1. Afortunadamente para la democracia costarricense, la abrumadora mayoría de la ciudadanía está compuesta por gente decente. Desgraciadamente, parte de esta ciudadanía (aunque cada vez es menos), todavía se “informa” leyendo el periódico “La Nación S. A.”.
2. Solamente por esta única razón, por esa gente decente que aún lee “La Nación S. A.”, haremos referencia a la más reciente campaña de desprestigio de dicho “medio de comunicación” en contra del sindicalismo.
3. Por supuesto usted, que es gente decente y que nos hace el inmenso honor de leer estas reflexiones, lo está haciendo en otro medio que no es “La Nación S. A.”. Esa empresa jamás publicará esto y tampoco es nuestro interés que lo haga. Al fin y al cabo, el grueso de la clase trabajadora asalariada, también enormemente decente, no lee “La Nación S. A.”, lee Diario Extra. Y esa gente decente a la cual nos dirigimos y que todavía lee “La Nación S. A.” y que cada vez es menos, se informa también, por ejemplo, por la red electrónica, algo que, dichosamente, “La Nación S. A.” no puede controlar.
4. Esa gente decente que lee “La Nación S. A.”, es gente que nunca ha tenido que ir a los tribunales de justicia, investigadas por defraudaciones con devaluaciones monetarias. “La Nación S. A.” sí. Esa gente decente, es gente que nunca ha tenido que verse acusada por defraudar al fisco con engaños en declaraciones de rotativas que luego corrieron a enmendar. “La Nación S. A.” sí. Esa gente decente es la que, responsablemente, lleva al día sus libros tributarios y no los extravía, “curiosamente”. “La Nación S. A.”, ¿?
5. Desde que salió a la luz pública, “La Nación S. A.” siempre tuvo un pensamiento totalitario, antidemocrático. En su primer número, del 12 de octubre de 1946 y en la primera página, ya se burlaban de las conquistas democráticas costarricenses, de fecha reciente para esa época.
6. En un recuadro denominado “Nociones de Historia”, leemos la sorna siguiente: “Ahora hemos progresado mucho. Tenemos calles muy lindas, unas llenas de huecos y otras como en Jauja, de puro rosquete que se deshacen solas, Congreso, Juntas, Comisiones y mil diversiones por el estilo. Mucho libertinaje y hasta libertad… de punzarse el hígado y Códigos y Garantías… al paso que vamos, nos moriremos todos de hambre!”.
7. “La Nación S. A.”, siempre ha sido enemiga del desarrollo de la democracia y de las derivaciones que ese desarrollo implica para la integración social, en cuanto a las políticas públicas que se iban adoptando, a lo largo de los años, y que hicieron a Costa Rica distinta. Legendaria es, por ejemplo, la bronca de “La Nación S. A.”, con las decisiones que en vida adoptara el gran patricio costarricense don José Figueres Ferrer, Don Pepe, a quien le debemos mucha de la paz social que todavía disfrutamos; esa paz que, por cierto, todavía permite un buen clima de negocios para la gente del grupo del cual “La Nación S. A.” forma parte.
8. “La Nación S. A.” desde su propio nacimiento, dejó clara no solamente su definición ideológica totalitaria, sino que la centralizó en todo lo que fuera organización laboral de carácter sindical. “La Nación S. A.”, por definición ontológica, padece de una profunda aversión patológica hacia el Movimiento Sindical Costarricense.
9. “La Nación S. A.” siempre fue vocera de los intereses oligárquicos de carácter nacional más egoístas. Los paradigmas de la concentración de la riqueza, del sometimiento del poder político a sus dictados y de la descalificación grotesca de sus oponentes, han marcado su devenir “informativo”.
10. Sin embargo, estas perversiones de la noble profesión periodística, se agudizaron más desde que los sindicatos honestos, a partir del inicio del proceso de_ “ajuste estructural”_, asumimos roles de defensa institucional, luego de que el virus neoliberal gestado en las entrañas de “La Nación S. A.”, corrompió la institucionalidad de la política tradicional que, hasta hace unos veinte años, se inspiraba en el bien común. Con “La Nación S. A.” como agencia ideológica de dominación, muchas de las acciones gubernativas de todo este período, en términos generales, derivaron en cuestiones de negocios.
11._ ”La Nación S. A.”_ tiene perfecta claridad de que en el sector privado de la economía costarricense, la palabra y el concepto Sindicato, es sinónimo de despido. “La Nación S. A.” tiene una gigantesca responsabilidad política que la historia habrá de cobrarle en un momento cada vez más cercano, en el sistemático proceso violatorio de unos de los derechos constitucionales más sagrados de nuestra Carta Magna: la Libertad Sindical. Libertad Sindical que, aunque usted no lo crea, cobija tanto a trabajadores como a empresarios y a ambos puede llamárseles “sindicalistas” si se organizan en defensa de sus respectivos derechos. Veamos.
