estuvo marcada por la falta de recursos por parte del gobierno local para publicitar dicha consulta popular, pese a ello, cerca del 27% de los electores salieron de sus casas a plasmar su sentir en las urnas, cifra nada despreciable comparándola con el 36% del padrón que votó en las elecciones de 2010 en las que el alcalde Luis Mendieta fue electo y muy cercana al 28% de las elecciones municipales de 2006.
La contundencia del resultado disipó y calló las temerarias palabras de la diputada Xinia Espinoza, quien desde la víspera gritaba a los cuatro vientos que se estaba gestando un gran fraude, enlodando al mismo Tribunal Supremo de Elecciones con sus palabras. Y es que ese 81,5% de electores que se abocó por la opción del Sí, esas 21.766 personas que votaron para que el alcalde Mendieta se fuera, “_no se las baila nadie_”, o por lo menos eso pensábamos, pues había quedado más que claro el sentir del pueblo. El proceso del plebiscito fue sanamente custodiado y asesorado por el TSE y no existe hoy en día prueba alguna que demuestre impureza en el resultado y en todo el proceso, del cual llegamos a sentir orgullo.
Pero hoy, nuestro cantón y nuestro ser generaleño ha sido altamente agraviado, nos sentimos defraudados y desprotegidos por la ley, por un sistema que no hace otra cosa que contradecirse. La noticia de que la Sala Constitucional acogió para estudio una acción de inconstitucionalidad presentada por el Alcalde destituido, ha caído como un balde de agua fría a nuestra comunidad e ingratamente tuvimos la esperanza de que las cosas cambiaran para bien por muy pocos días, pues la consecuencia del actuar de la Sala fue dejar en el limbo la pérdida de credenciales del señor Luis Mendieta, atizando de esta manera la crisis cantonal en la que estamos metidos, abriéndole peligrosamente espacio a que la población disconforme tome medidas radicales.
No puedo dejar de cuestionar al igual que la mayoría de generaleños ¿de qué sirve que el Código Municipal permita los plebiscitos revocatorios, si cuando por primera vez se hace uso de lo dictado en el artículo 19, la Sala Cuarta abre un espacio de análisis que castiga al pueblo de Pérez Zeledón y que premia la mediocre función de Luis Mendieta? ¿Es que acaso el artículo 74 de la Ley de Jurisdicción Constitucional no le prohíbe a dicha Sala entrometerse en asuntos de este tipo? Que alguien me explique cómo interpretar esto: “_Art. 74. No cabrá la acción de inconstitucionalidad contra los actos jurisdiccionales del Poder Judicial, ni contra los actos o disposiciones del Tribunal Supremo de Elecciones relativos al ejercicio de la función electoral_”.
Lo cierto es que las consecuencias de dicha acción se nos han salido de las manos a quienes deseábamos salir de esta encrucijada elegantemente y apegados a las reglas que la democracia nos permitía, pero hoy, el único método de escape que existía, está en el limbo. ¡Tan linda nuestra Costa Rica, pero tan llena contradicciones!
Por el momento, lo que le queda a nuestro cantón es aguantarnos un alcalde que no fue capaz ni de ejecutar el 50% del presupuesto ordinario 2011, una huelga de empleados municipales, aguantarnos las montañas de basura que ingratamente este señor nos acostumbró a ver en nuestras calles, ver cómo nuestras asociaciones de desarrollo clamen por ayuda sin ser atendidas y cómo nuestros ganaderos pagan tarifas altísimas por el cierre del matadero municipal. Como individuos vamos a tener que seguir destruyendo nuestros vehículos por los huecos que don Luis no ha sido capaz de arreglar, y ver, impotentemente, cómo nuestra municipalidad va hacia un precipicio, todo ello a la espera de que un magistrado se tome el tiempo de resolver la tan lamentable acción de inconstitucionalidad o bien que el pueblo emule los peligrosos extremos de la primavera árabe. Algunos tendremos la satisfacción de que no nos quedamos callados e hicimos cuanto se pudo por resolver nuestro problema. Lo que venga en adelante será por obra del sistema.