Enric Llopis
Rebelión
Desde que su familia perdió la pequeña finca en la que vivía a finales de los 70, Janaina Stronzake ha crecido en las movilizaciones por la ocupación de tierras y las luchas campesinas. Actualmente forma parte de la Coordinadora Nacional del Movimiento de los Sin Tierra (MST) brasileño, donde desempeña responsabilidades en materia de formación, genero y cultura. Según la dirigente de la MST, que estuvo recientemente en Valencia para participar en el I Seminario contra el expolio de los pueblos, “_el gran capital transnacional de sectores como el agronegocio, la banca o los fabricantes de armas se encuentran detrás de la reforma del Código Forestal brasileño_”.
-El Congreso acaba de aprobar el cambio del Código Forestal, después de 45 años y en un contexto de creciente deforestación de la Amazonia. ¿Cómo valoras esta reforma y el conflicto que se plantea aparentemente entre agricultura y protección de los bosques?
Lo que hay realmente en el fondo de esta reforma es un modelo de agronegocio depredador de bosques, culturas, personas y pueblos, que exige beneficios enormes y a corto plazo, aunque para ello tenga que acabar con la naturaleza y las/los que viven en ella. La agricultura practicada por los campesinos, las formas de vida de los pueblos indígenas y la supervivencia de las comunidades que viven décadas en los bosques dependen del equilibrio y la salud de la naturaleza. Si finalmente la presidenta y el Senado aprueban el Código Forestal, supondrá un franco retroceso para todos.
-¿Cuál es la posición del MST y Vía Campesina ante el nuevo Código?
Entendemos que la propuesta atiende a los intereses de las empresas transnacionales y de los terratenientes, y va en contra del bienestar de la población de Latinoamérica y del mundo pues la depredación de los ecosistemas tiene un impacto global. A los que participamos en las luchas, campesinos y campesinas, indígenas, aquéllos que viven de la recolección o de la pesca a pequeña escala aspiramos a mantener la superficie forestal y los ecosistemas pues nuestra vida depende del equilibrio ambiental.
-El nuevo Código Forestal incluye una amnistía para propietarios que ocupan tierras ilegalmente en la actualidad.
La amnistía para los acaparadores de tierra es un vergüenza pues se beneficia directamente a los terratenientes, es decir, aquéllos que tienen poder económico y paramilitar para desplazar a las comunidades que ocupaban las tierras anteriormente. Tal como ha sido aprobado el Código por la Cámara de diputados, se absuelve a los que han cometido delitos de deforestación y, por otra parte, disminuyen las exigencias para la preservación de los bosques autóctonos.
-¿Quién se encuentra detrás de estas reformas?
Sin duda, el capital transnacional. Las grandes empresas, como Monsanto, Bunge, Nestle, Cargill y ADM, entre otras. La reforma beneficia a empresas que se dedican a sectores muy diferentes, como el agronegocio, la banca o los fabricantes de armas. Se trata de cambios que insisten en el principio de mercantilizar cada vez más la naturaleza y esto es algo que interesa al capital en su conjunto. Contra estos intereses, hemos de alzarnos las personas que en el mundo pretendemos comer alimentos sanos, beber agua limpia y respirar.
– El pasado 1 de junio el gobierno brasileño dio el visto bueno a la Macropresa de Belo Monte en plena Amazonia. ¿Qué alcance tiene esta actuación y cuáles serán sus principales repercusiones?
La infraestructura de Belo Monte es parte de una serie de inversiones capitaneadas por EEUU y otros gobiernos, cuyos beneficiarios son en todo caso las empresas transnacionales. Esta macropresa en concreto, y otras más, van inundar extensas áreas de Amazonia donde viven poblaciones autóctonas que serán forzadas a desplazarse. La pregunta es, en plena crisis, ¿Dónde van estas personas? ¿Cómo van a conservar su cultura y su identidad? ¿Quién consumirá la energía generada en estas presas? ¿Qué ocurrirá con los bosques, las miles de hectáreas que quedarán sumergidos en las aguas de la presa? Y otro problema muy importante, el impacto sobre la biodiversidad.
-Entretanto, continúa la represión contra las organizaciones sociales que se enfrentan a este modelo de desarrollo, el último caso, el asesinato de dos sindicalistas campesinos en El Pará. ¿En qué clima actúa el movimiento de oposición al neoliberalismo?