12. Nuestra Constitución Política en su Artículo 60, establece que “Tanto los patronos como los trabajadores podrán sindicalizarse libremente, con el fin exclusivo de obtener y conservar beneficios económicos, sociales o profesionales”. Los empresarios que “La Nación S. A.” representa sí tienen acceso a ese derecho. Ellos se agrupan en cámaras, invocando ese Artículo 60. Sin embargo, en las empresas de esos empresarios agrupados en cámaras, a los trabajadores se les niega el derecho estipulado en ese Artículo 60. Esta es una gran afrenta a la democracia costarricense y “La Nación S. A.” comparte una gran responsabilidad por ello, por su virulento, enfermizo y patológico antisindicalismo.
13. Además, el derecho a la Libertad Sindical tiene rango jurídico como parte esencial del Derecho Internacional y se le considera un Derecho Humano Fundamental. Efectivamente, en la Declaración Universal de los Derechos Humanos, adoptada y proclamada por la Resolución de la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), del 10 de diciembre de 1948, se establece en el inciso 4, del Artículo 23, lo siguiente: 4. “Toda persona tiene derecho a fundar sindicatos y a sindicarse para la defensa de sus intereses”. Costa Rica es un Estado firmante y ratificante de esta histórica declaración y en todas las que le han seguido en materia de Derechos Humanos, hasta la actualidad; las cuales consignan, por supuesto, la Libertad Sindical.
14. Este derecho es cercenado, un día sí y otro también, en el sector privado de la economía costarricense. Tan es así que en “La Nación S. A.”, las 23 personas trabajadoras que se han acercado a la ANEP, consultando sobre sus derechos laborales, han aceptado ser integrantes de nuestra asociación, bajo condiciones de clandestinidad. Óigase bien, clandestinidad en la Costa Rica de los Derechos Humanos, la que sienta cátedra en el plano internacional diciéndole a otros países cómo se deben practicar y respetar esos Derechos Humanos.
15. Que nos perdonen los y las 23 anepistas de “La Nación S. A.”, por hacer esta infidencia. Es casi seguro que luego de que este texto sea público, habrá en “La Nación S.A.” algo de lo que ella practica hacia fuera: la persecución, el hostigamiento, la cacería de brujas, la “ejecución” sumaria. Estén tranquilos y tranquilas, los y las anepistas de “La Nación S. A.”, que jamás sus nombres se harán públicos y que seguirán siendo nuestros asociados y nuestras asociadas, repudiablemente, en condiciones de clandestinidad, por sobre cualquier circunstancia.
16. Hay algo que queremos “agradecerle” a “La Nación S. A.”. Es su sistemático desvelo, persistente y terco, infructuoso como ya ha quedado demostrado, por atacar al Movimiento Sindical Costarricense, particularmente a aquellas organizaciones como la ANEP, que no han podido controlar y que han sido rebeldes todos los días, en contra de la instauración definitiva del totalitarismo y de la conducta antidemocrática que “La Nación S. A.” orquesta.
17. Decimos que sentimos “agradecimiento”, porque la obsesión enfermiza de “La Nación S. A.” contra los sindicatos, cada vez que monta una campaña en contra nuestra, dejando en evidencia cuán vigentes estamos, qué vigor tenemos, cuánta amenaza le generamos para sus pérfidos designios de preservar la democracia de opereta que controló hasta hace un tiempo, porque a partir del año 2000, emergió potente una ciudadanía contestataria que ha puesto a resquebrajarse el orden institucional del cual se nutre_ “La Nación S. A.”_, según su añejo paradigma de control social.
18. “La Nación S. A.” siempre ha anhelado destruir al sindicalismo independiente, porque éste es la única vía posible para la verdadera democracia laboral en las empresas. No tenemos nada en contra del Solidarismo, pese al exagerado ensalzamiento que le hace “La Nación S. A.” y que podría serle contraproducente. Pero es real que por definición del sistema jurídico vigente, el Solidarismo tiene un específico rol que en nada se parece al del Sindicalismo. Solamente para “La Nación S. A.” y los empresarios que piensan de la misma forma que ella, el Solidarismo es la “vacuna” que les inmuniza contra el Sindicalismo, algo totalmente contraproducente para una real concepción de convivencia en democracia. Pero esto “La Nación S. A.” no lo ha aceptado nunca, ni lo entenderá jamás.
19. “La Nación S. A.” sabe, perfectamente, que nunca en los universos posibles de escenarios electivos, se alcanza la cuota máxima y perfecta del ciento por ciento de participación. Es más, nuestros informes nos indican que en las asambleas de los accionistas de “La Nación S. A.”, el registro asistencial nunca alcanza tal nivel de perfección participativa. A la mayoría lo que les interesa es que llegue el cheque con los réditos de inversión. “La Nación S. A.” sabe que no puede haber una paralización total de los servicios públicos con afiliación sindical, como para que el ciento por ciento de las respectivas membresías sindicales acudan a las asambleas, descuidando áreas vitalísimas. “La Nación S.A.” sabe que en el Movimiento Solidarista que tanto prohija, los porcentajes de participación tampoco alcanzan el nivel de excelencia perfecta.
