La mentira y el engaño como instrumento legítimo de propaganda. Lejos, muy lejos, o mejor, anulada como eje del deber informativo, la búsqueda de la verdad y la lucha por la justicia. En su lugar la calumnia y la mofa.
La Nación informativamente, pero sobre todo editorialmente, se quitó la máscara en setiembre pasado, cuando trató de legitimar el famoso Memorandum del gobierno Arias, suscrito por Kevin Casas y Fernando Sánchez sobre el uso de la mentira y el chantaje en la campaña del Sí. Fue y sigue siendo inmoral. Ese periódico quedó deslegitimado como medio de información veraz. Se comportó como un instrumento de la mentira y el chantaje. Cacayo Castro, Guido Fernández, Manuel Formoso, Enrique Benavides y otros se revolcarán en sus tumbas. Sus convicciones liberales, su apego a la verdad, su respeto del pensamiento distinto, su pasión por el debate han sido violados por los actuales directores del periódico. Convirtieron el idealismo en delito y defensa del narcotráfico, del terrorismo y del totalitarismo comunista.
Porque los directores y periodistas de La Nación, de Al Día y de sus repetidores radiales o televisivos saben que no hay computadoras a prueba de asaltos de artillería pesada; que la guerra en Colombia se alimenta de la ideología necrófila de la guerra en Irak; que el plan Colombia lo financia la administración americana; que ese plan es la cabeza de turco, con el pretexto o mentira de la lucha contra el terrorismo y el narcotráfico-, para implantar en América Latina el mismo paradigma de guerra, asesinatos selectivos incluidos que rige en Irak y en Palestina; que Uribe es un simple agente de la Casa Blanca, a quien no le importa nada la vida de los rehenes, casualties de la guerra; que el ejército y los paramilitares colombianos porque los paramilitares siguen actuando en Colombia con la protección del gobierno son apertrechados y entrenados por los americanos y por los israelitas; que durante los diez últimos años, casi todos del gobierno de Uribe han sido asesinados en Colombia 2.574 sindicalistas, hay más de cuatro millones de desplazados, despojados de sus tierras y pertenencias, hay más de 10 mil desaparecidos, cientos de personas secuestradas y se cuentan por miles los asesinados en cientos de masacres y atentados selectivos.
En la misma época del incidente de marras, los dirigentes de la FARC se encontraron en este país con Rodrigo Carreras, Guido Sibaja, Rogelio Ramos, Oscar Arias y seguramente a muchos otros, guiados también por el idealismo de la búsqueda de la paz. ¿También tontos útiles o narcotraficantes o colaboradores de asesinos? ¿Cómplices de la violación de la soberanía nacional? ¡Qué olvido! ¡El idealismo es un delito!
¿Nada de eso sabían a la hora juzgar a Francisco y a Cruz? ¿No leerán la prensa americana, el New York Times o el Washington Post? Si no lo sabían, que se vayan para su casa por incompetentes. Pero si lo sabían ¿por qué le hacen el juego a la mentira y a la lógica de la guerra? ¿Por cinismo? ¿Por falta de principios? ¿Por dinero? ¿Por inmorales?
En el incidente de los dólares, La Nación, Al día y otros medios no han hecho más que repetir las mentiras del gobierno colombiano. Primero hicieron creer que Francisco y Cruz eran narcotraficantes y cómplices de asesinos. Ahora también lo es el teólogo de la liberación Leonardo Boff y el escritor García Márquez. Pero no están solos. Los acompañan en la perversa colaboración con el narcotráfico y el terrorismo internacional, ilustrados consejos universitarios, profesionales, políticos, sacerdotes, excandidatos, expresidentes y enternecidos académicos.
Pero como no pudieron sostener la mentira, inducida por el gobierno de Colombia, hoy se burlan de ellos como “tontos útiles”. ¿Quiénes serán los tontos? ¿Quiénes serán los útiles bien pagados? ¡Ellos, tan piadosos, tan devotos, tan religiosos, tan tartufos, las fariseos, tan sepulcros blanqueados, tan raza de vívoras! ¿No sabrán que un predicador condenado por sedición y ejecutado a muerte en la cruz tiene todavía soliviantado a todo el mundo occidental desde hace dos mil años? ¿Qué hicieron en Semana Santa?
Hoy, cuando los hechos comienzan a recuperar su verdadera dimensión y han quedado exhibidos como papagayos que repiten las mentiras de Uribe y de Busch, hacen mofa de la rectitud y la solidaridad de Francisco y de Cruz. ¡Ya se tomaran ellos poder exhibir el compromiso social y político, el proyecto de vida solidario, la transparencia y la visión espiritual del quehacer humano de los que hoy son objeto de su escarnio. ¡Qué asco! ¡Qué despreciable es querer dar lecciones de moral, cuando uno es defensor de la mentira o no ha hecho otra cosa más que ser pagado para defender los intereses del poder de turno! Todos lo sabemos, pero nos asustan con el poder de su dinero y el de sus mandantes. En su estulticia creen que los tontos e ignorantes somos los demás. No se dan cuenta de que la ignorancia, la doblez, la mentira y lucro son su territorio. No hay almuerzo gratis. Tampoco informaciones, editoriales o columnas gratis.
Hay que seguir espetándoles en la cara cada día con más fuerza: si ahora tuviera que hacer lo que hice, lo volvería a hacer y más conscientemente.