El capital tiene dinero, tiene armas, tiene prensa, tiene puestos en la judicatura y asientos en el congreso. El día que asesinaron a la pareja de campesinos, en Pará, la bancada ruralista en el parlamento abucheó al oír el informe del asesinato, que se cometió unas horas antes. Una actitud totalmente indecente. Una semana después, otro campesino fue asesinado. El listado de personas amenazadas es largo, casi todas y todos sindicalistas, del MST o indígenas. El capital, en definitiva, sigue usando las mismas armas de siempre: cooptación, deslegitimación, criminalización, amenazas, torturas y asesinatos.
-¿Qué relaciones mantiene, en términos generales, el MST con el Partido de los Trabajadores y el gobierno de Lula, antes, y ahora el de Dilma Roussef?
Entre los principios del MST está la autonomía. Y la ejercemos frente a todos los gobiernos, inclusive Lula y Dilma. La única relación que mantenemos con los presidentes es exigir que se cumpla la ley: Reforma Agraria, educación, salud, trabajo, viviendas y soberanía.
-En Brasil más de 16 millones de personas viven con menos de 30 euros al mes. ¿Qué repercusión tienen planes como la _“Bolsa Familia_” de Lula o “_Brasil Sin Miseria_” de Dilma Roussef?
Como ya hemos sufrido hambre, sabemos el valor de tener un mínimo de alimento en la mesa. La dignidad humana también está hecha de comida. Si un gobierno tiene un plan de emergencia que consiste en sacar a la población del hambre, y apuesta por la soberanía alimentaria va por el buen camino. El problema en Brasil es que, al tiempo que estos programas atienden a cerca de 32 millones de personas (12 millones de familias con menos de 30 euros al mes) extiende las riquezas a las transnacionales. Estructuralmente, la riqueza en Brasil sigue se concentrando en pocas manos y aumentan las desigualdades entre ricos y pobres.
-Recientemente resaltaste en Valencia la importancia del Agronegocio en la economía brasileña. ¿Qué sectores productivos lo integran y qué grupos sociales lo controlan?
El agronegocio es importante para mantener esas desigualdades de las que hablamos y para que se siga produciendo una acumulación privada de la riqueza que pertenece al pueblo. La Asociación Brasileña del Agronegocio (ABAG) está formada por todas las transnacionales del agronegocio, más la banca y multinacional, las grandes empresas de comunicación, e incluso PricewaterhouseCoopers, la segunda mayor firma de servicios profesionales del mundo. El agronegocio intenta, en resumen, controlar todas las ramas de la economía, cerrar la cadena productiva y construir monopolios.
-¿Cómo se organiza y lucha el MST contra el Agronegocio?
Nuestra principal trinchera es cumplir la misión del campesinado: producir comida sana y abundante para todo el mundo. El agronegocio tiene dinero, armas, periódicos, diputados y jueces. Nosotras y nosotros tenemos a nosotras y nosotros mismos, nuestras ganas, nuestra certeza, y la seguridad de una propuesta justa y democrática. Con estos principios, organizamos ocupaciones de tierras, marchas, huelgas de hambre, ocupaciones de edificios públicos, escuelas, cooperativas, huertos medicinales, y otras muchas acciones más. Buscamos conquistar la tierra, construir una reforma agraria popular y, junto a las trabajadoras/es de las ciudades, llegar a una transformación social profunda.
-Pero se trata de una lucha muy desigual.
Nosotros tenemos ventaja sobre el agronegocio. No tienen capacidad de producir alimento sano para el mundo, y su modo de producir es incompatible con la preservación de la naturaleza. Pero, a pesar de ello, nos mantenemos firmes y buscamos armar a toda la clase trabajadora en ese espíritu revolucionario.
-Brasil es, junto con Rusia, India y China, uno de los grandes países emergentes y la potencia hegemónica en América Latina. ¿Es esto una realidad o se trata de un gigante con “_pies de barro_”?
Tanto los países BRIC como cualquier otra ‘potencia’ que se alce, va tener pies de barro si no socializa la riqueza y si adopta políticas de exterminio natural y social. Tu pregunta es una realidad. Se trata de países con peso en el firmamento mundial que, sin embargo, cuentan con pies de barro porque la carrera armamentista, la destrucción de la naturaleza y la sumisión al capital transnacional son el camino de un crecimiento insostenible.
-Por último, el país se ha apuntado también a la ola de grandes eventos con la organización del Mundial de Fútbol de 2014. ¿Qué representa este acontecimiento en un país plagado de contradicciones y necesidades?
Representa más de lo mismo. Nos van distraer mientras pagamos la cuenta, sea con nuestro trabajo, sea con nuestras vidas. Un evento deportivo no debería ser esto pero, en el capitalismo, lo importante es que todo genere beneficios.