La fila daba vuelta la esquina del cine Atlas Santa Fe, una de las pocas salas grandes y señoriales que quedan en la ciudad de Buenos Aires. El público llegaba con una gran expectativa y por el aplauso final y los rostros de los espectadores al salir, se hizo evidente que habían quedado satisfechos y algunos claramente emocionados.
Las palabras de Tristán Bauer al inicio fueron sólo de agradecimiento: a Camilo Guevara allí presente, a Aleida March, al Centro de Estudios Che Guevara, a Evo Morales, que hizo posible el acceso a archivos hasta ahora secretos del Ejército Boliviano.
Doce años trabajaron el director y su co-guionista Carolina Scaglione en este proyecto que recorre cronológicamente la vida de Ernesto Guevara pero descubre aspectos nuevos de aquel hombre inmenso cuya figura parece no agotarse nunca.
El inicio del filme muestra a los realizadores en Bolivia, tras las pistas de documentos desconocidos del paso del Che por esa patria que lo vio morir a los 39 años de edad. Pero la presencia en pantalla de quienes construyen el relato desaparece dejando lugar a las voces de Bauer y del Che, la original grabada en cintas y discursos, y la recreada por Rafael Guevara, sobrino de Ernesto, que lee cuadernos, cartas y documentos con una profundidad que logra corporizar el espíritu del guerrillero argentino-cubano, autoproclamado latinoamericano.
Así, “Che, Un hombre nuevo” se sumerge en la historia de vida privada y pública, desde la mirada sensible de un Ernesto joven y aventurero, y la proyección visionaria de quien supo predecir su muerte como noticia en la revista Life.
Sin duda, la riqueza del documental reside en la gran cantidad de material de archivo, tanto del desconocido y hecho público por primera vez en este filme por los realizadores pero también del que ha podido verse en otros documentales pero que aquí es resignificado ayudando a la construcción simbólica del Che, que fue ante todo un hombre pero un hombre revolucionario.
La musicalidad de las voces, la poesía de las lecturas, las reflexiones internas de Ernesto antes y después de convertirse en el reconocido líder guerrillero, y las tantas imágenes fílmicas y fotográficas del Che niño, el Che joven, el Che comandante, hijo, padre, combatiente, dirigente, profundo, inquieto, alegre, triunfante, derrotado, muerto… Él está aquí, en esta película, en este relato.
Bauer no usa como recurso ningún tipo de entrevista, sólo archivo e imágenes de apoyo, que se acompañan de una música incidental épica y el relato a dos voces del realizador y del guerrillero (el real y el recreado por su sobrino). Evidentemente esta construcción es un mérito del documental aunque pueda resultar un tanto cansador en las más de dos horas que dura el filme.
Pero si esta obra alcanza trascendencia, es posiblemente porque le da entidad de hombre a un ícono, lo trae a nuestros días y lo hace cuerpo a la vez que lo proyecta ejemplo de revolución, de compromiso con los oprimidos del mundo, de amor a las causas justas. Por eso cuando los realizadores se preguntan al inicio del filme si la muerte del Che es el fin de la vida de un hombre único o el inicio de un hombre nuevo, se sabe que la respuesta estará en cada pequeño fragmento de la historia relatada, en cada escena, en cada palabra enunciada.
De esta forma el espíritu que penetra en quien ve el documental puede resumirse en las palabras mismas del Che: “Un ideal por qué pelear y la responsabilidad de un ejemplo que dejar”.
FICHA TECNICA
Che, un hombre nuevo
Documental (Argentina, Cuba, España, 2009) 133’
Dirección: Tristán Bauer
Coproducción: Argentina (Universidad Nacional del Gral San Martín y el INCAA), Cuba (Centro de estudios Che Guevara y el ICAIC) y España (Golem), con la participación de Televisión Española.