20. Sobresale en tal sentido un ejemplo en el seno mismo de “La Nación S. A.”. Según registros de asambleas que se llevan en el Departamento de Organizaciones Sociales, del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social (MTSS), la asamblea solidarista del grupo empresarial del cual “La Nación S. A.” forma parte, muestra en sus dos últimos eventos de este tipo lo siguiente. En la asamblea del año 2005, de 1182 registros de afiliación, el acta indica 26 participantes, para un 2.2 %. Para la asamblea del 2007, dos años después, el registro de afiliación indica 1185 miembros (3 más), con una asistencia a la asamblea de 72 participantes, o sea, un 6.0 %.
21. “La Nación S. A.”, en su paulatino proceso de degeneración periodística, que la lleva a editorializar la información y emitir monumentos manipulativos jamás presenciados en la historia nacional, pero que le generan equivalentes procesos de pérdida de credibilidad, una vez más atropella la ética; babeando su antisindicalismo furibundo que tan desprestigiada la tiene en numerosísimos segmentos de una ciudadanía crítica.
22. “La Nación S. A.” no tiene la más mínima autoridad moral ni ética en su ataque al Movimiento Sindical. Los más grandes políticos del bipartidismo tradicional y algunos de los más connotados líderes empresariales de los últimos años, hoy cuestionados por graves casos de corrupción, han salido de las filas del grupo ideológico liderado por “La Nación S. A.”. La ideología neoliberal que ha defendido “La Nación S. A.”, esa que también cobija a los más sangrientos capitales centroamericanos hoy con sede en Costa Rica, ha generado las condiciones para el desarrollo de las más diversas formas de corrupción con la cosa pública jamás presenciadas en la historia nacional, tanto dentro como fuera de la ley.
23. La ideología que defiende “La Nación”, sin Dios ni ley, más que la idolatría que profesa por el dios mercado, terminará siendo superada por una cuestión elemental de sobrevivencia de la especie humana, que no resistirá por mucho tiempo más, el rumbo altamente excluyente de la globalización neoliberal, depredadora de los Derechos Humanos integralmente concebidos y de la ecología para convivir en armonía con la naturaleza.
24. Para ventura de la democracia, esa ciudadanía crítica de crecimiento impetuoso, hoy tiene alternativas de comunicación de sólida presencia y de equidad informativa que le dan cátedra moral, de decencia, de ética y de profesionalismo a la caterva de amanuenses que, sin otro lugar donde acomodarse, entregaron toda clase de principios para servirle a “La Nación S.A.”. Estamos seguros que las miles de personas que leerán lo anteriormente expuesto, estarán más que satisfechas por lo claro que se le habla a “La Nación S. A.” desde el ámbito sindical; y con el afán de salir en defensa de la democracia y los sagrados derechos sindicales que, como quedó demostrado, son Derechos Humanos Fundamentales.
Firmas adjuntas:
1. Julio Antonio Soto Vargas
2. Guillermo Keith Bonilla
3. Freddy Solórzano Jiménez
4. Maryory Montes Guevara
5. Jonatán Canales Hernández
6. Guillermo Murillo Castillo
7. Carmen González Loría
8. Javier Valerín Villegas
9. Martín Rodríguez Espinoza
10. Lorena Chavarría Martínez
11. Franklin Rodríguez Jiménez
12. Luis Enrique Leal Ruiz
13. Iris María Cervantes Paniagua
14. Jorge Luis Álvarez Araya
15. Giovanny Ramírez Guerrero
16. Esteban Calvo Rodríguez
17. Gustavo López López
18. Albino Vargas Barrantes
19. Édgar Morales Quesada
20. María Laura Sánchez Rojas
21. Susan Quirós Díaz
22. Víctor Hugo Ríos Sanabria
23. Romano González Arce
24. Marco Tulio Picado Méndez
25. Diego Mesén Portela
26. Douglas Carrillo Azofeifa
27. Anayansy Gutiérrez Monge
28. Arturo Robles Coronas
29. Lorena Vargas Ovares
30. Otto Ureña Badilla
31. Wálter Araya Gamboa
32. Andrés Aguilar Baldi
33. Alejandro Sáenz Jiménez
34. Jenny María Vega Ortega
35. Joaquín Rojas Chacón
36. Claudio Sánchez González
37. Gilberto Bell Arrieta
38. Asdrúbal Marchena Gómez
39. Álvaro Murillo Chacón
40. Patricia Guevara Araya
41. Rosa Isabel Valverde Zúñiga
42. Hannia Carvajal Morera
43. Marilis González Cerón
44. Poema Artavia Céspedes
45. Franklin Alfaro Orias
46. Juan Carlos Paniagua Soto
47. Lydia Lacayo Mena
48. Mainor Díaz Gómez
49. Alfredo Erak Huertas
50. Isabel Portuguez Quesada
51. Yamileth Céspedes Garro
52. María Eugenia Martínez Vargas
53. Luis Rivas Quirós
54. Flor de Lis Monestel Corrales
55. Marcelo Riba Bazo
y cientos de firmas más.