El impuesto “Robin Hood” podría ser uno de los mejores mecanismos para atacar la especulación financiera de los banqueros generadores de la crisis que tiene a muchos pueblos del mundo en la pobreza y/o en ruta hacia la misma; como es el caso de países europeos que nunca nos imaginamos que estarían al borde de la bancarrota: Islandia, Irlanda, Grecia, Portugal, España y hasta Italia.
El proceso de globalización económica que está azotando a la humanidad, está impulsado por la parte más criminal y más anticristiana del capitalismo: su sector bancario-financiero; gran culpable de la crisis que asola a los pueblos de los países mencionados y con efectos perversos sobre la estabilidad social y sobre los sistemas democráticos de muchas otras naciones.
En nuestro país ese tipo de capitalismo extremista de signo financiero, le ha generado a los banqueros beneficios tan abusivos que uno ni se imagina cuánta plata han acumulado. Por segunda vez en esta columna, citamos un comentario formulado por un economista muy conocido, don Jorge Guardia Quirós (por demás, nada sospechoso de ser sindicalista), quien el 24 de noviembre de 2009 pegó él mismo el grito al cielo por la avaricia sin control de los banqueros “ticos”, al indicar lo siguiente: “Lo que dije, y sostengo, es una realidad objetiva que… nadie podrá camuflar…: los banqueros han desplegado una influyente labor de cabildeo y logrado beneficios injustificados que el país debe cuestionar. Ese es el punto. Se les permitió captar recursos y efectuar préstamos sin una licencia bancaria (a cualquier mortal lo habrían metido en la cárcel), sin satisfacer encajes ni pagar impuestos. Gracias a esos y otros beneficios, su tasa efectiva es muy baja, mientras se crucifica a otros contribuyentes. Vivieron en la opulencia y cotizaron como paupérrimos. También gozaron de reducciones de encajes que les liberaban recursos para prestar y ganar más…”.
Lo que nos dice el señor Guardia es que el capital financiero-bancario costarricense logró crear una superestructura de poder político para obtener leyes, decretos y reglamentos a su favor con lo cual incrementaron sus ganancias de manera exorbitante, acumulando riqueza desproporcionadamente y sin ser sometidos a regímenes tributarios acordes a las ganancias que venían atesorando y que todavía siguen creciendo sin control, prácticamente.
El actual Gobierno está clamando a cada instante por nuevos impuestos. Es más, dice que está pidiendo prestado, 1.300 millones de colones al día, cada 24 horas, para poder “sobrevivir”. En tal circunstancia, lo más correcto debe ser gravar al mencionado sector, más directamente, para que ahora sí paguen lo que dejaron de pagar, lo que nunca pagaron, lo que pagaron de mentirillas en impuesto; tal y como lo dice el señor Guardia, quien, por demás, conoce ese mundo bancario-financiero porque siempre se ha movido en él, incluso, por su propia experiencia cuando fue presidente del Banco Central de Costa Rica (BCCR).
En Costa Rica, por medio de las organizaciones sindicales al servicio de las cuales nos desempeñamos, hemos tomado la iniciativa de unirnos a este movimiento mundial a favor del impuesto “Robin Hood”.
Uno ni se imagina cuánta es la plata acumulada por el capital financiero-bancario al que se gravaría con el impuesto “Robin Hood”. Según los estudiosos y promotores de esta iniciativa, en el seno de la UE, un pequeño impuesto del 0,005 por ciento sobre las transacciones financieras especulativas, podría generar una cantidad tan grande como unos 400.000 millones de dólares que mucha justicia social redistributiva podría generar en países como los que están al borde de la quiebra; cuyos pueblos no son los responsables de ello, pero a los cuales se les somete a pagar por una crisis que generaron esos banqueros-financieros del capital neoliberal especulativo e insaciable.
“A la tica”, lo que significa el impuesto “Robin Hood” es un desafío para los movimientos sindicales, sociales, cívicos y políticos decentes que debemos adoptar; especialmente en este cruel escenario para los y las de abajo, de empobrecimiento salarial, reajustes salariales indignos, tributación injusta y desproporcionada, deterioro creciente de los servicios públicos de Salud (CCSS) y sociales, violencia criminal sin control, penetración del narco en ascenso, deserción educativa, desempleo juvenil, etc.