José Merino del Río
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Tampoco podían faltar los ataques iracundos de la ultraderecha y del integrismo religioso, que ya comenzaron una feroz campaña aquí en la Asamblea Legislativa contra el “sacerdote comunista” y el Frente Amplio.
Quienes conocemos a Gerardo Vargas desde hace muchos años, no precisamente en elecciones, sino en prácticamente todas las luchas que en la región se dan en defensa de los derechos de los trabajadores y trabajadoras de las plantaciones bananeras y piñeras, de los y las afectadas por el nemagón, de los campesinos, de los muelleros, de las comunidades, del ambiente y un largo etcétera que cubre de verdad dos largas décadas en las que la historia de las luchas populares en Limón están íntimamente asociadas al compromiso de la Pastoral Social de la Iglesia, dirigida por el padre Vargas. Las mujeres de Limón, luchadoras sociales con las que he participado en muchas actividades a la par del padre Vargas, pueden dar fe de las calidades humanas y del compromiso cristiano y socialista de este hombre. Precisamente por ese compromiso el padre Vargas es perseguido y fue represaliado por un sector de la jerarquía destituyéndole de la dirección de la Pastoral Social; sin embargo él nunca se ha rendido, estuvo al frente de las luchas contra el Combo ICE y más recientemente fue seguramente el principal activista y organizador de la lucha contra el TLC en Limón.
Escribo estas líneas no al calor de una posible candidatura del padre Vargas, lo cual es coyuntural y accidental y que él no está buscando, sino como sincero homenaje personal a un ser humano admirable por el coraje, la lucidez y el espíritu de compromiso y de sacrificio que le ha dado a su vida como hombre y como sacerdote. Ojalá hubiera más curas como él en el Frente Amplio, porque así nuestro partido sería más grande y fuerte en la defensa de nuestro país y de la gente más oprimida y excluida. Sé que Gerardo se decidió por el Frente Amplio porque sabe que aquí va a encontrar una casa común en la que tratamos de convivir solidaria y fraternalmente, mujeres y hombres que tenemos un compromiso con las mejores causas. Una casa siempre en construcción que requiere debate y polémica, también comprensión y tolerancia, un permanente esfuerzo de integración de la rica diversidad que estamos reuniendo y construyendo, con contradicciones, problemas y seguramente no exenta de conflictos presentes y futuros, pero pienso que si trabajamos con honestidad y absoluto respeto a las decisiones democráticas de la misma gente que está comprometida con este proyecto, creceremos y tendremos también excelentes candidaturas en todos los lugares: feministas, ecologistas, sindicalistas, comunalistas, religiosos, jóvenes, en fin, un partido en el que todas y todos los que luchamos contra este orden explotador y opresor cabemos y debemos ser escuchadas y escuchados.
Tendremos que expresar nuestra solidaridad en los próximos días al padre Vargas, que ya está recibiendo la agresión fascistoide de la ultraderecha y las amenazas de la jerarquía integrista, precisamente por este paso valiente que desde hace tiempo ha dado de militar en un partido como el Frente Amplio.